viernes, 29 de abril de 2011

El tiempo huye

l


Cuando entró en aquél bar los pies le temblaban ligeramente. Y no era para menos, iba el encuentro de la mujer de su vida y apenas tenía una hora para convencerla de ello. Con una sonrisa ladeada y nerviosa se sentó frente a la camarera de aquel bar

-Qué tomas- le dijo.

- Una cerveza- respondió con apenas un hilo de voz.

De pronto no supo qué hacer con sus manos, miraba a la mujer de la barra, su mirada se deslizó por su espada morena, entallada en aquel vestido azul y naranja. Sintió que su corazón se volvía tan blando como plastilina. Agradeció que el bar estuviera semivacío y que la música sirviera de pantalla para decir lo que tenía que decir. La camarera vació la cerveza en medio vaso, mientras, ella contemplaba absorta sus dedos finos, sus manos morenas, sus uñas tan cuidadas como siempre. Ascendió hasta sus pechos generosos, su cuello, su boca que sonreía. ¿La reconocería? Sabía que ese instante era definitivo, concluyente. Por un instante se miraron profundamente. Ella preguntado con los ojos lo que no se atrevía a decir con la boca. Por un momento pareció que…

-¿unos manices?- le dijo sonriente la camarera.

- Sí gracias.

La mujer que no sabía dónde colocar sus manos, sintió como su estómago se le encogía de repente. Miró a su alredor, un hombre visiblemente borracho bebía y fumaba en una mesa. Recordó con satisfacción que en ese tiempo aún no había llegado la ley antitabaco a España. Buscó nerviosa en el bolso el paquete de tabaco. Rebuscó el mechero entre las mil cosas que llevaba en su bolso, siempre era un desastre para encontrar cosas en el bolso. Observó un segundo a una pareja de enamorados que, acaramelados en una mesa al fondo, se miraban a los ojos. Pero ninguno de los dos fumaba. La camarera pareció leerle el pensamiento y la luz del mechero encendió su rostro, sus ojos brillaron de curiosidad.

- Lucía - dijo.

La camarera la miró desconcertada.

-Sí, me llamo así. Me ¿conoces?

-No imaginas cuánto. Respondí.

-¿Sí? ¿Y de qué?

Ahora desconfiaba, pensó, conocía cada matiz de su voz, cada inflexión.

- Es difícil de explicar, acertó a decir -Sonreí.-Tú también me conoces a mí.

-¿A sí? ¿Pues no recuerdo, corazón.

Entonces supo que tenía que explicarle, que ella odiaba las imprecisiones, que era excesivamente susceptible con todo lo referente a su persona.

Nos conoceremos mejor en el futuro, pero entonces será demasiado tarde, ensó, pero aquello no se lo podía decir ahora, o pensaría que estaba loca.

-Es importante que me creas, Lucía.

La mujer se acercó un poco más, casi rozaba su rostro.

-Te conozco tanto como tú a mí. Debes creerme. Te quiero como nunca he querido a nadie, con un amor desesperado, desgarrado y tierno.

La camarera dio respingo.

- Ah bueno. ¿Cómo así, corazón?

Aquello iba de mal en peor, cuando ella decía corazón, no era sincera, conocía tan bien todas sus expresiones.

-Escúchame, no estoy borracha, ni loca, ni colocada, apenas tengo una hora para explicártelo todo, y no sé si podré, sólo puedo decirte que debes dejar esto Lucía o luego será demasiado tarde.

La camarera nerviosa se había puesto a limpiar los vasos ya brillantes de por sí.

- ¿Dejar el bar? ¿Tarde para qué? Señora, me da que usted se confunde.

- No. Escúchame. Este bar que acabas de coger, te traerá problemas, conocerás a mala gente, perderás la fe y las esperanzas en todos y te irás, luego conocerás a otra persona, pero volverás y ya será demasiado tarde, porque entonces tú te irás para siempre.

-No entiendo, mijita, dejar esto, y de qué vivo, corazón.

- En el futuro habrás querido no estar aquí, respondí, tú me lo dirás varías veces. Por eso, si dejas esto ahora, quizás tengamos una posibilidad en el futuro.

-Hablas raro, cosas que no entiendo. Yo nunca la he visto a usted, ni sé de qué me habla. Conoce usted mi nombre, pero yo no sé porqué viene con esos cuentos.

La mujer de la barra se llevó las manos abierta a la cabeza, se cubría el rostro. La voz se le quebraba ya.

- Lucía, escúchame, es importante que lo hagas, nos vamos a conocer y a amarnos en el futuro, dentro de tres años, ahora no me conoces, pero luego será tarde… Nuestro amor será un gran amor, pero un amor imposible si sigues aquí, porque cuando yo te conozca ya te estarás yendo.

- Se confunde usted -respondió ofendida la camarera -a mi no me gustan las mujeres.

Entonces recordó que aquél bar no era de ambiente, que Lucía nunca estuvo en esa época fuera del armario, que negaría todo lo que le dijera. Se sintió mareada, con una angustia creciente en la boca del estómago.

.De pronto comprendió que su esfuerzo era inútil. Aquello no iba a dar resultado El tiempo no se reinvertía aunque ella hubiese entregado su alma para poder hacerlo. Era imposible intentar cambiar el pasado, prevenir el futuro. Sólo el deseo desesperado de salvar su partida le había hecho hacer aquel viaje loco, aquél intento suicida. Con amargura comprendió que ella nunca le creería.

