martes, 12 de octubre de 2010

Escisión

Entonces decidió que lo mejor era sentarse allí y arrojar aquella mierda de años. Vaciarse toda, meter los dedos si hacía falta. Empezar de cero. Apoya los dedos en las teclas y mira un punto blanco de la pared enfrente de sí. Sintió la angustia agitarse en el estomago subir hacia arriba y de nuevo le venció las ganas de llorar. Se palpó los pechos.

Todavía no me toca.

Se levantó y fue al baño. De nuevo frente al punto más allá de la pared que no mira, sino puedes vencerlo, pensó, porqué, inevitablemente, después de cinco años seguía acordándose de ella como si el tiempo no hubiese pasado. Lo peor era aquella continua sensación de que dominaba todos sus actos desde la lejanía, como si a través del espacio manejase los hilos transparentes de su existencia.

Había llegado a la conclusión de que sus sospechas eran ciertas: la sonrisa cínica que le dirigía cada vez que se la tropezaba no demostraba otra cosa, como si le repitiese a cada vez, “te tendré cuando quiera” y sólo dios sabe los esfuerzos que tenía que hacer para no caer bajo el influjo de su mirada. En ocasiones, cuando se sentía fuerte se engañaba sosteniendo su mirada y le lanzaba rayos de “mírame aquí me tienes. He sobrevivido” Pero esto sucedía cada vez menos, su fortaleza disminuía con el paso del tiempo. En aquellas ocasiones esporádicas en que tropezaba con ella sentía que su autosuficiencia estaba construida sobre una fragilidad infinita. Y optaba por rehuir su mirada, escapar al influjo que todavía desprendía sus ojos extrañamente tristes.

Algo mayor que la prudencia la detenía. Pero lo cierto es que, a pesar de todo, añoraba la libertad de no sentirme pensada ni espiada más allá de su propia voluntad.

Ahora ya lo sé, se decía, no podré escribir de otras cosas sino de ella, de la distancia que nos separa y que es la misma que nos une ahora, del olor a campo que tenía su ropa, que lo inundaba todo.

Recordarla le producía un estado de nerviosismo extraño, de irritabilidad insospechado. Se levanta de pronto, Observa las cosas del cuarto como un animal enjaulado, busca la ventana. La abre, respira fuerte.

Quisiera gritar pero no lo hace. Me contengo. Esto es envejecer. Ser prudente, contenerse. No soñar con amores muertos. Aún quedan cosas suyas en esa casettte que grabó para mí con su letra impresa en la caja ya rota.

Sale de paseo por las calles de Paris con el abrigo de segunda mano casi arrastrando el suelo. Hay un ambiente de fiesta en las calles. Es sábado. Grupos de chicos de distintas faunas urbanas caminan por Barbes- Rochechouart gritando y coreando su alegría. Una chica viene hacía ella bailando, alegre y la coge por la cintura, dan vueltas sobre sí misma. Luego la extranjera se queda quieta, mirándola, mientras la mujer se aleja por la boca del metro.

14 comentarios:

Victoria Dubrovnik dijo...

¿cuál es la diferencia entre ser prudente y ser cobarde?... La linea que separa a estas dos palabras es muy fina, demasiado fina... y a veces nos queremos convencer de nuestra prudencia, cuando en realidad son otras cosas las que subyacen dentro de nosotros mismos...

alicia dijo...

Es cierto, la prudencia, al igual que la cobardía llegan con el tiempo y van de la mano como dos hermanas gemelas. Me ha dejado un poso de tristeza esa extranjera enjaulada, asomada a los cristales de la fiesta de París, de su juventud. ¿No hay un punto de fuga en ese blanco infinito al que se dirige?

Belén dijo...

Es muy sano hacer limpieza de todo, desde los papeles hasta los sentimientos...

Besicos

Begoña Leonardo dijo...

Fascinante paseo por las emociones, me he visto en algunas imágenes, sensaciones facilmente identificables cuando se vive una gran pasión, una gran obsesión.

Te abrazo

Bèi Chà dijo...

No puedo dejar de mirar esa foto, no sé qué es pero hay algo en ella que me fascina. Igual que hay montonazo de lineas.

La historia me ha provocado claustrofobia. Estoy por abrir yo tambien alguna ventana y respirar bien fuerte.

LaCuarent dijo...

El paseo lo hedado y por tus letras que discurren por la calle de las emociones
Un beso

Ico dijo...

Ese punto de fujo lo descubrirá con el tiempo, aún es joven y está conociendo los límites de su corazón..

Ico dijo...

punto de fuga, quise decir.

emejota dijo...

Siempre me sorprende la capacidad de dolor, frustración e impotencia tras los amores rotos. Mi geometría solo me permite un rápido olvido mediante mucha actividad, tanto que ni me de tiempo de recordar. En cuanto a las largas relaciones, siempre acaban languideciendo y un buen día te das cuenta que ya no respiran. Un abrazo.

Incógnita dijo...

La geometría es lo mío. Y si es tridimensional, disfruto muchísimo más...

Beelzenef dijo...

Luego, una vez pasado todo, miras hacia atrás y te asusta la velocidad del tiempo

Luis dijo...

Me encanta el tono en que está escrito y la prosa.
Una abrazo Ico.

Anónimo dijo...

"Punto de fuga"....
¡qué interesante!

Riada dijo...

"Te tendré cuando quiera", esa frase, esa frase...
A mi me dijeron una vez: "Por muchos años que pasen, siempre serás mía".
No, la esclavitud se abolió hace ya muchos años.
Hay que seguir limpiando el corazón de toxicidad emocional para vivir en libertad de pensamiento. ¿O será tranquilidad sentimental?
Salud, Ico. :) :) :)