martes, 28 de septiembre de 2010

La mujer pantera


Lo extraordinariamente extraordinario de la mujer pantera son sus extraordinarios ojos verdes.
Quizás no la veas pero está ahí y te huele en la distancia.
La mujer manos pata puede sentir su mirada verde y silenciosa a través del aire. Sabe que la mujer pantera la merodea, la acecha, husmeando su rastro animal en la mitad de la noche, esperando el momento de atraparla.
Y lo hace. Con la dulzura de un felino la envuelve en su manto de terciopelo, en un abrazo de liana del que no puede escapar, como una serpiente que se enrosca en su cuello y la va asfixiando.
La mujer manos patas cae así en su caricia de fuego y lava clamando ser apresada, atrapada, horadada, lamida, devorada.
Y su piel iridiscente brilla bajo el aleteo fragante de la mujer pantera.
Lo duro se vuelve blando y la carne se encarna en piel.
La mujer manos patas y la mujer pantera se aparean, se funden, se frotan, se lamen, se enredan, se husmean, se transforman, se vierten en un ritmo de fieras que desgarra la noche con sus aullidos.
Es, en ese instante que la siente así suya y la mira desenroscarse como una oruga de seda, cuando flaquean los brazos de la mujer pantera.
Es entonces, en la calma de los estertores espasmódicos, cuando la mujer manos pata que yace vencida, lamida, fundida, frotada, horadada, desmadejada; cuando aprovecha para vestirse de sus ropajes de loba y escapa.

viernes, 24 de septiembre de 2010

pequeños héroes cotidianos


Baño relajante de espuma. Lo necesitaba, ha sido un día agotador. Aún así, hoy ha estado mejor, aunque me tocó con 1 D a última hora. Me esperaban en la puerta. Últimamente pierdo llaves, me hago un lío con las llaves, desaparecen en un bolso demasiado grande o demasiado lleno de cosas.

Entré en la clase con las evaluaciones iniciales en la mano. A aquella hora infame era una especie de venganza por el día de ayer, entrar con aquellos cuatro folios grapados, lectura de un simple texto, “el elefantillo” una lectura comprensiva, sustantivos, géneros y números. Ni siquiera lo miré. Las cosas del departamento. Hoy entró el jefe cuando comenzaba la clase de 1B, vas muy deprisa, qué le estás dando, para qué le pones el power point, me expetó con los ojos muy abierto.

Había una mirada de pánico en sus ojos. Francisco es un hombre encadenado a sus preceptos, a su método, no es mal tío, sólo que les asusta todo lo que sea innovar.

- Para qué usas tanto ordenador – me preguntó dirigiéndose a mi mesa mientras se sentaban los chicos.

- Para que no se aburran tanto.

- Pero es que aquí se viene a aburrirse.

Debí mirarlo con mi mayor cara de espanto. Se viene a trabajar, intentó rectificar, tienen que aburrirse. Ahora pienso que es él quién se aburre. Es un maestro a la antigua usanza. Le importa la buena letra, las sangrías, que aprendan a conjugar y a estar callados. Debe estar cerca de los sesenta. El año pasado sufrió otro amago de infarto. Estaba tirado en el despacho del director en el suelo. Mi compañera de departamento lo cogía de la mano. Yo me quedé con la clase y con sus alumnos, algunos de los que tengo de nuevo este año en primero.

Aaron, Azael, Aitor, ¡cuántas a¡. Me asombró la capacidad de trabajar del resto, salvo de ellos. Querían rapear, hablar, hacer lo que no habían hecho en otras clases. Finalmente tuve compasión, les dije que si acababan al menos tres ejercicios hacíamos otra cosa. Azael acabó cinco ejercicios en cero coma dos segundos. Mi insatisfacción venía de la hora del recreo, los había dejado castigado sin recreo por la clase de ayer y no había nadie en la sala de penados. Les dije que el lunes lo cumplirían. Me he enterado de que Aaron no vive con sus padres sino con sus abuelos y que su madre anda desaparecida. Le dije;

- voy a llamar a tu madre como sigas sin hacer nada.

- Si usted la consigue localizar le doy cinco euros. – me respondió impasible.

- ¿Por qué? ¿no está en tu casa?- le pregunté.

- No, y nunca me coge el móvil, no me quiere.

Mire su cara morena, de cabrero, de pastor de cabras, me pareció más niño aún.

- ¿Y tú padre? Le pregunté.

Entonces se llevó la mano al pecho y la otra señalando el techo del aula alzó los ojos al cielo. Tiene unos ojos avellanados muy bonitos, de talle alto y elegante.

