Un día serán hombres y mujeres, hoy son niños, sentados frente a mi, expectantes. Tú en el teatro de la vida los miras y te preguntas qué puedes enseñarles que les sirva, que les ayude en su proceso de crecimiento. Piensas en ti, en qué fue lo que te salvó o te hizo ser lo que eres.
Primera pregunta metodológica: partir de ti misma como modelo para ser honesta con tu trabajo, sabiendo que no importa el qué sino el cómo.
Media mañana, calidez en el aula. Una carita te mira esperando, titubeas. Quizás…
Otro rostro parece desganado. Que no pierdan el interés, piensas mientras meditas en que medida tu asignatura puede serviles de instrumentos para sus vidas.
Piensas: la creatividad, el uso de la imaginación, que puedan encontrar siempre soluciones alternativas, divergentes para resolver conflictos. Sí, la creatividad, esa arma cargada de futuro.
Entonces los pones a pruebas y compruebas con decepción que no son capaces de poner en práctica ese ejercicio de libertad que es la imaginación, que no son capaces de inventar, de despegarse de san google. Prefieren copiar, ser dirigidos, memorizar, nada de pensamiento divergente, nada de creatividad.
Hablas con E acerca de si no serán los medios audovisulaes los causantes de esa apatía, de esa desgana ante el acto de enfrentarse ante un papel en blanco y dejar discurrir la imaginación por cauces nuevos.
E dice que son los valores que se han perdido, los padres ya no son los mismos, hemos pasado de una autoridad estricta a permisividad peligrosa. Coincidimos en que no son los medios audiovisuales los negativos para la educación sino la poca supervisión que hacen los padres de los mismos. Esa misma mañana tengo una prueba de ello.
- ¿ Qué te pasa? ¿Estas cansado?- Le pregunto a Samuel
- Sí- responde.
- ¿A qué hora te acostaste anoche?
- A las dos.
- ¿ y eso?¿ Jugando a la play?
- No, viendo la tele.
- ¿Pero hay tele a esa hora?
- Claro en el canal XXX.
- Y tú madre dónde estaba a esa hora.
- Trabajando.
- ¿Y tu padre?
Mueca del alumno. Silencio.
-¿Están separados?
-Sí.
-vale.
Mimetismo, 1960, óleo. De la pintora Remedios Varo