El carnaval
siempre ha formado parte de nuestras vidas. En canarias, ni aún con la
dictadura franquista, como sucedió en muchos lugares de España, desapareció.
Tal vez, porque sus inicios se debió a una necesidad de la población oprimida
que ansiaba, al menos en unos días, salir a la calle y subvertir el orden
impuesto.
El carnaval era
entonces el desorden natural de las cosas, la fiesta por excelencia donde la
gente se daba la oportunidad de ser quien no era y se disfrazaban con ropas
viejas y disparatadas para transformarse en personajes nuevos y libres, aptos para reírse de todo y todos.
El carnaval, era
también, la necesidad de subvertir los roles, la de representación del otro, la
expresión ambigua de los sexos; Los hombres se vestían de mujeres e imitaban
sus maneras por un día y las mujeres se envalentonaban con los trajes de
hombres.
En mi
subconsciente carnavalero tengo siempre presente a mi madre, mujer adusta y
seria, disfrutar mientras se vestía, embozada hasta los ojos y con voz de
falsete visitaba a las vecinas, riendo hasta llorar por su propio arrojo al no
ser descubierta ni siquiera por su propia familia.
Las fiestas del
carnaval no podían desaparecer en un pueblo castigado y pobre como el nuestro.
Las mascaritas eran el símbolo de la libertad individual a las que ningún
gobierno por muy corrupto y dictatorial que fuera podrían hacer desaparecer.
Los canarios sentíamos que el carnaval era parte de nuestra idiosincrasia, atributos
de un carácter jocoso y vitalista cuyo germen creativo jamás podría ser
desterrado por ningún estado.
El carnaval era
y seguirá siendo la expresión de un pueblo, aunque los gobernantes se apunten
el tanto y quieran hacerla un espectáculo mediático. La necesidad de alegría
justa, pero también por qué no, de revancha y protesta, de subversión necesaria
e irreverente de un pueblo sano
ante la opresión cotidiana.
Ayer, en Madrid han encarcelado a unos
actores por representar para el carnaval a jueces, policías y monjas y hacer
burla al terrorismo. La detención de la compañía de titiriteros es el símbolo
de esta España represiva y asfixiante donde gobiernan el tardo franquismo que
encarcela porque teme a aquellos que expresan lo que piensan, sin saber, pobres
mortales, que no se puede poner vallas al mar ni verjas al campo.
7 comentarios:
Creo que los canarios al igual que los gaditanos llevamos el carnaval en el ADN y donde quiera que estemos aunque no se celebre sentimos esa necesidad que comentas.
¡No sabes como lo echo de menos!
Me encanta tu disfraz
Besotes
Qué original disfraz! Muy guapa la moza de la pluma amarilla!
Lo cierto es que nunca sentí el placer de fiesta alguna. Siempre excesivamente seria, creo que me identificaria más con las danzas escocesas que marcaron lo mas bello de mi infancia.
Y qué buena foto. Muy graciosa. Y qué buen es el desorden de la natural de vez en cuando.
Saludos.
Lo de los titiriteros es propio de un estado fascista.
Qué es el estado que hay ahora mismo.
Besos.
q chula q eres, se te ve super feliz jajaja cacho de sonrisa :)
q extraño el traje, entre traje masculino y vestido jejeje muy original baby
yo convaleciente aun jajaja pero muy bien Twngo muy buen rollo conmigo misma..
q cosa mas rara lo q me paso de verdad, por no confiar en la gemte, uqerer hacer todo solo, y tener cariño solo a medias,,buf!!!
escribe morenaza q cuando escribes sobre ti estas muchos dias sin escribir :) me aburro sí no-
Q tía mas wenorra eres, haces buena pareja conmigo jajaja, q tal todo?
yo hace nada cumpli los 30 ya, jaja muy tranquila,,y sonriente, no sé q me pasa
¡Mira que tienes cualidades chulas, Nieves! Una de ellas es esa sonrisa franca, radiante, que atrae, ilumina y es un regalo que nos haces. Estás guapísima y original, como siempre. Besazo, conejera 😘😘
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