sábado, 3 de abril de 2010

La extranjera III


Parece que han cesado las tormentas. He ido hoy al Biergarten. No sé si te he dicho que trabajo ahí. Es un restaurante de verano con una gran terraza, mesas de maderas y grandes bancos al exterior en medio del prado, ellos lo llaman así, pero para mí es un bosque, los árboles son tan grandes y tupidos que hay espacios donde no se ve el cielo. La gente viene aquí a pasar el día, sobre todo en verano, familias con niños o gente que viene a beber cerveza hasta reventar, mientras yo les sirvo el menú: carne de cerdo, salchichas ysauerkraut, que es una especie de col hervida agria.

Ya he aprendido a llevar las bandejas sin que se me caiga nada por el camino, no ha sido tarea fácil, considerando que debo bajar dos pisos desde la cocina al jardín. Aunque, en realidad, paso la mayor parte del tiempo en la cocina, ahí me puedes ver con mi delantal blanco, diez tallas más grandes que yo, pelando interminables sacos de Kartoffen o haciendo ensaladas rápidas.

El dueño es un hombre simpático, un bávaro de vientre abultado y finos bigotitos que siempre está de buen humor. Habla poco, pronuncia mal mi nombre y cuando se acerca a preparar la ensalada, metiendo sus dedos gordos y grandes como morcilla en los recipientes donde está desmenuzada la ensalada, disimuladamente, me roza los pechos con el brazo. A mi no me importa, se ríe a grandes carcajadas, y nunca me ha insinuado nada, todo su empeño se ha quedado en el mero intento por comprobar la increíble dureza de mis pechos.

No es un mal trabajo, al menos me da para ir tirando, si hace malo o hay tormenta no trabajo, pero ahora en verano abre casi todos los días de de 10 a 6. Desde donde vivo, Pettstat, hasta el Biergarten son veinte minutos en bici a través del bosque. A veces, siento miedo en el bosque como si, de entre los árboles pudiese salir alguien y atraparme. Entonces desecho esta fantasía que me aterra y pienso en ti.

Hoy es tu cumpleaños y te he regalado la libertad. Tú me lo pediste y no puedo dejar de pensar qué coño es eso, pues desde que te conozco, desde que estoy contigo no sé lo que es. ¿Acaso hay libertad cuando se ama? La tarde va cayendo y la sombra de los árboles va oscureciendo el bosque. Pedaleo más deprisa.

En París no era libre porque estaba enamorada y te prometí fidelidad, era una promesa forzada, una promesa a mí misma. Quería construir un amor puro, salía pero andaba siempre temerosa de conocer a alguien y de volver a traicionarte y traicionarme.

Ahora quiero ser libre como tú me impones pero mi corazón está atado al tuyo irremediablemente. He intentado conocer a gente, perderme en otros cuerpos, pensar objetivamente en tu egoísmo, aborrecerte, odiarte, olvidarte y sólo hago hundirme más y más en mi desesperación.

He llegado a la casa, la máquina de escribir sobre la cama deshecha, los libros y mi cuaderno por el suelo, las botellas de cerveza y la cocina tan oscura y triste. Me he me sentido completamente sola. Sola y aborrecida. ¿Dónde están mis amigos? ¿A quién puedo contarle lo que siento, lo triste y deprimida que estoy?

Me has llamado por si quería tomar un café con tus amigas. Me has preguntado si me encontraba bien y te he dicho que sí. Después de colgar me he puesto a llorar, no sé bien por qué. Ich rungen mussen por sobreponerme, por sonreír, y dejarte tan fácilmente como se deja de llorar.

Quisiera oír una voz amiga. Un acento cariñoso, pienso en Olvido. La llamo pero no hay nadie en la casa y si estuviera qué podría decir, me siento tan sola, y llorar más aún. Llamo a Daniela, sólo oír su voz me da alegría, pero es su madre la que coge el teléfono para decirme que está en Sevilla.

