El hombre perro
fue domesticado desde tiempos inmemorables para trabajar y obedecer. Por esta
razón jamás cuestiona ni entra en conflicto con su amo.
Nació para servir
y ser fiel a la correa que le ata.
Cree que el mundo está dividido entre perros y amo y que nunca nadie podrá
hacer nada por cambiarlo.
Pan y circo, en
dosis más breve la primera que la segunda, es el sustento de este perro casi
hombre o hombre casi humano que se desloma cada día trabajando.
Anhela la
llegada de los días festivos para tirarse, pies alzados, mente acrítica, y
doparse un poco más frente a la televisión diaria..
El hombre perro
es la pareja perfecta de la mujer coneja, ambos son fieles servidores del sistema
que los utiliza convenientemente como mano de obra barata o como paridoras,
según convenga.