viernes, 26 de febrero de 2010

Fuego IV



Que las mujeres manos patas son fuego queda demostrado por el hecho más que comprobado que desde muy pequeñas sienten una especial atracción por este elemento, por lo que es muy probable que guarden en algún recóndito apartado de su piel un recuerdo tatuado del paso del fuego por ellas.

Arrojadas y temerarias no se detendrán en su búsqueda, pues es el ardor que las consumen lo que las lleva a continuos arrebatos de extrema pasión y de éxtasis amatorios, sin importales si en el empeño, son así mismas consumidas por las llamas que llevan dentro.

Justo cuando el sol está en su punto más álgido, en la hora del mediodía, es el tiempo de las mujeres manos pata. Es a esta hora cuando se desnudan de sus vestiduras- ataduras para ofrecerse al dios sol, quien las abre y acaricia la carne con sus rayos ardientes. La mujer manos pata se abandona, los ojos como ascuas encendidos culebrea y danza un baile primigenio, mientras se consume, devoraba por el fuego, más adentro,

Más adentro,

y va dejando atrás la piel blanda.

Transformada ya, convertida en fiera-fuego abandona todo rastro humano para ser sólo fuego.

Y la piel es la tierra que cruje, que se abre y el fuego explosiona y se derrama, y corre la lava como una herida abierta quemando a la tierra y a toda especie viviente.

Es en este arrebato de vida y muerte donde crece y perece las mujeres manos patas. Convertidas en diosas del fuego sólo será por éste vencida en la dulce batalla del amor.

De naturaleza contradictoria y de espíritu guerrero, la mujer manos pata se revuelca, se rebela en un ansia eterna de no ser dominada, de ahí su carácter temible, pues es sabido que muere matando.

No será hasta la edad adulta, cuando sortílega y hechicera, domine el fuego que lleva dentro y lo guarde, agazapado, como un volcán dormido o como el fruto de la higuera que crece feliz en el malpaís muerto.

No bajes la guardia, la mujer manos pata espera, pura pasión de vida, a que llegues tú, atraída por el dulce canto de las sirenas, para perderte, verterse y derramarse.

Es en este acto de pasión donde las mujeres manos patas dejan un desierto de lava y fuego.



Fotografía de la autora: las montañas del fuego

Malpaís: tierra por la que ha pasado la lava después de la erupción, terreno inhóspito. Cuenta la leyenda que en la montaña del fuego en Lanzarote hay una higuera que ha sobrevivido en este medio.

martes, 23 de febrero de 2010

Pequeñas alegrías cotidianas


Después de casi dos semanas ausente de las aulas, una por enfermedad, fuerte gripazo y otra por los carnavales. No, la primera no fue consecuencia de la segunda, (Casi ni los he rozado este año) vuelvo el lunes a una clase revuelta y alborotada, postcarnaval y precarnaval en su municipio, esto funciona así, acaba en un Municipio y empieza en otro, más o menos hasta que llega las fiestas de semana Santa; y se acerca mi peor alumno a mi mesa.
- seño, ha visto mi carta de San Valentín.- cara entusiasmada del alumno.
- No, ¿por qué?- cara suspicaz de la profesora.
- Porque le escribí una.- rostro de decepción del alumno.
La verdad es que el lunes me olvidé por completo de lo que me dijo. Pero hoy, mientras le corregía los ejercicios especiales a mi peor alumno, ése que nunca titulará porque tiene demasiado desfase escolar, ése que no tiene ni un parte de convivencia porque sino estaría siempre castigado en su casa, ése que no tiene madre y procede de un país violento donde los niños tienen pistolas y las madres mueren delante de sus ojos. Steven, mi eterna pesadilla, ése que siempre mira con gesto amenazador y desafiante, ése que llevaba una Scooter al comienzo del curso y asustaba a las niñas, ese al que mando callar treinta veces al día me ha dejado en mi casillero un sobre hecho con una hoja de cuadros y una carta dentro. La carta dice así: (Transcribo tal cual)
“Hola, espero que estés muy bien y te deseo un feliz día de San Valentín. Quiero dedicarte este poema:
Del cielo cayó una rosa
Ico la levantó, se la puso
En la melena y que linda se quedó.
Espero que te guste mi poema. Quiero pedirte perdón por todas las cosas que te he hecho, te prometo que voy a cambiar en lo que queda de curso.
Besos. “
No sabía si reírme o si llorar. Steven ha sido mi mayor trabajo, ese punto que colma el vaso, esa necesidad de contar hasta diez y respirar hondo. Steven mi autocontrol cotidiano, ya sé que su color, negro, y su origen no le facilitan las cosas, tampoco sus circunstancias vitales, mientras yo ando desmontándole, los días buenos, esa violencia a fuerza de carcajadas o contándole que para ligar no hace falta picar a las chicas con el scooters, ni que se es más respetado si mira mal a los compañeros.
Steven, mi peor alumno, no ha aprendido mucha lengua, la verdad, es más, estoy segura que la carta, sin una falta de ortografía, se la ha escrito su inseparable amigo Mustafá.

