lunes, 26 de julio de 2010

Tarde o temprano


La publicación de las fotos para el concurso manos patas, y la urgencia de algunas blogueras por ver publicadas sus fotos (saldrán todas, sólo que hay algunas en cola y sigo el estricto orden de llegadas) ha retrasado la salida de otros post como el comentario sobre las lecturas que voy leyendo. Como no me gusta dejar ningún libro que lo merezca sin comentar ahí va mi recomendación.
Tarde o temprano es la antología de la poesía de José Emilio Pacheco (ciudad de México, 1939) una cuidada obra poética que se ha convertido en ese libro de cabecera que abro al azar, buscando respuestas, palabras mágicas, o tan sólo certezas.
Para los no iniciados en poesía les recomiendo este volumen que no defraudará por su profundidad, su llaneza y porque para Pacheco en cada hombre hay un vagabundo, pero también, un descendiente directo de los reyes aztecas, y así lo narra.
Pacheco es sobre todo, un poeta comprometido, capaz de ver desde la distancia de los tiempos y desde la cercanía del ser doliente. No se halla situado en la una urna de cristal de algunos vates, sino, que emprende el compromiso de hablar desde los que no tienen voz, haciendo del poema una denuncia constante, una palabra alzada en contra del afán destructor del ser humano, de lo que queda tras la devastación que realizamos día a día en la tierra.
“El otro soy yo, yo soy el otro” dice el poeta, y se transmuta en un autor ya muerto o en la voz de los animales, porque todos somos hijos de la vida, y es, en la descripción de sus atributos o sus símbolos donde hallamos la belleza poética que sólo él sabe desentrañar, otorgándole así la dignidad que un día perdieron.
El poeta es así, “el que canta el cuento de la tribu”.
Si la poesía de Pacheco es universal, solidaria, comprometida; El incesto de Cristhine Angot, es una novela ombligista y delirante, pero no es literatura, es el delirio personal egocéntrico y neurótico, de un marketing anunciado.
Ya se sabe, los franceses tan amantes del naturalismo zoliano llevado a la máxima potencia, adoran hablar sin pudor de todo lo relacionado con la sexualidad, léase el Marqués de Sade o Bataille. Sin embargo, hace falta más que falta de pudor, valga la redundancia, para que una novela sea buena.
No obstante, en estos tiempos ávidos de emociones, de show televisivos, de mostrar las miserias propias y ajenas, por qué iban las editoriales a escapar de este afán de lucrarse atrayendo el morbo ajeno.
Pongamos a una mujer joven, que no tiene pelos en la lengua, que va a experimentar con su vida y nos la cuenta, hablará de homosexualidad, de incesto, nos contará su pensamiento más absurdo y abyecto, pondrá hasta nombres reales, y verás que habrá hasta alguien que confunda esta neurosis con literatura.
De su estilo nada que decir porque no existe, su escritura no es pulida, frases simples, confusos párrafos, donde la Angot deja fluir su mente, como en un ejercicio de clase, (escritura automática, le llamaron los surrealista) donde sólo hay que dejar libre la mente, sin detenerse en el tamiz de la conciencia, de la reflexión, solo asociaciones, a cuál más procaz o más descarnada. Sirvan de ejemplo las primeras líneas del libro:
“Durante tres meses fui homosexual. Mejor dicho, durante tres meses creí que estaba condenada a serlo. Me había alcanzado de lleno, no me hacia ilusiones. El test daba positivo. Había quedado cautivada. Las primeras veces no. A fuerza de miradas. Inicié un proceso de desmoronamiento.”
Afortunadamente, en este caso y como dice Pacheco, si el signo de las cosas es gastarse el de los humanos es morir, ser nada, tierra, tarde o temprano no quedará nada, quizás en medio del camino, se salven las obras de arte, la literatura, la belleza de las palabras. Lo que, a buen seguro no quedará, es este producto del marketing en el que se han convertido algunos libros.

9 comentarios:

Beelzenef dijo...

Desconocía que la homosexualidad fuera temporal... Sin duda es toda una hazaña encontrar a los buenos autores

emejota dijo...

Gracias por tus comentarios literarios Ico. Respecto al comentario de Beelzenef, digo yo, que habrá de todo. Un abrazo.

Ariadna dijo...

Hola Ico,
No conocía a Pacheco pero he buscado alguno de sus poemas y me ha gustado. Es directo, sin vueltas ni artificios.
Poesía desnuda.

Muchísimas gracias por el descubrimiento y gracias por la reseña de Incesto, un libro más que no voy a leer!! (si con alegría, no hay nada que odie más que leer malo, habiendo tanto bueno)

Un besote

Ariadna dijo...

Hola Ico,
No conocía a Pacheco pero he buscado alguno de sus poemas y me ha gustado. Es directo, sin vueltas ni artificios.
Poesía desnuda.

Muchísimas gracias por el descubrimiento y gracias por la reseña de Incesto, un libro más que no voy a leer!! (si con alegría, no hay nada que odie más que leer malo, habiendo tanto bueno)

Un besote

Susana Peiró dijo...

De "Tarde o Temprano" me sedujo esa interesante descripción del poeta "el que canta el cuento de la tribu".
Y me arrancaste la sonrisa imaginando una novela "ombliguista" en referencia a esta Cristhine Angot + la idea de un "marketing anunciado".

Claramente pulgar arriba para el primero y RIP para la segunda.

Gracias Profe, encantadoras reseñas.

Unknown dijo...

poesia a mano... :)

oliva dijo...

Me ha parecido una lectura muy interesante. No conocía a este poeta, José Emilio Pacheco. He buscado algunos de sus poemas y me he encontrado con este que me ha resultado muy singular:

No tomes muy en serio
lo que te dice la memoria.

A lo mejor no hubo esa tarde.
Quizá todo fue autoengaño.
La gran pasión
sólo existió en tu deseo.

Quién te dice que no te está contando ficciones
para alargar la prórroga del fin
y sugerir que todo esto
tuvo al menos algún sentido.

Gracias por la recomendación.
Saludos.

Victoria Dubrovnik dijo...

Bufff... Ya sé a quien no tengo que leer....

Y Pachecho lo desconocía... Lo poquito que he podido leer me agrada :),

thanks!

dintel dijo...

Creo que he olvidado cómo se lee la poesía.