viernes, 19 de marzo de 2010

Alicia arrojada del paraiso



Qué le voy a hacer. Cerca ya de mis cuarenta y cinco no creo que vaya a cambiar mucho. Me gusta leer y cuando lo hago disfruto como pocos. Soy de las que se rinden, se desmadejan, se dejan llevar por la historia, el tiempo acaba desapareciendo y me convierto en un espectador de primera en la trama de la novela.

Sin embargo, cuando un libro me desilusiona se activa en mí cerebro una alarma, una especie de alerta crítica que hace que el acuerdo entre lector y la obra se rompa, y acabo cual Alicia siendo arrojada fuera del país de las maravillas.

Entonces me dedicó a seguir conejitos blancos, preguntándome por qué he sido expulsada del libro, y voy buscando por qué una frase me chirría, por qué una historia no me encaja.

En ocasiones son los personajes los que hablan con un lenguaje poco creíbles, otras es el empeño del autor en creer que hay que acudir siempre a lo extraño, a lo incongruente y a lo absurdo para fabricar un buen cuento.

Esto me sucede con Juan Bonilla y su colección de cuentos “El que apaga la luz”. Y sin embargo, encuentras que el autor escribe bien, y que es cuando lo hace sin esta artificiosidad como en “Las alegres comadrejas del Winsurf” cuando logra su mayor acierto.

En cambio, en otros relatos, desfallece, a pesar de estar bien narrados porque son demasiado literarios, como en “Borges, cleptómano” cayendo en esa manía de reiteradas alusiones literarias, muy a lo Vilas-Matas.

Pero cuando descubro un hermoso conejito blanco que grita es cuando, lel autor levado por la precipitación o la inexperiencia (fue su primera colección de relatos) cae en los finales forzados y absurdos como en “Diario de un escritor fracasado”

Otras veces es una metáfora la que me chirría como en el siguiente párrafo:

“Se ubicaba a las afueras de la ciudad, a unos diez kilómetros del centro, pasada la extinta Charca del Lobo, a la que todavía, en las noches más claras, bajaban a bañarse algunas estrellas arriesgándose a que las mordieran las serpientes que residían en el fango”

¿Es todo crítico un escritor frustrado? Largo y tendido que debatir, yo, por si acaso sigo escribiendo.

Sólo puedo decir en mi defensa que, si para algunos soy muy dura, lo hago con mucho amor, si entendemos por tal, una escrupulosa dedicación a la búsqueda de las razones por las cuales he acabado siendo expulsada del país de las maravillas.

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15 comentarios:

María dijo...

¿Expulsada tú? Te seguimos leyendo... ;-)

Maga h dijo...

jajaja, a mi me gustó que te sintieras como Alicia expulsada.

Sigo anotando.

Abrazos!

Montuenga dijo...

Éste no lo he leído, pero sí el de J.L. Sampedro con el que estabas hace poco y me pareció un horror increíble, pero tampoco consigue ser simbólico, creo que no hay por donde cogerlo. Si me lo tragué enterito, no fue por gusto sino porque me estaba documentando para algo que acabé hace mucho. Tú ¿qué opinas?

emejota dijo...

En mi año cuarenta y cinco mi vida y mis pensamientos dieron un vuelco total, y eso que yo sentía igual que tú, sobre todo porque veo que también eres muy analítica. En tu caso, tu profesión te inclina a ello, en mi caso puro vicio.
Hace ya años que soy muy exigente con la literatura, mucho, como con las películas, no me vale cualquier guión, ni escrito de las formas y maneras habituales. Cuando me adelanto a los finales mi hijo se queda sorprendido, inocente él, y le digo: "es que llevo vistas muchas películas", con las novelas me ocurre parecido. Estoy convencida que se debe al paso del tiempo y está bien. Para variar y recomenzar de nuevo estos últimos años me ha dado por los textos divulgativos, a ser posible sobre biología, ciencias, medicina, física. Me gusta seguir aprendiendo a eso que me lo expliquen clarito. Y debe ser que uno siempre vuelve de algún modo a su niñ@ interno con el paso de los años.

Anónimo dijo...

Alicia ni siquera me permitió entrar. No tengo visión de literata.

Candela dijo...

No me he parado nunca a pensar por qué me gusta o no me gusta un libro. Creo que no quiero hacer análisis, igual que con las películas, la música o la pintura. A veces, con el guión, el argumento, el sonido o el trazo más sencillo (o más tonto, o más pobre según expertos), me dejo transportar y me siento bien. No me corto por dejar un libro en la página 50, si no me gusta.

Belén dijo...

Yo creo que si sabes algo de literatura puedes hacer una crítica, pero siempre constructiva... muchos críticos destruyen por destruir, pero si lo haces con base, creo que puede ser una buena cura de humildad para el escritor...

Besicos

Beelzenef dijo...

Todos somos arrojados alguna vez fuera del País de las Maravillas. Pero ese acuerdo entre lector y escritor no puede cumplirse siempre

Tantaria dijo...

A mí me parece que te das cierto aire a Carlos Pumares, juas juas juas juas. Bueno Ico, no todos los libros nos llegan, aún a pesar de estar bien escritos o llevar consigo una historia bien engranada. Otros ni siquiera llegan a entusiasmarnos ni en fondo ni en forma, qué se le va a hacer...

Ico dijo...

Momtuega no me gustó nada J.L Sampedro, ya lo comentaré esta semana después que me recupere de ayer.
Tantaria, ni idea quién es Carlos Pumares,.. me conoce él a mi? jaja.
besos.

Victoria dijo...

Normalmente el espíritu crítico asusta. Es una de las cosas que no se enseña a cultivar. Al contrario, dentro de la educación se diluye seguramente porque así resultamos "más cómodos". Y sin embargo es tan importante...Yo a veces (aún) no sé (y he pasado de los cuarenta y cinco)por qué me gusta una cosa u otra. Es lógico: nunca se dominan todas las coordenadas del mapa. Pero qué gusto cuando se sabe por qué¡¡ Las armas secretas...Vale.

Charm dijo...

Carlos Pumares es un crítico cinematográfico que hacia en radio el programa, "Lluvia de estrellas". Una enciclopedía viva del cine y un señor que se cabreaba muchísimo con lo que no le gustaba. A veces, gritaba su discrepancia y eso...en la madrugada, daba sustos. Y un poco de miedo.
La verdad, se publican tantos libros - y todos esos clásicos pendientes- que es difícil elegir. Debo admitir que, últimamente decido en función de lo que me van a contar, la historía en sí. Y si además, está bien contada: perfecto.
Confieso que no he podido con "Aprendizaje o el Libro de los placeres" de Lispector. Lo he leido de una forma caótica.
Quizá no era el momento. Los libros tienen su momento, para sintonizar con nosotr@s.

Saludos.)

Charm dijo...

Por cierto, un enorme saludo. Qué gusto poder dejar comentarios...y no sólo ser lectora pasiva. Pero sólo me es posible desde el PC. El portátil sigue sin dejarme....vamos un X- File.

Un abrazo.)

la vecina del quinto dijo...

Me ha encantado tu post, desde la primera letra hasta la última.

Minombresabeahierba dijo...

A los simples lectores, nos pasa por ejemplo con Borges, que no da ganas de continuar leyendo un determinado libro de él...cuando otros libros o cuentos han llegado tanto!

Pero con Cortázar no me pasa...todo lo leo y releo...y cómo se lo extraña!

abrazo