domingo, 21 de febrero de 2010

El poder de los sometidos


La novela comienza con el asesinato de una mujer blanca a manos de un criado negro en la Sudáfrica del apartheid y del racismo. Lo que para algunos novelistas podría ser el final lógico de una historia para ella es el principio. ¿Por qué muere una mujer blanca en manos de un criado negro?

La autora va hilvanando una historia de prejuicios, de cadenas y temores tratando de desvelarnos porqué la muerta, Mary, una mujer blanca y bien educada se traslada a vivir a una granja paupérrima cerca de la selva y acaba muerta en manos de un criado negro.

Doris Lessing, una de las mejores escritoras de este siglo toma partido para criticar el racismo existente en la época pero también subraya, a su vez, los fuertes convencionalismos a los que está sometida la mujer blanca, mostrándonos así otra especie de esclavitud, la de las mujeres blancas cuya única misión que cumplir era casarse y tener hijos.

En “Canta la hierba” la escritora ahonda sobre el matrimonio, desentrañando los entresijos de poder de la mujer sobre el hombre, las complejas relaciones del sometido con su verdugo, la correspondencia de poder y el poder de los sometidos.

En esta sociedad tan fuertemente estructura y jerarquizada sólo un elemento imprevisible es capaz de desestabilizar el entramado social establecido: el amor, capaz por sí solo de subvertir el orden y de hacer cambiar mentalidades. ¿Se liberará la protagonista de sus prejuicios? Y si lo hace ¿La dejará la sociedad vivir en paz?

Nada ni nadie se escapa del análisis acusador que hace Lessing de cada uno de los personajes, creando un climax tenso, de corrientes subterránea que anunciarán la tragedia.

Todos somos presa de los prejuicios, de la sinrazón del miedo al otro, al distinto. La autora, feminista e intelectual de su siglo parece concluir en esta obra que la victoria es de la barbarie sobre la civilización, de la sinrazón sobre la razon.

Entonces comprendemos porqué la protagonistas desde el principio ya está muerta, ella ha osado romper las rígidas normas que imponen los hombres blancos, ha traspasado el límite impuesto.

Mary la protagonista dice en un momento de la obra que “Toda su vida había estado luchando contra eso” pero del sentimiento del amor casi nadie escapa ni puede hacer otra cosa que someterse a él aunque éste le lleve a la muerte.

Novela trepidante, angustiosa, soberbia. El asesinato, parece decir su autora, la barbarie es la única salida para quien se siente excluido, rechazado, tanto blancos como negros.


Imagen: Lucha entre el tigre y un búfalo de Henri Rousseau.


