miércoles, 11 de septiembre de 2013

inventando que es gerundio



Arranca de nuevo el curso. Vuelvo de nuevo a mi antiguo centro, un CEO de chapa y aluminio en un barrio periférico Lanzarote. Sigue haciendo un calor espantoso, no bajamos de los treinta grados. Anhelo la lluvia, y el invierno que no llega. Los compañeros, profesores nuevos en su mayoría andan por los pasillos y la sala de profesores tan despistados como lo estaba yo el año pasado.
La consejería de Educación, tal como viene siendo habitual en ella desde hace unos años, nos obsequia nuevamente con más trabajo burocrático, y atareados y sufridos compañeros, andan intentando rebuscar en su mente la clave del curso pasado para acceder a las aplicaciones informáticas que les pongan al día de tantas novedades.
Desde altas instancias la orden está dada: hay que adaptar, de nuevo, (esto es como el mito de Sísifo, cada año arrastramos la misma piedra) las programaciones.  Esto quiere decir, reelaborar, redefinir, con nuevos nombres y mismos conceptos, lo que los  pedagogos tienen a bien inocularnos cada comienzo de curso. “Como si no tuvieras bastante con aguantar en las clases” oigo a alguien decir detrás de mí en el claustro. Y es que este descontento no tiene otra razón de ser que la certeza de que aquí, lo único que interesa es elevar el número de aprobados para que, en el informe PISA, no estemos a la cola de todas las comunidades.
 Sea por esta razón o porque realmente se quiere evitar el abandono escolar y el fracaso, el caso es que cada año aparecen innovadoras nomenclaturas que debemos aprender y manejar para ajustarnos a las exigencias de la Consejería de Educación. Uno no acaba de dominar las anteriores cuando ya debe olvidarlas para volver a aprender nuevas fórmulas. La sensación de ser conejillos de indias de algún iluminado pedagogo no nos abandona fácilmente. Miro a mis nuevos compañeros, encadenados a los escasos ordenadores del centro, tratando de asimilar tanta información antes de que lleguen los alumnos y ya los veo estresado y abatidos. No se asusten, les animo, “es el mismo perro con distinto rabo”
Y no es que no esté de acuerdo, a fin de cuentas, lo que nos piden es algo tan lógico que da risa, adaptar los conocimientos a la vida real, hacer las enseñanzas más cercanas al alumno. Algo en lo que creo y que intento llevar a la práctica, pero mi pregunta va más allá. ¿Cómo es posible ponerlo en práctica  cuando la mayoría del profesorado está aún anclado en el libro de texto y los contenidos de los mismos están muchas veces alejados de la realidad del alumnado? Todo esto es más complejo, claro está. Yo, por si sirve de algo, ya me he quejado aquí. Ahora es el momento de dejarse de teorías y empezar a trabajar con ellos, a fin de cuenta, víctimas y depositarios de tanto invento. 

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Sólo puedo desear a todos los profesionales de la docencia: ánimo y lucidez

Sergio DS dijo...

Cuantos recursos malgastados...

Animo y cargar con la mochila.

TORO SALVAJE dijo...

Recortes y desánimo en todas partes.

Que desesperación...

Besos.

Maga h dijo...

valiente mi amiga Nieves!!!

Que orgullosa me pone haber sabido que abrirte las puertas de mi casa era muy bien hecho, porque no me confundí cuando intuye quien eras!

Te quiero mucho

cereza dijo...

Hace poco cayo en mis manos un libro de Ricardo Moreno Castillo. Se titula: Panfleto antipedagógico. Para mi entendimiento, un alegato a la sensatez.
Leerte me lo ha recordado.
Ánimo y lucidez como bien dice Alson.

Enrique García dijo...

Como siempre: tan acertada y literaria en tus comentarios. Ánimo ya nos queda un año menos para la jubilación.

Esilleviana dijo...

"Otra cosa es que, haya una connivencia entre el gobierno y las grandes editoriales de libros de textos". Nunca había pensado en esta posibilidad, porque como muy bien explicas en tu carta al Señor Consejero, los libros de texto son totalmente prescindibles, pero también son más cómodos para el profesorado. En los dos últimos centros en los que he estado, las editoriales compran al personal con flamantes pizarras digitales por un contrato de cuatro/cinco cursos, no te parece increíble? a mí me indignó.

un abrazo y suerte

Ico dijo...

Ay Magah, qué buenos recuerdos me traes de esa hermosa ciudad de Buenos Aires, ojalá algún día pueda volver a visitarla y no sea muy tarde. .. . ahí sé que me espera una buena amiga.
Cereza leí el librillo, algunas verdades y otras muy panfletarias, pero es una visión de un profesor experimentado y esto siempre es respetable.
Esilleviana, nada de lo que me digas me puede asombrar en educación. Cuando la comodidad va en detrimento del bolsillo de los ciudadanos mala cosas es..
Un saludo a todos y a seguir en la brega..

Anónimo dijo...

bueno. si les das adaptaciones a la vida real: accionaràn botones, diràn cuatro frases en inglès, pero al cabo, todo se apagarà y se formarà una masa generalizada de cerebros grises, inertes, bajo la lluvia àcida de este paîs.

ISA dijo...


Casi todos los comienzos de "curso" son buenos.... siempre se espera que este año sea mejor que el pasado.
Sólo deseo que no te vuelques demasiado en tus obligaciones laborales, que luego a final del curso estás hecha unos trapos.
Vuelvo a mi pregunta ¿Cuándo venís a los Madrilesssssssssssssss?