La consejera de educación y cultura ha inaugurado una sede en Madrid para que los canarios expresen allí su arte, “una mezcla de queso, vino gofio y tecnología, sin complejos“ según sus palabras; de lo que se deduce que eso es para ella la cultura canaria: una mezcla de folklorismo y nuevas tecnologías, sin complejos. Me pregunto a qué o a quién van a promocionar en Madrid si la cultura no la generan aquí. Que digo yo que primero tendrá que existir para ser promocionada.
Las subvenciones, se destinan para el maquillaje de una gestión nula o para congresos, festivales y demás ferias donde el personal de la administración se da, con la excusa de representar a no se sabe bien qué la vida padre entre fiesta y fiesta; ya sea para la promoción del gofio en la china o el calamar sin tinta en Polonia. El dinero sobrante es para dietas, viajes, y demás representaciones con gastos pagados a todas las ferias existentes desde Mongolia a Tanzania, pasando por Pekín.
Una partida importante va a la televisión autonómica, que pagamos todos y a quien se destina, la otra parte, para así, hacerla a su antojo y medida de su cerebro. Si no miren lo que ha aparecido en la prensa esta misma semana: la tele canaria anda buscando canarios con micropenes como última oferta cultural. Y lo curioso es que aún no ha aparecido ninguno, oiga, que por aquí el personal va bien surtido, y sino que se lo pregunten a sus señorías que andan con risotadas tabernarias, ellos tan machos, ante los ripios machistas de un compañeros de filas a una diputada socialista. Ellos sí que tienen lo que hay que tener.
Casos y cosas de la República Bananaria, más cultura y menos representación. Que educación también es cultura, justo la necesaria para no sucumbir y confundir los micropenes con los microcerebros.