miércoles, 17 de febrero de 2010

La gota caliente



Le costaba respirar. Había días peores que otros. Días donde al aire le costaba entrar en los pulmones y la sensación de asfixia le cortaba la respiración. Esta impresión de ahogo permanecía sólo unos minutos, pero era muy intensa. Cuando creía estar a punto de no poder aguantar más, pequeños estertores de aire salían por su boca, a trompicones, como los gases de un tubo de escape roto. Esto le sucedía desde siempre, al menos desque que Elisa tenía noción y recordaba.
Con el tiempo había aprendido a recurrir a algún torpe ardid para sobrellevar tan desagradable episodio. Abría los brazos en cruz, los pasaba por encima de su cabeza como cuando se atoraba por alguna comida y los movía de arriba abajo repitiendo en alto: San Blas, San Blas, como le había enseñado su madre, y el aire entraba de nuevo a empujones, entrecortado, ayudando al fuelle desgastado y sin presión que eran sus pulmones.
En esa posición estaba, subiendo y bajando los brazos como un pájaro antiguo, con las alas demasiado gastadas o el cuerpo demasiado pesado para volar, cuando entró su compañero de despacho.
- ¿Qué haces? – le preguntó sin cerrar todavía la puerta.
- Nada, ejercicios de hombros- respondió.
- ¿Quieres que te de un masaje? - La sonrisa ladeada, el gesto pícaro.
Marc, su compañero de despacho, no eludía ninguna ocasión para incitarla al contacto físico. No obstante, era un hombre atractivo, casado, pero educado, confortablemente insinuante, sin llegar nunca al extremo de propasarse. Elisa lo apreciaba, era discreto y un buen compañero, aunque no comprendía porqué, pese a lo inteligente que resultaba ser en su trabajo se dejaba llevar tan fácilmente por la carga diaria de tener que mostrarse incitante y atrevido, como si el hecho de compartir despacho con una mujer soltera y de buen ver, le obligase de alguna manera a ello.
- No gracias - respondió sentándose frente al ordenador.
- En un momento pensé que te ibas a echar a volar.
Elisa recordó, mientras rellenaba cartas de pedidos aquella época en que volaba a diario en sueños. Qué edad tendría, siete, ocho, quizá más. Se preguntó porqué razón y cuándo había dejado de hacerlo.
El arrullo de la lluvia en los cristales la hizo ensimismarse en la infancia, como el país del que nunca salió pero del cual, sin embargo nunca podría volver. Mientras teclea se ve con apenas diez años subiendo a la azotea. El cielo azul se desplegaba surcado de un mar de vagas nubes, trazadas tan sólo por algunas líneas de luz. Se subía al muro que rodeaba la azotea con agilidad y caminaba por él como una equilibrista, levantando los brazos en cruz hasta llegar al final y agitar los brazos antes de lanzarse al vacío.
En ese universo dormido era libre para ascender y desprenderse de su cuerpo y mirar desde lo alto la ciudad dormida desde muy lejos, alejada de todos, como un ave solitaria y errática.
Volaba durante horas, planeando la ciudad con los brazos en aspas, aterrizando en nuevas azoteas y volviendo a saltar, sorteando los cables de la luz o del teléfono que atravesaban la ciudad si bajaba muy bajo del cielo. Otras se dejaban llevar intrépida y lo hacía cada vez más alto, más alto, casi rozando el sol.
El repiqueteo de los dedos de su compañero en el ordenador la apartó de esa ensoñación repentina y se acordó, con desagrado del email que le había provocado el ahogo. Abrió el correo y leyó de nuevo la frase en la pantalla “¿De verdad que eres aún virgen?” Un sentimiento de vergüenza y de ira comenzó a ascenderle desde el vientre hasta la boca del estómago.
Hacía sólo unos meses que había comenzado a intercambiarse correos con un desconocido que había conocido en un foro de cine. Comenzaron divergiendo frenéticamente sobre el cine expresionista alemán y acabaron por conciliarse durante largos conversaciones de Messenger e íntimas conversaciones a media noche. Pablo era lo más cercana que había estado nunca a una relación formal, había confiado en él, incluso para decirle su más oscuro secreto y ahora se sentía terriblemente decepcionada. En su enfado podía imaginar hasta el tono de su sonrisa, el descreimiento regocijado en palabras del email. Pero acaso alguien podría mentir sobre algo tan íntimo, se dijo. En la misma pregunta interpretó un halago repentino que le asqueaba.
Aspiró de nuevo el aire con dificultad. Sin lugar a dudas había ido demasiado lejos con aquella relación. La rabia le encendió las mejillas. Debía de estar esperando su correo de vuelta, pero Elisa había decidido que no lo enviaría, no después de aquello. Se sentía herida, insultada.
De pronto las consecuencias de aquellos meses de correspondencia y de llamadas se le encarnó de pronto en toda su viveza, había sido una ingenua. Aquello no era más que la consecuencia de que se encontrase de nuevo en ese estado, despojada, y al arbitrio de alguien al que apenas conocía.
Se acarició el lóbulo de la oreja como hacía siempre que algo le inquietaba. Pensó en un momento omitir el mensaje, como si nunca lo hubiese recibido. Desechó la idea, él sabía que lo había mandado y ella no podía olvidar lo que había dicho. Pero porqué la había dejado en aquella situación tan embarazosa. Sintió vergüenza de sí misma y una ira incipiente a partes iguales.
El aire comenzó a llegarle de nuevo con dificultas, aquella sensación de ahogo no venía nunca sola. Estaba también la mano, esa mano huesuda que era como el anuncio de la falta de aire. ¿O era la falta de aire lo que atraía a la mano? Era una mano lúbrica, blanda, húmeda, como la de un anciano y que, nunca desaparecería de su memoria. Una mano que se colaba entre sus sábana de niña mientras dormía y soñaba que volaba, que se escurría debajo de sus bragas, que apretaba su boca para que no hablase, que la silenciaba para que su madre no la oyese en la habitación al lado, una mano que le apresaba la boca para robarle un beso húmedo, viscoso, que le asqueaba.
- voy a desayunar- dijo levantándose.
Afuera hacía un día extraño, se había levantado viento pero el sol lucía imponente bajo un cielo matizado de azul claro y nubes grises. Caminaba despacio, aspirando y expirando con fuerza, deshaciéndose de la imagen que le perseguía. Una gota caliente le cayó en la frente. Miró al cielo, que de pronto se había vuelto gris y oscuro.
Eso fue el comienzo de la tormenta. Había abierto el paraguas y ahora corría hasta la parada de guagua. Diminutas gotas de lluvia fueron tomando fuerza y formando pequeños charcos en los socavones de las aceras.
Una mujer y un hombre se habían refugiado también debajo de la marquesina. Los coches aminoraban la velocidad y las ruedas en el asfalto mojado emitían un extraño chasquido en la tarde tranquila. No hacía frío, pero el agua caía cada vez más fuerte, formando pequeños surcos en la carretera que se perdían calle abajo.

