lunes, 9 de febrero de 2015

El hombre perro


El hombre perro fue domesticado desde tiempos inmemorables para trabajar y obedecer. Por esta razón jamás cuestiona ni entra en conflicto con su amo.
Nació para servir y ser  fiel a la correa que le ata. Cree que el mundo está dividido entre perros y amo y que nunca nadie podrá hacer nada por cambiarlo.
Pan y circo, en dosis más breve la primera que la segunda, es el sustento de este perro casi hombre o hombre casi humano que se desloma cada día trabajando.
Anhela la llegada de los días festivos para tirarse, pies alzados, mente acrítica, y doparse un poco más frente a la televisión diaria..
El hombre perro es la pareja perfecta de la mujer coneja, ambos son fieles servidores del sistema que los utiliza convenientemente como mano de obra barata o como paridoras, según convenga.



viernes, 6 de febrero de 2015

La mujer conejo



Esta especie abunda por todos lados y se  reproduce como una plaga bíblica.
La mujer conejo se quiere a si misma por encima de todo, por esta razón, su principal interés es reproducirse para mantener su propia especie y dar al mundo nuevas conejitas que repoblarán la tierra de seres fatuos y acéfalos. Así hasta el infinito.
 Siempre dispuesta para el hombre perro pasa sus días y sus tardes en acicalar su hocico y prepararse para el apareamiento. Sus ojos libidinosos  que sólo apuntan esta idea fija la delata.
La mujer conejo sabe siempre lo el hombre perro quiere. Detesta pensar y prefiere que todo se lo den hecho. Utilizada durante generaciones como criadero para la guerra ha asumido que su rol reproductor es innato o por naturaleza.

Son enemigas de las mujeres libres porque conocen sus intenciones y le afean su egoísmo. Ella prefiere no ser, acaricia su pecho mamador y ensalza este como justificación de su existencia.

lunes, 2 de febrero de 2015

El fauno


El fauno es andrógino, no es ni hombre ni  mujer.
El la exaltación de la vida misma.
Se es fauno o no se es.
Sus cuernos, su fuerte vigorosidad, y su delicado aspecto animal y humano representa al  hombre/mujer salvaje que todos llevamos dentro.
El fauno cuida la tierra y tiene el don de los animales. En los bosques corretea persiguiendo a las doncellas y a los jóvenes que seduce con requiebros secretos. Hay un candor inocente en su mirada, en la luz que cae sobre su piel que lo vuelve atemporal, sin edad precisa.
Sus formas sensuales y su piel de terciopelo destella en medio de la noche alunada.
El fauno te llama, te mira con sus ojos dulces y bovinos. Entonces comprendes que no puedes ni quieres  escapar a su influjo.


Escultura de Ana Liliana Pérez (Exposición en el Círculo de Bellas Artes de Tenerife)