martes, 18 de noviembre de 2014

Quién dijo qué



Ultima hora de clase. 1º de la ESO.  Es la hora de la lectura.
Ernesto:  ¡que no me mires ¡
Profesora: ¿ Qué pasa Ernesto?
Ernesto: que me está mirando.
Profesora: y qué hay de malo en que te mire.
Ernesto: no quiero que me mire. Me está mirando todo el tiempo.
Profesora: No hay nada de malo en que te mire.
Ernesto: Es que no quiero que me mire, está todo el día mirándome y yo no soy gay.
Profesora: ¿ Qué tiene que ver eso ahora? Ponte a leer, anda.
Ernesto está enfadado. Es un niño problemático, disruptivo como se dice ahora, desinquieto como decíamos antes. No puede estar un segundo tranquilo. Siempre debe estar haciendo algo,  raspando la mesa con un scooters, limando la goma con la hoja  del afilador que ha desmontado, rayando las hojas, tirando bolas de papel a los compañeros. Todos menos atendiendo al profesor. Es incapaz de centrarse más allá de dos segundos en una sola tarea.
 La conversación no iría más allá si Albe, la niña a la que mira fuese una niña normal. Pero no lo es, Albe es realmente Alberto. Pero desde muy pequeña supo que su cuerpo le traicionó porque  ella se sentía  y era una niña. Albe es una alumna modelo, inteligente, educada, trabajadora, amable, motivada.
La niña agacha la cabeza y continúa en silencio la lectura. No debe ser la primera ni será la última vez que alguien la agrede de aquella manera sólo por el simple hecho de ser diferente. Albe tiene sólo doce años pero su templanza  y saber estar son todo  un ejemplo de una educación sólida y segura por parte de sus padres y seguro del apoyo de la escuela.  Su cuerpo de niña es menudo, agraciado, como el de cualquier niña de doce años.
Cuando toca el timbre llamo a Eduardo a mi mesa.
Profesora: ¿ Por qué te comportas así con Albe?
Eduardo: porque me está mirando todo el día y no me gusta. (llama a Felipe que observa la onvezación a lo lejos) ¿A que siempre me está mirando.?
Profesora: ¡Eh ¡ Estoy hablando contigo, deja a Felipe en paz y mírame¡  si te miran es porque te ven guapo o simpático..¿ Qué hay de malo en eso? ¡Dentro de unos años vas a querer que todas las chicas te miren.¡
Eduardo: ¡pero no me gusta que me mire él¡
Los alumnos van saliendo.  Albe se ha quedado rezagada en el pupitre recogiendo sus cosas.
Profesora: Eduardo …¿ Sabes que haces daño siendo así con ella?
Eduardo: (levantando los hombros): sí
Profesora:  Y ¿Por qué lo haces?
Albe se acerca, tímida.
Profesora: Albe, ¿ Por qué crees que hace Eduardo esto contigo.
Albe: No lo sé, siempre se esta metiendo conmigo. Hoy, en el recreo, en la cafetería se coló delante de mí, me empujó y se puso delante.
Profesora: ¿ Por qué eres así con ella?
Eduardo: porque es un pringao, yo no sé porqué él quiere ser así,  ser un marginado y que todo el mundo se ría de él. Yo no sé cómo quiere ser así..
Profesora:  Así. ¿ Cómo?  Yo la veo una buena alumna, una chica inteligente, guapa.
No veo que nadie se ria de ella. Yo sé que tú eres un chico sensible, y sabes que haces daño, quiero que pienses por qué lo haces, ponte en su lugar, sólo te pido eso. ¿Cómo crees que se siente ella?
Eduardo:  (cabizbajo) mal.
Profesora.. ¿Eres capaz de ponerte en su lugar?¿ Tú crees que se elige?
Eduardo: ¡Sí¡
Profesora: No. No se elige.
Albe es un ejemplo resiliencia, como se llama ahora, de saber superarse a las adversidades y sacar de ellas un aprendizaje positivo. Me admira que sea tan pequeña y ya esté tan segura de lo que quiere y lo que es. Albe es un  portento de inteligencia, civismo y madurez. Tiene sólo doce años y ya lleva acarreado siglos y siglos de sufrimiento.
Esto va por ella y por todos esos niños y niñas que desde tan pequeño saben luchar y sufrir por su dignidad como ser humano más allá de los límites de los géneros.


Los nombres están cambiados pero la situación me ocurrió hoy en clase .

lunes, 10 de noviembre de 2014

La escondida

 Nos detuvimos a descansar en la Playa del Puerto antes del embarcar.
 La playa estaba desierta y las gaviotas revoloteaban en la orilla
Me acerqué hasta ellas para fotografiarlas.
 Pero emprendieron el vuelo asustadas
El barco que nos llevaría de vuelta se acercaba a lo lejos.


Las huellas en la arena se borrarían cuando el mar subiera.
 La nostalgia del que se va.

Fuerteventura:  La desierta, la escondida.
De nuevo, rumbo a casa por el mar... si hubiese un puente que uniera todas las islas....

 El barco avanzaba lentamente y  parecía que entraría en la orilla.
 a por nosotras que no queríamos volver.


Finalmente dio la vuelta para entrar en el muelle.