La última media hora inventamos historias en común, a esas horas del mediodía, al final de toda la jornada laboral, era todo una hazaña. Azael inventó una historia gore en su línea pero con mucho estilo. No tiene buena relación con su padre. Lo descubrí el primer día cuando frenética le anuncié que iba a hablar con él.

- llámelo pero mi padre es un hijo de puta, no le da la manutención a mi madre, cuando yo voy a su casa los fines de semana le robo dinero, abro la gaveta, veo cinco euros me los llevo, veo cincuenta, lo cojo y se lo doy a mi madre.

Suspiro. A fin de cuenta, ellos también son pequeños héroes cotidianos.

Pintura: Gustav Klint "detalle de las edades de la mujer"

martes, 21 de septiembre de 2010

Esos cielos

75 pasos hay desde el comienzo del patio hasta el final de él. Son los mismos pasos cada día, un día tras otro, con la monotonía y exactitud con la que suceden los hechos rutinarios en la prisión. Éste ha sido el espacio donde ha estado confinada la protagonista durante casi cuatro años. El patio y la celda.

El autor de “Esos cielos” se enfrenta a un tema incómodo ante el cual no teme expresar su opinión, la excesiva comisión que hay que pagar por cualquier delito. Sin embargo, no es un libro carcelario, sino que, por el contrario, habla del estado de la cárcel en el ser humano, de la cárcel que aún sigue presente cuando ya has salido de ella.

Atxaga parece querer mostrarnos que no hay redención posible para cualquier preso, y que, aunque salgas algún día, siempre vuelves a ella. En realidad, dice reiteradamente, nunca acabas de salir de ella porque tus pensamientos siempre están o vuelven a ella.

Bernardo Atxaga ahonda además en un tema tabú durante mucho tiempo en España, las organizaciones terroristas vascas y su propia dictadura, esa que abandona a quien reniega y reniega de quien piensa diferente.

Pero también habla de las ilusiones perdidas, de la exclusión y la soledad, de la imposibilidad de rehabilitarse cuando te excluyen, de cómo la organización terrorista trata a quien abandona sus filas y de cómo éstos son perseguidos por el gobierno o amenazados por sus antiguos compañeros, imposibilidad de llevar una vida normal después de abandonar la banda, porque tanto del lado del gobierno como desde sus propias filas serán juzgadas severamente.

Un libro valiente, sin lugar a dudas.

Pero también optimista, la posibilidad salvación mediante el arte; los libros, la poesía son el único alimento que mantiene a la protagonista unida al mundo. En ellos encuentra la identificación o las palabras de consuelo que la entroncan con lo mejor del ser humano. Por lo que, hay una visión optimista o utópica de la función de la literatura.

Los libros, el poder de la literatura son “esos cielos” ventanas por donde el alma se libera, rebelándose. Porque podrán encarcelar el cuerpo pero no la mente, y el ser humano, así al menos lo piensa Atxaga, sólo es libre quien través de la imaginación y por medio de los libros, encuentra las respuestas.

La historia se enmarca en el viaje de vuelta a su ciudad natal, Bilbao. Es el viaje en autobús de regreso al país vasco. Es, a pesar de todo, el viaje imposible de vuelta a casa, en donde acabas de comprender que ya nunca nada será lo mismo.

sábado, 18 de septiembre de 2010

Diario de una profesora

El tiempo está cambiando, el viento ha comenzado a levantarse. Soportamos temperaturas elevadísimas. Extrañas para esta época del año. Eso me recuerda que debo buscar información sobre el cambio climático, sobre lo que estamos haciendo a la tierra. Últimamente todo lo que pienso está abocado a qué hacer con mi primero D. Pienso esto y me echo las manos a la frente Aaron, Aitor, Azael. Una bomba de relojería, el perdido que se rebela, el práctico que no encuentra sentido a nada de lo que escribe, repetidores, todos en el mismo grupo. Qué hacer.

Les explico el modo de trabajar de este año, nada de libros. Sólo una carpeta donde guardar las hojas. Pero aún no ha aparecido ninguno con ella. Qué diferencia con los 1º B tan dóciles, tan niños, algunos no saben ni leer, cómo van a estudiar. He sacado la ropa de la lavadora y la he descolgado, parece que va a llover. A pesar del calor, o seguramente para más. Eso me dijo S antes de ayer. Quería verme pero le dije que no lo sabía, que quería estar relajada, gandulear un poco, leer, escribir.

No le hizo mucha gracia. Hoy has pasado de mí todo el día, me dice. No, me excuso, te llamé nada más salir de trabajar. Dormías. Estabas cansada. Hoy no estoy para nadie como si toda presencia me saturase.

