jueves, 30 de julio de 2015

Que sabes que la pretendo


Que sabes que la pretendo
ya lo intuye
Permíteme
si a usted le place
no competir en versos
que en años ya le  supero  
No es un reto lo que le lanzo
Sino un denuedo
Su vocabulario no me alcanza
¡Quiebros para qué os quiero¡
Es usted bella poeta
Del ingenio la hacedora  
Del desamor gargóna furiosa
Pese a ello
Su pasión infernal no me espanta
¡va de reto¡
que más altas torres escalé
y de todas ellas caí.
Pero permítame
que me retire
Con cautela
pues en su versos
mantis suprema se muestra
y en el cortejo
con la presa
se deleita refinada
antes de devorarla con premuera.
Repose el alma dormida
Avive el sexo y despierte
Intocable
etérea
o carihuela
que ni yo soy la monja alférez
ni usted una bucanera
Dejémoslo pues
en un ideal d’amour
que nada se anhela más
que lo que no se tiene
Saboreemos pues
estos instantes
que después de fugaces
dulzuras

todo se vuelve tontura .

jueves, 9 de julio de 2015

Dos pestañas y un deseo


Pasábamos en medio del barranco,  sorteando las ensortijadas aulagas y las pencas del camino. Conversábamos de todo un poco. Había una seguridad en las sentencia de la niña de niña de nueve años que sólo la inocencia puede contener
-       ¿Qué te parece como está quedando la casa ahora?-le pregunté cuando sentí que llevaba un rato callada.
-       Estaba pensando lo mismo ahora- me respondió abriendo mucho los ojos.
-       Tengo telepatía, te leo el pensamiento- respondí.
-       Yo también- afirmó convencida. Luego después de un momento dijo- Nosotras tenemos suerte. Todo lo que pensamos se cumple.

-       ¿Sí?-  Pregunté divertida.
-       Sí- dijo la niña con convicción- Una vez soñé que volaba, me encantaba volar. Entonce me quité una pestaña y pedí un deseo: volar. Y al día siguiente vino mi tío a mi casa y me levantó en brazos en el aire y era como si volara.
-       ¡Vaya qué bien¡
-       ¡Y tú ¡¿Qué quieres para ti ?– me preguntó con la mayor naturalidad.

Suspiré. Tenía el día melancólico. Hacía mucho calor.
-       Alguien que me quiera y a quien querer- dije sin mucho entusiasmo.
-        Uhmm… - eso es muy difícil te tienes que quitar dos pestañas por lo menos.
Sonreí.
-       ¿ Dos?

-       Sí, por lo menos- dijo con total certeza.