El verano pasado fui a Noruega
con un grupo de amigo, nuestro viaje acababa en los fiordos en una casita rural
al borde de una montaña. El paisaje era tan idílico como se puede uno imaginar.
El viernes por la tarde nos encaminamos al supermercado a
comprar cervezas y vino para festejar la vuelta a las islas, hacerlo en
cualquier bar sobrepasa mucho nuestro escueto presupuesto. Pero ocurrió un
hecho que nos dejó a todos maravillados.
Cuando fuimos a pagar en la caja del supermercado el cajero nos arrebató
las cervezas como si fuésemos ladrones y nos dijo en un somero inglés que
estaba prohibido comprar bebida y consumirla desde el viernes tarde hasta el
domingo. Asombrados ante esta reacción preguntamos por qué. La ley era así. No
sabíamos si reinos o llorar. Recuerdo que hablamos sobre lo retrógrada que era
aquella ley y lo que nos chocaba con la imagen que teníamos de los suecos y
noruegos. A fin de cuentas, ellos eran los que habían traído la libertad sexual
y el destape a nuestras costas y playas. De vuelta a la casa miré sus bonitas
viviendas de madera y pensé en lo poco que conocíamos a aquella gente .
No sé porqué cuento esto, o sí.
Este libro las hijas de Hanna está
escrito por una sueca, Marianne Fredriksson y no podía ser de otra manera. No
lo recomiendo, el libro no me gustó, me pareció pesado de leer, lento y con un
argumento débil que no aportaba nada nuevo a la eterna cháchara de las
transmisión de madre e hija y de las dificultades de comunicación entre ellas.
Narra la vida de tres mujeres, de
distintas generaciones abuela, madre e hija. Novela hecha para mujeres, algo que detesto, llena de
clichés y estereotipo, muy al estilo
Marcela Serrano y demás féminas escritoras que creen aportar algo al género
femenino.
Así que, sabiendo ya de antemano que esta entrada no gustará
a más de una, me excuso diciendo que si algo valoro en la novela es el poder de
sorprenderme y la capacidad de usar el lenguaje con maestría, ambas cosas
ausentes en la novela. La narrativa en este caso es burda, a hachazos, y
ramplona y sin una pizca de poesía, muy del género Best Seller, claro que si
llego a saber que era este su género no hubiese esperado tanto de ella e igual
me hubiese gustado más.
Sí, vale, ha sido traducido a más
de veinte idiomas y ha sido uno de los libros más vendidos en los países
nórdicos, bueno y qué, son gente muy rara, sino piensa en el incidente de la
bebida, .. luego vienen aquí a las playas y se ponen como gambas sin salir de
la piscina en todo el día y
atiborrándose a cervezas, en fin.
Que lo lea quien quiera, yo
aviso, no es una gran literatura, ni media, los nórdicos destacan en lo que destacan,
en las novela negra, algo que pega más con el ambiente frío, cerrado y
pueblerino de esas tierras. Si la genética y lo no dicho condiciona en parte a
la persona, como defiende la autora, habría que preguntarse cuánto condiciona el
ambiente y el paisaje a la hora de
crear una buena novela.