Debo luchar contra mi tristeza a solas, sobreponerme, ver el sentido a mi vida. Quién soy, qué hago aquí, qué quiero, qué espero. Todas estas preguntas sólo avocan a un nombre: el tuyo.

Debo cambiar el sentido de mis preguntas. Quién soy. Una mujer sola extranjera, aislada del calor de los suyos, amordazada, si sólo pudiera expresar lo que siento, pero me faltan las palabras.

Ayer llamé a mi madre, me habló de lo cara que está la vida, de todo lo que tiene que pagar, también le conté yo de eso un rato. Al final, apiadada o cínica me preguntó. ¿Quién te mandó a que te fueras? Nadie te dijo que te fueras. Ella sabe que no es verdad, pero callé. Supe que se estaba justificando o que sus “schleste gewissen, sus sentimientos de culpabilidad, como tanto repiten aquí, salían a flote. Fue ella quien me dijo que me fuera, que me fuera antes de que acabaran conmigo.

Pero ya era desasido tarde. Ya habían acabado todos conmigo. Yo sola acabé conmigo misma. Despreciada por mi madre. Despreciada por amar a otra mujer.

Madre tú nunca me ayudaste, tú me llevaste a la lucha más dolorosa. O tú o ella. Y cuando elegí a ella me rompí a mí misma y todavía ando buscando los trozos. Y ahora que no está, sólo te tengo a ti. Intenté ser como tú querías que fuera, no desilusionarte nunca, pero siempre he estado dividida por mi amor por ella y por mi deseo de ser quien tú querías que fuera. ¿Te acuerdas cuando de pequeña me pegabas y yo sonreía y, porque no me rendía seguías golpeando con más fuerza, pero yo continuaba riendo bajo los golpes para demostrarte que nada ni nadie, ni aún tú, podías vencerme. Hoy ya no sonrío bajo los golpes, hoy estoy derrotada y vencida.

Madre tú me has dado la vida y la rabia. Y aquí estoy sintiéndome escindida. ¿Cómo amar sin rabia si tú me la has inoculado?

Olvido eligió a su madre. Ella nunca dejó de tenerla. Constance ha elegido por ella. Siempre es más seguro, menos arriesgado. Y yo, quisiera poder hacerlo también así, no luchar sino por mi misma.

Pero soy demasiado sentimental y me he enamorado de ti. Quizá no pudiste aguantar el peso de mi tristeza ni de mi rabia, o quizás sabías que en realidad nunca olvidé a Olvido, que tú eras un mero subterfugio, que el pasado siempre vuelve, y sigo sin poder recomponerme en trocitos de este quien soy yo.

Ayer llovió, por lo que no abrió el Biergarten, me fui hasta la estación de trenes de Nuremberg a ver los trenes. No sé por qué, pero últimamente he tomado esa costumbre

21 comentarios:

Victoria Dubrovnik dijo...

Me quito el sombrero :). Aplausos, y más aplausos... A veces dejamos de ser nosotros mismos, tan sólo para buscar cobijo y un abrazo. Lorca decía que él, escribía para que le quisieran... Ya ves, él, el gran poeta, el gran artista, y buscaba el amparo y el reconocimiento de los demás... Es importante que nos quieran, pero más aún querernos a nosotr@s mismos... :)

Lo dicho: gran texto.

Feliz semana Santa!

Beelzenef dijo...

Me desgarra el alma sentir esa soledad que transmites con tus palabras

La Maga dijo...

..."¿Acaso hay libertad cuando se ama?"...

El Drac dijo...

¿Quién puede quedarse a compartir la vida con una casquivana si ella la misma no puede ser fiel a quien ama? Seguramente la protagonista será así por el maltrato que recibió de pequeña, creo que no debe ser difícil reprimir el instinto de ser tocada o rozada, que sólo eso, es ya una insinuación para el sexo opuesto. Lo justo entonces es que tenga muchos problemas con sus parejas o que se quede sola, lástima por ella porque ama y siente, pero no puede abandonar ese vicio. Un besote me encantó el relato y el enfoque de este problema.

