Ser escritor
conlleva tener una pasión por la literatura difícil de conciliar con la vida
diaria, si alguna vez lo intentas
puede que te suceda como al escritor, Italo Svevo, quien después de escribir Senilidad, y del fracaso estrepitoso
que tuvo intentó no escribir más. Tuvo que pasar más de veinticinco años en
silencio para que reconociese que esa pasión seguía ahí, latente, incapaz de
desaparecer para siempre.
Senilidad, no es la obra de un anciano,
como pudiera parecer, pero sí la novela de un hombre acabado para el amor que
descubre que no hay más mundo que el que inventa y que la ficción rara vez
coincide con la realidad.
Esta novela,
elegante e intensa, escrita en 1898, no tuvo éxito, por lo que el autor se
retira de la literatura, quizás cansado de que su vida, como la del
protagonista, sea sólo la vida de un personaje del que no puede escapar, que idolatra a la mujer de la que se
enamora, que padece los tormentos de los celos y la posesión, que siente miedo
del amor. En fin, una interesante introspección
sobre las relaciones humanas, pero sobre todo del don o de la condena que
tienen algunos seres con imaginación para idealizar o encontrar metáforas y
símbolos en el objeto amado.
Sorjo rojo
Novela gigantesca
por su hondura y belleza, obra de arte del premio Nobel de literatura Mo
Yan. Narrativa profunda y hermosa
de una belleza aterradora, pero (¿no es acaso más cruel la guerra?) pero también
de una poesía y delicadeza inaudita.
En un continuo
vaivén temporal y técnico, el autor hilvana con hilos de seda una historia
familiar en un fondo bélico, entrelazando los recuerdos de toda una generación.
Entre el mito y la realidad se enmarca esta epopeya de la invasión japonesa
sobre China.
A quien le guste
las comparaciones, decir que me recordó a Cien años de Soledad, salvando las
distancias, por la intensidad de sus imágenes y la mezcla de realidad y ficción tan bien entrelazados. La
novela crea un mundo del que es casi imposible escapar a través de unos
personajes inolvidables y de unas imágenes
igualmente bellas y terribles.
14 comentarios:
Sorgo rojo queda apuntada para leer.
Y pensándolo bien Senilidad también.
Besos.
Ambas, a través de tus palabras, resultan la mar de atractivas. Bss.
Aunque no te haya dejado comentario, leí tus entradas anteriroes a esta.
De esta decirte que me gusta la literatura que crea mundos, el mundo del autor, algunos apasionantes, otros más normalitos...
Literatura sin límites.
Un abrazo.
Tengo el Sorjo rojo en mi lista de futuras lecturas para cuando acabe el curso, ya que me lo recomendaron. En cambio de Senilidad no había oído hablar, pero llama mi atención. Me lo anoto para un futuro.
Un beso.
del segundo tengo muy buenas referencias, y tu comentario me lo ha recordado, a ver si me hago con él
¡ah! y gracias una vez más por tus comentarios literarios, ojalá tuviera más tiempo y dinero para picotear, siempre logras despertar mi curiosidad
besos,
Maslama, afortunadamente aún nos queda la biblioteca públicas donde siempre están disponibles los mejores clásicos...como es el caso de Mo Yan,.. espero que los libros sigan siendo gratis por mucho tiempo y sólo espero que a ningún político se le ocurra algún día privatizar también estos en estos maravillosos lugares..
http://www.somostriodos.com/bibliotecas-no-quieren-ser-cementerios-de-libros/
Ya tengo Sorgo Rojo.
:P
Me ocurrió algo parecido. Después de comenzar a escribir y tras sufrir un desengaño, estuve más de diez años sin poder hacerlo. Pero por dentro no dejaba de pensar en la literatura. Hasta que un día volví. Y ahora creo que no cumpliré los suficientes años para terminar o escribir todo lo que me gustaría.
Encontré este relato de Mo Yan:
Una doctora vestida de blanco apareció en la puerta, con las manos protegidas por unos guantes de goma que le llagaban a la altura del codo, por donde resbalaba, principalmente, un reguero de gotas de sangre. El hombre corrió a su encuentro.
–¿Qué ha sido doctora?
–Una niñita.
Al escuchar que era padre de una pequeña, el hombre se tambaleó un par de veces hasta caer de espaldas, golpeándose ruidosamente la cabeza contra las baldosas, que dio la sensación de romper.
–¿Qué problema hay?– comentó la doctora. Los tiempos han cambiado y las niñas son iguales que los niños. ¿De dónde proceden los hombres si no es de las mujeres?¿O es que salen de debajo de una piedra?
Lentamente, el hombre se puso de pie, como si estuviera en trance. A continuación, comenzó a gemir y a sollozar, como si estuviera loco, y acentuaba sus llantos con gritos de reproche:
–¡Zhou Jinhua, maldita mujer inútil, mi vida se ha arruinado por tu culpa!
Sus gritos se unieron a los sonidos del llanto que se escuchaba en el interior: Gao Yang pensó que se trataba de Zhou Jinhua. La ausencia de llanto del bebé le desconcertó. Jinhua no habría sido capaz de ahogar a su propio bebé ¿Verdad?
Entre ahora mismo –ordenó la doctora– y ocúpese de su esposa y de su hijo. Hay más personas esperando.
El hombre se puso torpemente de pie y se arrastró hacia el interior. Unos minutos después salió con un fardo en la mano.
–Doctora –dijo mientras se detuvo en el umbral de la puerta– ¿conoce a alguien a quien le gustaría tener a una niña? ¿Podría ayudarnos a encontrarle un hogar?
–¿Pero es que en vez de corazón tiene una piedra? –preguntó enojada la doctora–. Llévese a su hija y trátela bien. Cuando cumpla los dieciocho años puede conseguir al menos diez mil por ella.
Gracias por tus clases de literatura gratuitas :))
por otra parte: "don o condena que tienen algunos seres con imaginación para idealizar o encontrar metáforas y símbolos en el objeto amado". Encajo en esta descripción jajaja
un abrazo :)
Siempre me gusta escucharte hablar de los libros que lees.
Gracias
Sorgo rojo me da pereza; Senilidad es otra historia. En cuanto pueda, me pongo al lío.
Sigue con ese buen gusto literario.
Me atrae mucho que hayas comparado a Sorgo Rojo con Cien Años De Soledad. Apuntada queda.
Tendre muy presente todas y cada unas de las criticas que haces de cada libro que pasa por tus manos, para mi proyecto que bien conoces....
BEsos ico
Tara
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