martes, 4 de mayo de 2010

Suite Francesa


¿Cuándo podemos decir que una novela se convierte en una obra de arte, en un clásico? ¿Será cuando perdura en el tiempo, cuando habla de universales, de individualidades que afectan a la generalidad o cuándo tan sólo tiene valores estéticos? ¿Puede ser una obra de arte una novela que no nos cuestione nuestra propia existencia, nuestro propio destino como seres humanos?
La novela de la rusa Irene Nèmirovsky, Suite Francesa, tiene los ingredientes para serlo. No sólo tiene el aliciente de ser una obra maravillosamente bien escrita, en un lenguaje natural, vivo que lleva implícito la frescura de la poesía en sus párrafos, sino que además, está escrita con sangre, puesto que, mientra los alemanes invaden Francia en la II Guerra Mundial, la autora, está escribiendo y viviendo los hechos que relata.
Irene Nèmirovsky de origen judío, que había tenido que salir de Rusia huyendo de la revolución y se traslada a refugiarse a Francia, acabará viviendo el terror, en el pavor de la guerra y de la persecución que se cerca sobre su familia por ser judíos.
Suite Francesa es una obra dramática, dura, que hay que ir leyendo en breves dosis, deleitarse en ella lentamente como se observa una obra de arte, aunque éste a veces te remita al Guernica de Picasso.
En la primera parte la autora narra la odisea de un pueblo que, ante la llegada del enemigo alemán, huye con lo puesto, en coche o en tren la clase alta o los que han tenido más suerte y, a píe, la clase más desfavorecida, desatándose escenas cruentas por el camino. La autora relate de forma magistral, las escenas, los hechos que se van sucediendo, las atrocidades, la desesperación de la masa humana ante el terror de la guerra, pero también, las miserias y grandezas que es capaz de perpetrar el género humano en momentos límites.
En la segunda parte, la invasión alemana ya se ha producido, ahora la autora relata la convivencia con el enemigo, al que sin embargo no desprecia, sino que, por el contrario, acepta y comprende, en su grandeza humana, al entender que, un soldado es un hombre más, con sus contradicciones y deberes, un simple engranaje más del absurdo de la guerra.
La novela acaba aquí, pero sabemos por las cartas posteriores que está inacabada. Emociona, impacta saber como precisamente ella que nunca generalizó ni tuvo prejuicios nacionales o raciales, que no diferenció a los soldados vencidos de los vencedores, que vio el lado humano de los soldados nazi fuera precisamente víctima del exterminio nazi contra los judíos y un 20 de agosto fue apresada y llevada a un campo de concentración donde moriría...
Al finalizar el libro y leer los documentos anexos (anotaciones acerca de los personajes, los proyectos para continuar la tercera parte, cartas donde la autora pide ayuda al editor o a toda persona que la pudiera auxiliar a ella y su familia,) comprendemos lo terrible y cruel de una existencia, abriéndose ante nosotros una dimensión terrible sobre la injusticia de toda guerra. Cerramos el libro con un ácido sabor amargo.

9 comentarios:

emejota dijo...

Obras como esta son las que hacen sentir, gozar, sufrir, llorar y en mi caso, sacar conclusiones posiblemente inexactas pero movidas por la emoción, mal que me pese. Un abrazo.

mjromero dijo...

No soporto la violencia, del tipo que sea, y menos tanta crueldad como la humanidad se hace a sí m isma.
En cuanto a la universalidad d una obra literaria nos lo indica el paso del tiempo, los valores universales en los que el hombre se reconoce de algún modo en esa obra sea El Quijote oe El rey Lear.
Un abrazo.

Belén dijo...

Me han hablado de ella, en cuanto acabe los miles de libros que tengo en retaguardia, me pongo a buscarla...

Besicos

Rosario Libertad dijo...

ves, no se trata de encontrar las respuestas, si no de plantearlas :))

Beelzenef dijo...

Ignoramos en la guerra un factor importante: la impotencia del soldado, la crueldad impuesta hacia él

Anca Balaj dijo...

Ya he conseguido esta novela, prontito me pongo con ella. Creo que me va a resultar especialmente doloroso leerla y saber del final real de la autora.

Gracias, Ico, por estas espléndidas recomendaciones.

maslama dijo...

anoto la recomendación.. también tengo curiosidad por La educación siberiana, de Nicolai Lilin

besos,

Susana Peiró dijo...

Desde luego, tu reseña no sólo es impecable, tenés la virtud de volver "imprescible" esta lectura.

No puedo irme sin decirte que de alguna extraña forma me reconforta que Irene Nèmirovsky no generaliza, no desprecia al enemigo, no tuvo prejuicios nacionales o raciales...Querida Ico: Ella sufrió lo indecible y no se convirtió en un monstruo!!! Un triunfo de la Humanidad sobre la barbarie y el Horror!

Es seguro el ácido sabor amargo...pero subyace -de acuerdo a tus letras- la esperanza.

Un fuerte Abrazo y bien sabés, ha sido un placer esta recomendación tuya!

Lola - Aprendiz dijo...

Sin duda Irene podria ser una obra de arte de humanidad.
Me gustaria tener más tiempo para leer todas tus recomendaciones pues no hay desperdicio.