Título cedido por Tara.
Imagen: desconocida.
Dedicado a tod@s los que sufrieron abusos sexuales de niños, y cuyas consecuencias y dimensión, ya de adultos, nadie ha sabido aún precisar.

lunes, 15 de febrero de 2010

Cárceles


Sabía que iba a ganar, simplemente porque se la merecía. Celda 211 es una película que me ha congraciado de nuevo con el cine español, pues no es una simple película carcelaria sino de relaciones humanas en momentos extremos.¿Quiénes son mejores los que están dentro o los que están fuera?¿Quiénes son leales, quiénes traidores?

Esta película, merecedora de todos los Goyas que se ha llevado (mejor película, mejor director, mejor actor principal…etc.) por su calidad, por sus actores, también nos hace reflexionar una vez fuera de la sala acerca de toda esa población reclusa y en la situación de las cárceles españolas.

Algunos datos para la reflexión:

Las cárceles españolas viven el mayor aumento de presos de la historia de la democracia. ¿Cómo es posible que España tenga la tercera mayor tasa de población reclusa, muchos más que Francia o Italia?

El 70% de los presos está en la cárcel por delitos de narcotráfico, por lo que es la droga, la causante de que comentan delitos, pero pese a esto, no son introducidos en centros de desintoxicación donde curarles de esa enfermad sino que, por el contrario, son recluidos en la cárcel donde el consumo de droga es aún mayor.

Más de 6.000 presos de las cárceles españolas son víctimas del Sida. Los índices de suicidio en las cárceles son muy elevado pero también las muertes por sobredosis o sida.

En las Palmas hay una sola prisión”El Salto del Negro” una cárcel construida para una población de 600 internos que va ya por 1.455 con sólo 35 funcionarios para hacerse cargo de ellos. Los mismos funcionarios denuncian el hacinamiento, la mezcla de presos de distintos delitos, la existencia de hasta 24 reclusos por celda. Este hacinamiento obliga el traslado de los presos canarios a cárceles peninsulares por lo que son las familias las doblemente castigadas teniendo que viajar a miles de kilómentros si quieren visitarlo. Hoy en día se construye una cárcel en Juan Grande después de numerosas intentos porque la buena vecindad se negaba a su construcción.

