“Mi caso no es
único: tengo miedo a morir y me desgarra estar en el mundo. No he trabajado, no
he estudiado. He llorado, he gritado. Las lágrimas y los lamentos me han
llevado mucho tiempo. La tortura del tiempo perdido en cuanto reflexiono en
ello. No puedo pensar mucho tiempo, pero puedo complacerme ante una hoja de
lechuga marchita ante la cual no tengo más que penas para rumiar. El pasado no
alimenta. Me iré como he llegado: intacta y cargada con los defectos que me han
torturado. Hubiera querido nacer estatua, y soy babosa en mi propio
estercolero. Las virtudes , las cualidades, el valor, la meditación, la
cultura. De brazos cruzados, me he destrozado ante esas palabras.”
Así comienza “La
Bastarda” de Violect Leduc, un libro biográfico, se encarga de prologarlo su
amiga Simone de Beauvoir, de ella dice la escritora “cuando comencé a leer el
manuscrito d Violect Leduc- “mi madre nunca me dio la mano” - me sentí de
inmediato sobrecogida, estaba ante un estilo, ante un temperamento.
La lúcida mirada
de Simone de Beauvoir es implacable con ella “Violect Leduc no quiere agradar,
no agrada y hasta aterroriza (…) no es ni una ermitaña ni una exilada; su desgracia
está en no conocer una relación de reciprocidad con nadie, o bien el otro es
para ella un objeto, o bien ella se convierte en un objeto para él. Los
interlocutores hablan frente a frente pero no se responden; cada uno tiene su
lenguaje y no se comprenden. Aun en el amor, sobre todo en el amor, el
intercambio es imposible, porque Violect Leduc no acepta una dualidad en la que
se incuba una virtual amenaza de separación”
Me gustan las
novelas en primera persona, aunque sea ficción. Ahora que la ficcionalización de la propia biografía está en
boga no estaría de más señalar que
ya existía hace muchos años, y que fueron algunas mujeres arriesgadas como esta
la que le dieron fuerza y coraje al género.
Me pregunto si este
auge de lo que se ha dado en llamar “extimidad”, la inclinación a exhibir la
intimidad en la novela, es producto de nuestros tiempos o tal vez sólo la causa de la extenuación de la
ficción. El autor más representantito de esta tendencia es el noruego Karl Ove
(“un hombre enamorado” editorial Anagrama) El autor señala “La sinceridad total
no es posible, (…) pero hay una necesidad casi compulsiva de leer cosas
verdaderas, (el País, 06.09.14). Debe ser cierto, ante el éxito aplastante de
este tipo de novelas.
“Todo escritor
que habla de sí mismo aspira a la sinceridad: cada uno tiene la suya que no se
parece a ninguna” como señala en el prólogo Simone de Beauvoir. “ No conozco ninguna
más integra que la de Violect Leduc”.
11 comentarios:
El reflejo es inevitable y se convierte en cruel con la crítica, pero el escritor sigue estrellándose contra él.
Agradecida, lo leeré.
buen alimento para el alma, un beso.
La mar de interesante.
Ahora ando inmersa en estructurar paridas y memorias diversas para legarlas a mis descendientes. Una meta que tengo desde la infancia porque no puedo dejar de escribir y comunicar aunque sea tan malamente. Besos.
Ya me leí "La muerte del padre" y estoy a medias de "un hombre enamorado". La lectura es apasionante y lenta, cosa a la que no estoy acostumbrada, que leo a velocidades de vértigo, pero es que la escritura de Karl Ove es una maravilla.
A mí me gustan mucho las biografías, cartas, memorias, autobiagrafía.... casi siempre la realidad supera a la ficción y hay escritores/as que su vida puede ser más valiosa que su obra porque en ella (en su vida) está contenida su obra también.
Creo que no he leído "La bastarda". Lo comprobaré y si es que no la compraré inmediatamente, aunque que fuera amiga de la Simonne y esta prologara sus memorias me echa para atrás. No trago ni a la Bouvier (desde que leí una obrita sobre la muerte de su madre y alguna que otra biografía) ni al Sartre. He aquí una demostración de lo objetiva que soy (jejejje): como la vida de alguien, su comportamiento, me produzca alergia y desagrado ya está crucificá.
Me encantó la película, quizá me anime a leer algo suyo después de leer este fragmento, siempre temo las traducciones. Gracias!
Un abrazo.
Creo que estamos tan saturados de irrealidad en nuestras vidas que buscamos algo que nos acerque y proporcione algo de esta sustancia
Un besote
En esta parcela no cabe sino aferrarse a lo que se presume extimidad.: cotícese lo que se cotice.
No he leído , sin embargo, nada de K.
Ove. Lo abordaremos a no tardar en el Club de Lectura!
Me interesa, muchas gracias por tu entrada. leeré lo que encuentre.
Besos.
Si sigue igual que empieza es de lectura obligada.
Apuntada queda.
En el mundo en que vivimos la sinceridad es un bien tan escaso que se agradece leer un relato sincero. No conocía a la escritora pero me apunto la recomendación.
Un saludo
Vi la película y me queda pendiente el libro. Siempre apetece leerte.
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