No obstante, podría haberle contado toda su vida, con toda suerte de detalles, porque ella se la contaría tres años después, cuando ya no hubiese remedio. Pero aquello tampoco serviría. Lucía, la camarera que la miraba de hito en hito, desconfiaría aún más de aquella mujer loca de la barra con los ojos encendidos que le declaraba su amor y le pedía que dejara el bar.

Como una punzada, como la flecha lanzada, la palabra dicha, el tiempo no vuelve hacia atrás, ni da nuevas oportunidades. Ella se iría para siempre, eso era lo único cierto y concluyente, y esta fría soledad que recorre todos los tiempos, que va y regresa, que vuelve y se queda, siempre igual, siempre nueva.

16 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

Jo.
Me ha gustado mucho.
Me ha sacudido esa vuelta al pasado y esa dificultad insalvable para rehacer el futuro.
Precioso.

Besos.

Belén dijo...

Vaya, me has dejado con ganas de saber más...

Besicos

Anónimo dijo...

¡¡¡ CIERTO!!! pocas veces se da una segunda oportunidad y más en cuestión de amores.

Me supongo que todos hemos dejado pasar oportunidades que recordamos desde nuestra soledad.
Pero..¿ha sido mejor o peor? ...Nunca se sabe, nuevas soledades, nuevo amor....Lo cierto es que si yo fuese Lucia también me causaría “reparo” esa mujer que sabe tanto de mí y de mi vida; aunque supiera que me lo dice con todo el amor que es capaz de sentir.
¿salir del armario?pues todo dependerá del cerrojo que se tenga puesto y de la habilidad del “sereno” o “serena” en abrir.....si no..un buen cerrajero o cerrajera abre todo tipo de cerraduras.
Nuevas felicitaciones Ico. El relato una maravilla.

La Bohème

mariajesusparadela dijo...

Preciosa historia en la que pasado y futuro están presentes.
Ese precioso cuadro lo vi adornando una historia de Isabel en el blog "el cobijo de una desalmada".
(La historia nada que ver con ésta)

Concha es Bastet y Xiâo Mao. dijo...

-"El tiempo no se reinvertía aunque ella hubiese entregado su alma para poder hacerlo. Era imposible intentar cambiar el pasado, prevenir el futuro."-

¿Cuánto desespero sufre, quién entrega su alma, por un amor perdido en el ahora?.

Pienso y no sé, si lograría vivir el "mal" presente, sin la angustia de un bonito futuro. (Siempre, será un interrogante).


Concha

Lena dijo...

El tiempo.

Un verdugo borracho.

(Me emociona que te emocione, Ico. Yo amo esa isla. Y a la isla que está detrás del río también).

TARA dijo...

Ojala se pudiera volver al pasado para reparar los daños del presente y cambiar así la trayectoria de la historia, pero entonces quien te dice en este presente “modificado” se habrían conocido, y no habría historia que salvar...

Besos

Anónimo dijo...

Ten cuidado con lo que deseas, Melpómene.
Podría cumplirse...

(No sé por qué la gente rehúye de la ciencia ficción. Cuando está bien hecha puede despertar pasiones. Feliciades una y otra vez).

Mari Triqui dijo...

Ummm, me ha gustado!!
Ojalá pudiéramos hacer un pliegue en los sentimientos o en el tiempo de quién nos enamoramos, y no se enamora de nosotros, para tenerlos cerquita...
Lo de tu pareja de enamorados no es casual, jajaja, seguro! Siempre que se anda jodida de amores hay cerca una pareja de enamorados que, acaramelados en una mesa al fondo, o dónde sea, te recuerda lo que no tienes.
Besitos

Anca Balaj dijo...

Pues por suerte no se puede cambiar el pasado. Sería un desastre que todas fuéramos volviendo para atrás, cambiando las cosas a nuestro antojo. No nos pondríamos de acuerdo sobre lo que hay que cambiar, nos cruzaríamos con los distintos cambias hechos por cada cual... En fin, un desastre.

almena dijo...

Incluso parece que ya es posible el viaje en el tiempo, hacia adelante y también al pasado pero sin poder influir en él...

Pero no hablamos de avances de la ciencia sino de un precioso texto como el que has escrito.

Un abrazo, Ico y feliz fin de semana

Esilleviana dijo...

qué placer es leerte, de veras.

no sé qué escribir, profesora. Que es una delicia beber tus palabras, sabias y bien planteadas, que lo que se va nunca regresa como se marchó, que al retornar en forma de recuerdo, produce un gran bienestar a pesar de la irrealidad...

un gustazo.

salud

mjromero dijo...

Es cuestión de posibilidades y el tiempo vivido es líneal. Claro que la imaginación salta todos los límites temporales y entonces todas las posibilidades están sobre la misma línea temporal.
Ay, si parezco una adivinanza...,
Un abrazo grande.

Minombresabeahierba dijo...

" ésta fría soledad que recorre todos los tiempos"

es la única cierta y real.

Besotes

Vergónides de Coock dijo...

ESA FRÍA SOLEDAD NOS DEJA LITERALMENTE HELADOS.

alejandra dijo...

"el amor cuando no muere mata" "amores que matan nunca mueren" Sabina.
Es un placer volver a visitarte después de mi larga ausencia... aunque parte la pasara contigo