Se debería abrir un debato sobre la flexibilización del sistema o apostar por medidas alternativas en caso de toxicómanos. Sabemos que la cárcel no reinserta, sino todo lo contrario. La cárcel no es sólo un medio de disuasión, o la consecuencia de haber cometido una ley sino también la pérdida de la dignidad del hombre (de ahí la metáfora, al preso lo primero que le hacen cuando llegan es desnudarlo ante los demás) Primero pierdes la dignidad y luego la esperanza. Ya no existes, no eres nadie, no importas a nadie, salvo, con suerte, a tu familia.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Oye, qué bien se está aquí.



El canario es una raza a extinguir, (¿sabían que por temor a las consecuencias de la endogamia no hay centros de donación de esperma?). Una rara Avis, un cromañón a medio salir de las cavernas, no hay que olvidar que cuando en España estábamos con la lírica cortesana nosotros vivíamos en Cavernas.

Hace algunos años ya, el manual “Psicología del hombre canario” de J.A Alemán, señalaba entre otras como características específicas de los canarios y canarias: la pachorra, (llámese pasotismo), la tranquilidad y filosofía para tomarse todo, además de su carácter servil, característica de los años de conquista, pero también del continuo ataque de piratas sufridos durante siglos.

Me guste o no, a grandes dosis y viendo la realidad canaria, no me cabe otra que pensar que estas mismas características aún perviven. Sino cómo se explica que, teniendo la cota más alta de parados de toda España, 30%, la cesta de la compra más cara de todo el país, el índice de fracaso escolar más elevado, la ley de dependencia sin aplicar y puedo seguir así veinte líneas más, aquí no pase nada. Una mísera manifestación al menos. Oye, pero qué bien se vive aquí.

No sé cualquier cosa que me recuerde que entre fiesta y fiesta vamos existiendo. No es de extrañar que el canario se lance a la fiesta como quien se lanza al mar, de zambullida y cerrando los ojos. Y sino me creen ahí va una muestra:

Hace unos días en un restaurante en Lanzarote entraron dos ingleses a preguntar por una dirección. Mientras uno hacía la maniobra de “despiste” con el cocinero, el otro intentaba robar una botella de vino del restaurante. Cuando el dueño se percató de esto le recriminó su actitud, pero los ingleses, militares de vacaciones, arremetieron a puñetazos con el dueño y con quien se avino a recriminarle su actitud. En el exterior le esperaban cuatro compañeros más que se unieron a la diversión. Aquello se convirtió en una batalla campal, eran “como máquinas de matar” según todos los testigos. Era una película americana de máxima violencia.

A esa hora, once y media, en el restaurante aún habían parejas y niños cenando que no daban crédito a lo que allí pasaban. Volaron mesas, sillas partidas en dos sobre la mesa y sobre las cabezas, cristales, los clientes se escondían bajo la mesa mientras se desataban la furia contenida en un tranquilo restaurante de la Costa Teguise. El resultado varios clientes y trabajadores en el hospital, a uno le están todavía reconstruyendo el rostro.

No es la primera vez que se sabe de la violencia de estos hijos de la Gran Bretaña, turismo de excelente calidad, (nótese la ironía) que viene con todo incluido por doscientos euros, a beber a bajo precio y a comportarse como auténticos salvajes. Sin embargo, ellos no son inmigrantes, no hay ninguna voz que diga que se les expulse porque no tiene papeles, son sólo ingleses flemáticos y educados en su tierra que se comportan como auténticos salvajes cuando se creen a salvo. Ninguna declaración del Consulado inglés, pidiendo disculpa nada. Ningún político recriminando los hechos. Nada. Oye, pero qué bien se está aquí…sino escuchen...