Anónimo dijo...

Joder,dichosa mania de juzgar a la gente con leer tres frasesitas...Drac, no vomito porque aun no he comido.

emejota dijo...

Repito eres una pintora con pinceles de palabras. Los trazos de las emociones son perfecto. También he vivido la experiencia de cervecita y las salchicas en el bosquecillo de Frankfurt, pero como cliente, ¡que bien se lo montan estos alemanotes cuando hace buen tiempo! Un abrazo.

Anónimo dijo...

Si no hay libertad cuando se ama...¿cuándo la hay?.

Maga h dijo...

Hermoso relato Ico!
Esa Olvido de tantas, ese olvido que no se hace presente y esas madres que aún nos siguen castigando mientras ya no sonreímos ante el castigo por que sabemos que el golpe fué mucho menos duro que la palabra.
Un abrazo de corazón!

emejota dijo...

Alson: La realidad se hace patente aparentemente cada vez que elegimos, es decir que nos delimitamos. Con el tiempo, aunque sigamos luchando en su nombre acabamos adivinando que solo existe la antilibertad, quiero decir que la necesidad de elección, necesariamente delimita el campo de acción, y a esto también le llamamos libertad. Me parece un término de doble filo y muy engañoso. Un saludo.

sinblog dijo...

Lo confieso, no sé como llegué hasta aqui pero me he enganchado; hay antídoto?
Una duda, ¿a partir de los 40 queda un poco feo echar la culpa de las catástrofes sentimentales a mamá o todavía se puede?.
Precioso el relato.

TARA dijo...

Hola Ico, este relato va camino de convertirse en una novela...


Besos

Ico dijo...

Sinblog, la protagonista del relato debe tener sobre 25 años.. Aún así respondiendo a tu pregunta, creo que la infancia marca, pero son las decisiones que uno tome, las elecciones que haga a lo largo de la vida lo que determinará la formación de una personalidad... yo creo que a mi edad, dependerá de mi ser o no feliz. Gracias por los ánimos, gracias a todos porque son el motivo que hace que escriba cada día..

maslama dijo...

excelente ico, te vas superando con cada relato. Esta extranjera es tan reconocible.. me parece que se fue sin grandes razones ni destino, y pasó el tiempo, y ahora ni siquiera sabe donde volver :)

besos,

Belén dijo...

Dejar marchar cuando se ama si no queda otro remedio es algo que es dificil de conseguir... porque muchas veces no queda más remedio, pero siempre encuentras excusas...

Besicos

sinblog dijo...

25... le esperan unos cuantos lustros de experiencias para llegar a eso que dicen algunos que existe y llaman madurez.
Yo también creo que este relato es una promesa de novela (aunque no se si fiarme de usted Ico, llevo días sin dormir pensando que pudo pasarle a Eufemiano Fuentes). Me quedaré por aquí esperando...

Ico dijo...

golpe bajo.. sinblog.. jaja.. ábrete un blog ya¡¡.. a qué esperas?.. la de Eufemiano está madurándose, pero igual que en la lectura me gusta atacar a varios flancos a la vez..jaja quién sabe..

©Torneo de Caballeros (Moderador) dijo...

Hola querido amigo blog.
Te invitamos a un blog único para blogs:

Duelos de Poesía
Ven y vota por tu Doncella o Caballero favorito.

Saludos y Gracias
Los Caballeros de la Dama de Cristal

alejandra dijo...

Lo cierto es que las historias de la extranjera... me tienen realmente enganchada... Es hermoso, personal, intimista, crudo... sabe a realidad...

morgana dijo...

Excelente Ico! Me está gustando mucho. Me quedo tranquila porque sé que continuarás el relato.

Besos1

Bruja dijo...

Tengo especial apego a "la extranjera" me gusta mucho este estilo, lo hondo, los sentimientos... espero el siguiente!! Un abrazo

Mari Triqui dijo...

Me encanta... tiro corriendo para la extranjera IV.
Muchos besos de domingo!