Esta es la sensación más común con la que salgo de clase, necesito estar sola, no sentir más personalidades, no oír más que lo suficiente. Con E es diferente, sabe dejarme sola. Estar sin estar.

S en cambio demanda de mí, aunque sea para quererme o para hacer el amor. Estoy pre-regla. Eso siempre influye.

Mis alumnos me absorben demasiado, es eso, y apenas llevamos tres días de clase. Sin embargo, me apasiona, por eso me canso tanto. No vayas tan rápido, me dice el jefe de departamento cuando me oye hablar con una compañera para coordinar una tarea. Él preferiría que estuviese aún pasando la prueba de evaluación. Como si le hiciera falta a mi primero. Empezar a aburrirse con nombres y verbos.

Mi primero D quiere dinamitar la enseñanza, prender fuego al aula, y yo también con ellos.

Pintura de Óscar Domínguez, Máquina de coser electro-sexual 1934.

jueves, 16 de septiembre de 2010

La memoria



No recuerdo la fecha exacta en que empecé a viajar. Si me acordase sólo de eso podría ser fiel a los recuerdos. Partiría de una fecha, de un lugar, de un nombre. Pero la memoria traza sus propias direcciones.
Aún así debo desandar el camino. Atravesar las calles y los lugares por los que anduve. Rastrear los recuerdos. Recoger pequeños trozos esparcidos. Atrapar eso que se resiste a irse, desde tan lejos, que no se muestra, que me lastima, que me habita desterrándome.
No me exijáis pues fidelidad a los hechos.
Soy sólo un recordar, una fragmentador de imágenes.
Entre el cieno y el cielo, ocupando su lugar las más hirientes,
las más bellas,
No las despertéis.
Dejádmelas.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

La familia




"Los pensamientos que le acababan de pasar por la cabeza la habían puesto furiosa: la familia, el grupo de amigos, la misma sociedad- que no era sino una prolongación de la familia- resultaban un buen refugio durante la infancia, una especie de alfombra por la que caminar sin cuidado, sin pisar el suelo helado o sin herirse, como decía un poema, con los afiladas piedras del laberinto: pero luego, a medida que la persona iba creciendo y madurando, aquella alfombra comenzaba a desgastarse o a dehilacharse, o peor aún se convertía en una sustancia viscosa, una costra que se pegaba a los pies e impedía cualquier movimiento. ¡Y pobre del que se rebelara contra la sustancia viscosa¡¡Pobre del que renegara de la ley de la familia¡"

"Esos cielos" de Bernardo Atxaga

sábado, 11 de septiembre de 2010

llamada fantasma



Desde hace unos meses recibo una llamada fantasma. A veces una vez a la semana, otras cada quince días. Al otro lado del teléfono nadie habla, no responde a mis preguntas, no se inmuta, tan sólo escucha. En silencio sin emitir un solo quejido, una queja, un lamento, con el más sagrado silencio de las iglesias o de los conventos.

Al principio me daba risa, quién de todos los que tenían mi teléfono se atrevían a semejante tontería infantil. Pensé que era una broma, alguien que se aburría y no encontraba otra manera de pasar el tiempo. Pero las llamadas continuaron sucediéndose, con una regularidad periódica y siempre en el más absoluto mutismo. Pensé en algún anónimo enamorad@, en algún amante despechad@, quizás alguien del pasado que de pronto había obtenido mi teléfono y no se atrevía a intervenir.

Al principio me lo tomé a risa, pasé buenos momentos hablando a solas con ese oído oculto que se contentaba con el sonido de mi voz en la distancia.

El otro día me encontré hablando con una familiaridad pasmosa con la llamada fantasma, como si fuese un viejo amig@, un cómplice silencioso de mi vida.

Estoy en el trabajo, le dije, ahora no puedo, la próxima semana ya estarán los niños en las aulas, ya sabes, no podrás llamarme por la mañana, le contaba sin esperar respuesta.

Después de colgar acabé riéndome de mi misma, pensé en que el estress post vacacional me tenía fatal.

No dejo de preguntarme quién será el/la que llama, aunque sé que nunca sabré la respuesta, al menos, nadie en su sano juicio reconocerá un día que ha hecho esto.

Sin embargo Hoy me pregunto no por quién será si no el porqué alguien actúa así. ¿Qué pretende conseguir?¿ Que quiere decir con su silencio?¿ Es una forma de imponer su presencia?

Me he hecho la pregunta a mi misma ¿Sería yo capaz de hacer eso? La respuesta fue tajante.

