domingo, 3 de octubre de 2010

soy yo




Lo peor de todo es que ni siquiera soy yo. Si, no me sonrías. No soy yo, Victoria Ocampo, la que ella me piensa. No. No voy por la Rue Magenta de Paris y camino, sino que ella desde su escondite de marfil, desde su distancia, me piensa caminando por este callejón, los pies congelados. Y aún cuando lo hago en francés me escucha y se sonríe diciendo, te oigo sin palabras.
A estas horas sólo hay árabes desapareciendo tras los portales oscuros con chicas cada vez más jóvenes y algún apresurado comerciante con mirada aprensiva que sujeta fuertemente la cartera. Saludo a algunos que ya me conocen y que dormitan entre cartones en los bancos de la Republic. Abren los ojos a mi paso.
Lo sé. Estoy demasiado sola. Pero no he podido recuperar aún la confianza necesaria en esta especie desconfiada por naturaleza. Un borracho gimotea entre el vómito y la orina. Un perro le lame los pies. Me hundo en el metro, me dejo arrullar por el estruendo de la máquina para no oír mis pensamientos, para no oír los gemidos del borracho.
Pronto serán las doce y tendré que volver al hospital. Camino despacio por Mülweg, y Garten Strasse apoyando la mano en el costado, temiendo que se me abran los puntos y la herida. Nadie se ha percatado de mi ausencia. La señora que duerme a mi lado insiste en saber dónde he ido. Disimulo con un gesto como si no la entendiera. A dar una vuelta le respondo.
Tengo sueños en la que soy la que te dice que no eres tú, la que ha sido demasiado tarde. Discuto con la enfermera por el mero placer de dialogar. La acuso de racista por servirle a la señora té y a mi no. Me mira de reojo con un profundo gesto de inquina en sus ojos. La inactividad me vuelve malvada. Me aburro. Duermo todo el día, anestesiada, midiendo los días que me faltan. Mi hermana me llama por teléfono. No es nada, le respondo. Sólo que se me indigestó Alemania.
Ando siempre escapando. Es fácil salir fuera. Todas las puertas están abiertas. Sólo hay que mezclares entre la gente, poner cara de normal y atravesar el umbral como si nada. Si en el parking te aguarda un coche y sientes la libertad apretada con fuerza a tus bolsillos, apresúrate y escapa. Cuando los ojos, ya vueltos hacia atrás, siento la urgencia de volver, lo hago.
Tú, en cambio, siempre preferiste las cosas seguras, ancladas. Te deba miedo desprenderte de las cosas como si ellas te sostuviesen y cuando descubriste que ni yo misma era estable te fuiste. Aún así te niegas a irte y mi corazón recorre las calles donde una vez fuimos felices. La perra quizás haya muerto de vieja. Alguien me dijo que la vieron coja acompañando a un ciego por la calle Minas. Quizá ella también se cansó de seguir nuestro rastro por las calles de Madrid.

12 comentarios:

Rosario Libertad dijo...

sigue esa senda, Extrajera ;)

LaCuarent dijo...

Me gusta como pones en palabras sentimientos
Un beso

mjromero dijo...

qué bueno. Este monólogo interior, este desdoblamiento del yo. Me ha encantado.
abrazo.

emejota dijo...

Solo se me ocurre exclamar, artista!!! Un abrazo.

yosune dijo...

Que chulo¡¡¡ hace tiempo que no te visito pero sigo por aquí¡¡¡¡
Me gusta mucho el relato, la búsqueda y la huida... umm¡

Besinos¡¡¡

alejandra dijo...

Me encanta los relatos de tu extranjera... Eres la mejor.

Belén dijo...

Cada uno sigue su propio camino, solo espero que cada uno no moleste a los demás...

Besicos

TARA dijo...

Continua la extranjera su camino... me encanta!!

Besos

Raimundita dijo...

Dando mil vueltas he llegado a este blog y qué grata sorpresa. Vendré a menudo sin duda.

la cocina de frabisa dijo...

Una historia muy viajera!!!

Al final, lo peor es que la cabeza la llevamos con nosotros vayamos donde vayamos.

un besito, Ico

A.Aguirre dijo...

buen post, te invito a mirar el mio. saluditos

oliva dijo...

Qué modo de deambular y vagar por toda Europa, desde Francia, Alemania a Madrid... me gusta la comparación de una enferma con un herida abierta, sin cicatrizar, de un amor sin cerrar. Sentirse extranjera, foránea y extraña ahora que Sarcozzy (no sé si se escribe así) ha puesto de moda, expulsar y desterrar a todos aquellos que no les guste o le den prestigio...en nuestro mundo sin la compañía de la persona en la que pensamos.

Me gustaron mucho tus palabras.

saludos.