domingo, 7 de febrero de 2010

Orgullo y prejuicio



Todo empezó en la casa azul. Alguna amigas nos reunimos para celebrar el nuevo año después de las Navidades. En la euforia que da el alcohol Ladifotomatón propuso crear un club de lectura. La primera obra sería “Orgullo y prejuicio” de Jane Austen. ¿Orgullo y prejuicio? Una novela romántica de finales de principios del siglo XIX. Bueno, por qué no.
Ayer fue el día del encuentro. Nos reunimos en mi casa nueve mujeres, un bebé y la que aquí les cuenta para inaugurar el club. De las presentes, cuatro leímos el libro, dos lo empezaron y no lo terminaron, dos seguían leyéndolo aún y dos ni siquiera lo habían empezado. Una vez preguntado las causas de que tan pocas se hubiesen atrevido con una obra clásica de la literatura, Mar responde que la había encontrado, sencillamente cursi y Tara se aventura a decir a ella igualmente le resultó empalagosa y aburrida.
Sin embargo, a las cuatro que la leímos hasta el final nos gustó mucho entre otras cosas por la evolución de los sentimientos de los personajes, la ironía de la autora, y además por el uso de la retórica por parte de la protagonista, qué habilidad en la ironía, en los diálogos, en la respuesta rápida e inteligente de la protagonista.
Saben, leyéndola, he sentido como una especie de nostalgia, de que algo, no sé bien qué, en este camino hacia la igualdad entre hombres y mujeres hemos perdido desgraciadamente en el camino.
¿Cóooomo? Pues yo no echo nada de menos, responden.
A ver, debo explicarme, ahora las relaciones son directas, rápidas y el romanticismo está denostado. Antiguamente, la comunicación del lenguaje amoroso era más profunda y rica, todo se demoraba más, por eso se le da tanta importancia a las miradas, a lo no dicho, a lo que se sugería sin decir. Ahora, indudablemente, todo es más prosaico.
Ah, responde Jirafa, eso sí, en la novela se habla mucho de sentimientos. Y de prejuicios, de cómo una opinión precipitada sobre alguien puede condicionar nuestra manera de pensar.
Añade Fotoladymatón que el orgullo es el concepto que se tiene sobre uno mismo, sobre la clase a la que pertenece como tiene Darcy, de condición social superior la protagonista,
Comentamos además que en la obra se critica además la mala práctica de la educación en los hijos, el orgullo de clase, pero sobre todo, el gran tema: el casamiento como objetivo final de toda mujer en aquella época.
Entonces Jirafa nos preguntó si creíamos que aún en nuestra sociedad existía ese condicionante social sobre las mujeres. Después de mucho discutir, llegamos al acuerdo unánime de que hoy en día la mujer está aún sometida a la presión del matrimonio o de la maternidad.
La tarde fue cayendo y Fotoladymatón, con su tendencia a exagerar, certificaba que había sido un absoluto fracaso su propuesta de libro. Pero el “Orgullo y prejuicio” dio mucho de sí, hablamos de gustos, de sentimientos, (mi propuesta de que debíamos volver al matrimonio basado en la buena convivencia más que en la pasión levantó algunas miradas suspicaces, quizá el bebé que ya dormía lo practicaría un día) se hablo de la situación de la mujer en la actualidad y por encima de todo, nos dio para profundizar en el conocimiento de cada una de nosotras. Por lo que nos emplazamos a reunirnos de nuevo en marzo con las mujeres de la casa azul.

viernes, 5 de febrero de 2010

Esa cosa llamada amor



Nunca dejo de sorprenderme por las respuestas de algunos alumnos en los exámenes. Ante la pregunta, características del amor cortés, descubro que cada respuesta corresponde con el carácter de cada uno de ellos.

La lógica:
- Es la poesía lírica, de amor. El amor siempre estará en las poesías.

El imaginativo:
- Lo hacían los hombres y parecían que estaban encerrados en la cárcel sin poder salir de ella, se lo dedicaban a mujeres para ver su amor por ella. El hombre estaba totalmente enamorado.

La drástica:
- el amor en esos tiempos era imposible, porque como casi siempre la mujer estaba casada. El hombre no le pedía sexo por palabras como ahora, sino se lo insinuaba con palabras como, gloria, merced, etc…

El práctico:
-Era cuando un hombre no podía conseguir a una mujer.

El que copia y aún así es críptico:
- El amante esperimenta una pación amorosa con os taculos aladama no le corresponde y un amor impocible. El amor aparese con el sufrimiento aunque el enamorado aspira al encuentro erotico y las relaciones entre ellos se vasa en el servicio y la fidelidad.

El listo
- Esta pregunta no me la sé pero la lírica sí, a ver si así subo nota. La poesía lírica…( y sigue respondiendo lo que no es)

Definitivamente, hoy no es un buen día para seguir corrigiendo los exámenes.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Agua III


Como la tierra al sol, las mujeres manos pata necesitan el agua para sentir, es por esta razón por la que suelen vivir en islas, cerca de ríos, de fuentes o de piscinas.

