martes, 5 de noviembre de 2013

Con vivencias





Éramos tan diferentes
Tú te empeñabas en cerrar las ventanas
y yo iba detrás abriéndolas
 me preguntabas por qué la abría
En realidad, no sabía qué responder
Quizás, ver la luz
Tú, en cambio, preferías cerrar las puertas
Poner verjas que te protegieran del mundo.
yo no tenía miedo en aquella casa vieja y salvaje
Pero tú veías peligros en todos lados.
Sentí que me asfixiaba,
en aquella casa cerrada y
perfecta
que ya no reconocía.
Mis animales se fueron primero
 luego  me fui  yendo yo
Y las flores dejaron de florecer
en aquella  casa
que un día imaginé tuya y mía.

Éramos tan iguales
Dos fieras heridas
 que se atacaban cuando se encontraba en el pasillo
yo mendigando  tus caricias
que tú esparcías como un
premio o un castigo

Después fue todo
camas deshechas, habitaciones vacías,
Gritos en la media noche y
el dolor,
el antiguo  dolor de nuevo.

Entonces solté amarras
Hice mi maleta y me fui
Ojalá pudiera decir que fue para no volver
sabiendo que nunca te olvidaría

morí como  si ya hubiera muerto mil vidas
Siempre es así cuando has amado.

Un día quizás volviste
buscando a la que un día fui
pero yo ya no estaba
al menos, no la que fui
Me había vuelto  piedra
era tan fácil hacerte daño
Sólo había que decirte la verdad,
mostrarte  aquello que no viste
Mi lado bueno había muerto,
en su lugar,
estaba el lado malo
que me ayudaba  con todo ese asunto del amor

Ahora en esta piel de dinosaurio antiguo
 que es el cielo  sobre mí,
celebro la muerte del día
escucho las voces de los niños
 y miro  frente a frente
a mi  desgracia que me mira. 

8 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

Todos los que fuimos ya no están.
Y nos empeñamos en volver a ellos y a lo que vivieron.
No nos va bien...

Besos.

mjromero dijo...

Morimos y renacemos y somos tantos yos como gente nos conoce, como un prisma y cada uno conoce una de las caras y según dé la luz...
me encanta ese principio de abrir y cerrar, dentro-fuera...

Anónimo dijo...

Con vivencia , no siempre se dá en la convivencia.
Tu lápiz me acercò facilmente al desamor... Yo ya no lo llamo desgracia.
lolita pluma de Telde

Anónimo dijo...

Te recuerdo, querida Ico, que el amor y el sufrimiento son como el agua y el aceite: incompatibles. Nunca se sufre por amor, sino por deseo...

maslama dijo...

un poema muy triste, y reconocible, hablar del amor en pasado siempre resulta doloroso

besos,

dintel dijo...

Lo peor de la vida: contemplar la desgracia como nos mira.

Me ha encantado esta imagen.

Esilleviana dijo...

Al final, siempre queda algo de todo lo que vivimos, aunque sea una dura piedra que sujeta los recuerdos escritos en hojas descoloridas y apiladas en una caja del trastero...

Un abrazo poetisa :)

ISA dijo...


Precioso.