domingo, 29 de junio de 2014

Otra y la misma



Tendríamos que tener la posibilidad de vivir muchas vidas. Con una no basta.  Poseer la alternativa de poder ser otra y la misma. Algo así como que existiera una realidad paralela, un mundo alternativo y divergente, en alguna parte.
 Me ocurre pensar esto siempre que estoy a punto de trasladarme al otro continente, y comienza a rondarme por la cabeza la idea absurda de que en el otro lado, al igual que aquí es verano y allí invierno o allí es noche cerrada mientras aquí amanece,  yo puedo ser yo y mi contrario.
En ese otro continente  me espera  la otra parte de mi que aquí desaparece, como si uno pudiese elegir e ir en busca de su reverso. Este pensamiento del universo alternativo donde  soy otra y la misma, me embarga durante días sabiendo que nada va a ser igual ni lo mismo que de donde vengo.

Pienso si todos no deberíamos viajar algún día al otro lado, tener la posibilidad de conocer nuestro envés y reverso, o al menos  aquellas persona curiosas y poliédricas para quienes una sola vida no es suficiente.

domingo, 15 de junio de 2014

Sed de lava




Tierra quemada




Lengua de fuego


Manto de fuego petrificado





corazón de la tierra
tierra quemada


 Aún reverdezco
 sobre la tierra del fuego


jueves, 5 de junio de 2014

La gente tiene ganas de creer




 Yo no sé tú, pero yo veo que la gente tiene ganas de creer. La gente digo,  gente corriente como tú y como yo que anda por la calle o por la red. No los jóvenes siempre fervorosos y dispuestos al idealismos. No, también, pero ayer sentí que éramos muchos los que queríamos. Cómo te lo diría, me dio un subidón, estar allí tumbada en el suelo del salón de actos de la Facultad de Magisterio, repleta hasta los topes de gente que venía, como yo a conocer, a preguntar, a saber de qué iba aquello. Y me dio un subidón de adrenalina, digo, como igual me había dado un bajón minutos antes subiendo por Bravo Murillo y viendo tanta policía, y a unos  muchachos con pancartas contra las prospecciones petrolíferas y la policía pidiéndole la documentación. Y aquel salón de actos fue por unas horas la cueva  donde nos refugiamos los últimos creyentes, digo, gente como tú y como yo, que aún tiene recuerdo histórico o que quizás intuyen que algo se está perdiendo irremisiblemente. Y allí supimos que las Palmas había sido la capital de provincia donde Podemos obtuvieron mayor número de votos, mayoritariamente en barrios históricamente humildes como la Isleta. Y eso fue como tomarte dos copas de vino y ver todo un poco más vivo, porque  aquella gente, como yo misma, se había sobrepuesto de  la apatía de quedarse frente a este espejo egotista y ruidoso de internet y bajar a la calle. Y por unas horas, sentí que toda aquella muchedumbre caminaba hacia un mismo lugar.
Las Palmas, ciudad adormecida donde las haya, parece que despierta, porque entre aquella multitud de hombres y mujeres, jóvenes, ancianos militantes de izquierdas, anarquistas, republicanos, sindicalistas, que pedían honestidad, horizontalidad, asambleas, estaba la ilusión.
Al final una mujer, que llevaba más de una hora con la mano levantada pudo hablar y preguntó:
 Y ahora qué hacemos. Yo he venido aquí a trabajar, a participar y quiero saber cuál es el siguiente paso, quiero saber qué puedo hacer  yo por mi parte.

Y fue como ponerle el cascabel al gato.