Como el agua, su naturaleza es voluble e inaprensible, discurriendo por grietas y barrancos, siendo su condición la de verterse y expandirse sin saber jamás en su largo discurrir si llegará al mar o a un estanque.

Si en su lento discurrir llega al mar es sabido que acabará fundiéndose en su esencia primigenia pues es de allí de donde nacieron un día.

Si, por el contrario, se estanca en un límite cerrado, aunque en la superficie su apariencia sea siempre serena y tranquila, no tardará en emponzoñarse como el agua detenida y pudrirse en un callado lamento, o por el contrario, desatará la furia de una tormenta en un vaso de agua.

Las mujeres manos patas se vierten fácilmente en forma de lluvia caliente que brota con facilidad de sus ojos y, como las olas del mar, su pensamiento no se detiene sino que se diluye y renueva a cada embate de las olas.

Quien las conoce sabe que, al igual que el agua no se aprehende ni se contiene sino que se ha de dejar correr libremente, pues sólo así fluye y se expande.

Que las mujeres manos son parte importante de agua se demuestra en el hecho evidente de que cuando aman se vierten en diminutas gotas que como prismas forman un espasmódico arco iris de colores.

En ese voluptuoso y convulsivo litigio del amor las mujeres manos pata exudan un olor acre y dulce que se evaporará en el aire creando nubes, que luego será lluvia que se verterán sobre la tierra, cerrándose así, el ciclo de la vida.


lunes, 1 de febrero de 2010

La contravida



Desde hace tiempo tenía ganas de leer algo de este escritor norteamericano propuesto innumerables veces al Nóbel de literatura. Sin embargo, después de leída “La contravida”, obra de más de cuatrocientas página no me creo preparada para dar una respuesta lo suficientemente coherente ni libre de contradicciones, aún así intentaré explicar mi punto de vista.
En un principio la novela comienza con una gran fuerza y un sentido del humor cáustico que me atrajo. La historia narrada, interesante: un hombre debido a un problema de corazón debe tomar una fuerte medicación que le anula totalmente la actividad sexual. El dilema se le presenta cuando debe elegir entre permanecer impotente durante toda su vida o someterse a una operación de alto riesgo.
Hasta aquí la historia bien, una narración fluida, unos personajes creíbles, pero luego empiezan las digresiones filosófica en torno a la “identidad judía” del protagonista (Philip Roth también lo es) que comienza a ralentizar la marcha de la obra.
El escritor/narrador discurre en una prosa fácil acerca del hecho ser judío, la diáspora, los judíos en Norteamérica, el nuevo antisemitismo etc. Demasiadas páginas a mi entender, donde llegas a dudar si estás leyendo un ensayo acerca de la condición del hecho de ser judío o una novela.
Quizá me pregunto, en España estamos muy lejos de sentir esa preocupación o de considerar el hecho judío como diferenciador, y en Norteamérica se ve desde otra perspectiva. Imagino a un escritor de raza gitana escribiendo una novela acerca del hecho de ser gitano y creo que quizá lo leyera con mayor interés, sin embargo, asocio el “problema judío” por llamarlo de algún modo, a un entorno religioso que nunca ha despertado en mí en el más mínimo interés. Debe ser por esto que la opinión de un judío, aunque sea un prestigioso escritor, cuestionándose todo el tiempo acerca de las específicos trastornos éticos y morales que supone vivir en una sociedad laica siendo un judío, me traen sin cuidado y me aburren soberanamente.
A pesar de esto, reconozco que aunque el tema en cuestión no me apasiona está magníficamente contado. A punto de abandonar el libro porque buscaba una novela y no un ensayo, descubro una vuelta de tuerca más. De pronto, la estructura cambia, los personajes se trasforman y el juego narrativo se hace más complejo. La novela toma pues otro giro inesperado donde todo puede haber sucedido de otra manera.
En conclusión, una buena novela, densa más de 400 página, que pierde fuelle por el exceso de digresiones filosóficas acerca del hecho ¿diferencial? judío, no de mi gusto ni de interés, pero recomendable para quien tenga este tipo inquietudes ético-morales