No. Soy clara y directa, lo que quiero lo pido, “el no va por delante” como decimos por aquí. Hay pocas cosas a las que no me atrevo y las otras no me interesan. Me gustan los misterios pero sólo en las novelas. Aún así me preguntó

¿Qué querrá?¿Lo sabes tú?

miércoles, 8 de septiembre de 2010

El hombre es un gran faisán en el mundo

Herta Müller. Premio Nobel de literatura 2009. Tiene que ser buena, muy buena. Aunque de hecho algunos premios Nobel no lo han sido, como Echegaray, de quien nadie se acuerda ya, sólo como aquél que recibió el premio Nobel en lugar del que se lo merecía, Pérez Galdós, a quien se lo negaron por sus ideas políticas y religiosas.

Pero Herta Müller es mujer. Y eso es diferente. Si recibes el premio Nobel de Literatura y eres mujer es porque eres muy buena. Y lo es. Por eso escojo este libro de la biblioteca entre tantos para conocerla. He aquí lo que descubro:

Intensidad y belleza. Drama soterrado de una población que se desmembra, que se desarticula a causa de la emigración. Novela cruda, dolorosa, aún así hermosa, llena de lirismo. Narra la vida de todo un pueblo, de sus habitantes desde la perspectiva del molinero, Windisch. Como si de una cámara se tratara va enfocando a los distintos personajes con una mirada desgarrada y poética, posándose en el árbol, en la noche, en el carpintero o en el pozo. Cada capítulo como un retazo de un poema cuento.

Aún así, no es novela para todos los paladares, demasiados habituados a los usos novelísticos de prosa argumentativa y explicativa, a la superabundancia de vocablos, demasiadas palabras para no decir nada.

Herta Müller habla sólo lo necesario. Esencialidad poética frente a verborrea. Novela escueta y limpia, de frases simples, entrecortadas; quizás la única manera para expresar un dolor que ahoga, que obliga a que las palabras salgan entrecortadas, condensadas, en forma de símbolos como el drama de Lorca o a la belleza poética de J.R. Jiménez.

El hombre es un gran faisán en el mundo habla del desgarro del pueblo rumano en la dictadura de Ceauscescu, pero también del estado de perdedor de todo ser humano, como el faisán, un ave que no vuela.

Pero yo no hablo más, que diga ella.

“El guardián nocturno le contó una vez a Windisch que el cura tiene una cama de hierro en la sacristía. En esa cama busca las partidas de bautismo con las mujeres. “Si todo va bien” le dijo el guardián nocturno, “busca cinco veces las partidas. Cuando hace su trabajo a conciencia, las busca diez veces. El policía, por su parte, pierde y traspapela hasta siete veces las solicitudes y los timbres fiscales en el caso de algunas familias. Y los busca con las mujeres que quieren emigrar sobre un colchón guardado en el almacén del correo” Y el guardián nocturno añadió riendo” tu mujer ya es demasiado vieja par él. A tu Kathi la dejará en paz. Pero ya le tocará el turno a tu hija. El cura hará de ella una católica, y el policía, una apátrida.”

viernes, 3 de septiembre de 2010

Las amantes


LAS AMANTES

“ Ay, hasta vuestro infierno os fui siguiendo”
Baudelaire.


Las puedes ver por la calle cogidas de la mano
Las puedes ver en los parques públicos, abrazadas y pensativas.
Quizás las hayas confundido con hermanas y has seguido tu paseo, tranquilo.
Quizás te hayas dado la vuelta para verlas caminar y las has odiado sin remedio
(Hace falta tanto valor para ser uno mismo)
Quien sabe, quizás tan sólo las has sonreído con cierta envidia.
¡Míralas¡
Ausente del mundo sus manos apresando el vacío
¡Son las amantes¡
Aún en la distancia se buscan y se dicen con signos inextinguibles.
¡Cómo las he perseguido en sueños¡
Las he sentido llorar ebrias de impotencia y miedo.
Las he visto levantarse del infierno y seguir andando.
Vuestros insultos nada han podido
Pues vuestro desprecio las ha hecho aún más fuerte
Con la fuerza de la roca que permanece firme
Cuando el mar restalla en la noche.
Y caminan de la mano
Sin más luz ni guía que los ojos de la amante
Marineras suicidas,
Buscadoras de infinito,
Puras, mágicas, heridas, vírgenes, putas,
Os he amado en vuestra ignominia
Os he visto levantar un muro con vuestro dolor sostenido.
Amo vuestros cuerpos idénticos,
Abiertos, húmedos, receptivos
Amo vuestros cuerpos atrincherados
Frente a todo lo que no sea vosotras mismas
Barcos solitarios, condenados en el mar
De vuestro profundo abismo.

Pintura: “dos desnudos en un bosque o la tierra misma” de Frida Kahlo