lunes, 15 de septiembre de 2014

La sinceridad en la escritura


“Mi caso no es único: tengo miedo a morir y me desgarra estar en el mundo. No he trabajado, no he estudiado. He llorado, he gritado. Las lágrimas y los lamentos me han llevado mucho tiempo. La tortura del tiempo perdido en cuanto reflexiono en ello. No puedo pensar mucho tiempo, pero puedo complacerme ante una hoja de lechuga marchita ante la cual no tengo más que penas para rumiar. El pasado no alimenta. Me iré como he llegado: intacta y cargada con los defectos que me han torturado. Hubiera querido nacer estatua, y soy babosa en mi propio estercolero. Las virtudes , las cualidades, el valor, la meditación, la cultura. De brazos cruzados, me he destrozado ante esas palabras.”
Así comienza “La Bastarda” de Violect Leduc, un libro biográfico, se encarga de prologarlo su amiga Simone de Beauvoir, de ella dice la escritora “cuando comencé a leer el manuscrito d Violect Leduc- “mi madre nunca me dio la mano” - me sentí de inmediato sobrecogida, estaba ante un estilo, ante un temperamento.
La lúcida mirada de Simone de Beauvoir es implacable con ella “Violect Leduc no quiere agradar, no agrada y hasta aterroriza (…) no es ni una ermitaña ni una exilada; su desgracia está en no conocer una relación de reciprocidad con nadie, o bien el otro es para ella un objeto, o bien ella se convierte en un objeto para él. Los interlocutores hablan frente a frente pero no se responden; cada uno tiene su lenguaje y no se comprenden. Aun en el amor, sobre todo en el amor, el intercambio es imposible, porque Violect Leduc no acepta una dualidad en la que se incuba una virtual amenaza de separación”
Me gustan las novelas en primera persona, aunque sea ficción.  Ahora que la ficcionalización de la propia biografía está en boga no estaría  de más señalar que ya existía hace muchos años, y que fueron algunas mujeres arriesgadas como esta la que le dieron fuerza y coraje al género.
Me pregunto si este auge de lo que se ha dado en llamar “extimidad”, la inclinación a exhibir la intimidad en la novela, es producto de nuestros tiempos o tal vez  sólo la causa de la extenuación de la ficción. El autor más representantito de esta tendencia es el noruego Karl Ove (“un hombre enamorado” editorial Anagrama) El autor señala “La sinceridad total no es posible, (…) pero hay una necesidad casi compulsiva de leer cosas verdaderas, (el País, 06.09.14). Debe ser cierto, ante el éxito aplastante de este tipo de novelas.
“Todo escritor que habla de sí mismo aspira a la sinceridad: cada uno tiene la suya que no se parece a ninguna” como señala en el prólogo Simone de Beauvoir. “ No conozco ninguna más integra que la de Violect Leduc”.




11 comentarios:

jonhan dijo...

El reflejo es inevitable y se convierte en cruel con la crítica, pero el escritor sigue estrellándose contra él.

Agradecida, lo leeré.

Amapola Azzul dijo...

buen alimento para el alma, un beso.

emejota dijo...

La mar de interesante.
Ahora ando inmersa en estructurar paridas y memorias diversas para legarlas a mis descendientes. Una meta que tengo desde la infancia porque no puedo dejar de escribir y comunicar aunque sea tan malamente. Besos.

ISA dijo...


Ya me leí "La muerte del padre" y estoy a medias de "un hombre enamorado". La lectura es apasionante y lenta, cosa a la que no estoy acostumbrada, que leo a velocidades de vértigo, pero es que la escritura de Karl Ove es una maravilla.
A mí me gustan mucho las biografías, cartas, memorias, autobiagrafía.... casi siempre la realidad supera a la ficción y hay escritores/as que su vida puede ser más valiosa que su obra porque en ella (en su vida) está contenida su obra también.
Creo que no he leído "La bastarda". Lo comprobaré y si es que no la compraré inmediatamente, aunque que fuera amiga de la Simonne y esta prologara sus memorias me echa para atrás. No trago ni a la Bouvier (desde que leí una obrita sobre la muerte de su madre y alguna que otra biografía) ni al Sartre. He aquí una demostración de lo objetiva que soy (jejejje): como la vida de alguien, su comportamiento, me produzca alergia y desagrado ya está crucificá.

mjromero dijo...

Me encantó la película, quizá me anime a leer algo suyo después de leer este fragmento, siempre temo las traducciones. Gracias!
Un abrazo.

LaCuarent dijo...

Creo que estamos tan saturados de irrealidad en nuestras vidas que buscamos algo que nos acerque y proporcione algo de esta sustancia

Un besote

P MPilaR dijo...

En esta parcela no cabe sino aferrarse a lo que se presume extimidad.: cotícese lo que se cotice.
No he leído , sin embargo, nada de K.
Ove. Lo abordaremos a no tardar en el Club de Lectura!

Sara O. Durán dijo...

Me interesa, muchas gracias por tu entrada. leeré lo que encuentre.
Besos.

TORO SALVAJE dijo...

Si sigue igual que empieza es de lectura obligada.

Apuntada queda.

Moisés dijo...

En el mundo en que vivimos la sinceridad es un bien tan escaso que se agradece leer un relato sincero. No conocía a la escritora pero me apunto la recomendación.

Un saludo

Anónimo dijo...

Vi la película y me queda pendiente el libro. Siempre apetece leerte.