lunes, 4 de enero de 2010

la mujer madura



Estupidez llevada a la máxima potencia. “Firmin” de Sam Savage, dios, qué cúmulo de idioteces concentrada en tan poco espacio. ¡Cuánto de frases trilladas, estereotipos y sofrito literario.¡
Receta para fabricar un bestseller: comience en tono personal y autodegradante. Si es usted una rata mejor.Continúe con unas cuantas sitas literarias que vengan al pelo, si es del Quijote mejor. Añada usted al relato un aire de cuento infantil y de ñoña nostalgia del pasado. Aderécelo con unas cuantas gotas de apelaciones al público para que se ría, aunque el humor brille por su ausencia. Y finalmente, usted tendrá delante de sus manos un libro de “más de un millón de ejemplares vendidos en todo el mundo”
Si, reconozco, me lo leí, pero porque no me quedó más remedio. Fue el libro del mes en el club de lectura. Tenía que acabarlo para criticarlo. Ahora allá tú si decides leerlo con estas breves pinceladas.
Lo único bueno que tiene un mal libro es que el empacho se te quita fácilmente con un buen libro y para ello nada mejor que acudir a un clásico.
“En brazos de la mujer madura” de Stephen Vizinczey es una deliciosa obra que recomiendo a partir de ya a todo el mundo. Desde ahora la tengo entre mis libros favoritos, imprescindible para todo el que quiera leer una novela ágil, amena, inteligente, bien escrita, con un humor perspicaz, con diálogos inteligentes, sin concesiones a la moral bienpensante ni a las formas.
En definitiva, una biografía novelada del autor. Análisis brillante, pedagógico, magistralmente contado de porqué el amor de una mujer madura debe ser la mejor enseñanza para un joven inexperto. Alabanza de la mujer liberada, de la sabiduría que el amor concede y que es sólo adquirida con la edad y los años.
Un canto también a la sexualidad libre de prejuicios, a la búsqueda del placer, a la educación a través de las experiencias amatorias.
En definitiva, entre otras muchas cosas, una crítica a la guerra y una descripción de las enseñanzas a través de la mujer madura, y a la libertad necesaria que precisa el amor y el sexo.

12 comentarios:

Tantaria dijo...

Uys, se me ha saltado la página y he comentado en...Mayo. Qué cosas. "La Soledad de los números primos" me encantó, bastante más libro que "Firmin". Si éste no te gusta, siempre te queda volver a Benedetti. Besotes.

Isabel dijo...

http://cosasdeciudad.blogspot.com/2009/04/la-rata-firmin.html. Lo ley y me encantó, incluso hice una entrada comentándolo. Un poco deprimente, si, pero incluso llegué a identificarme con Firmin. Un beso

muchacha en la ventana dijo...

Ico, apuntado queda, como recomendación, para cuando termine los dos que llevo para´delante.
feliz 2010, una abrazo¡¡¡

Anónimo dijo...

Me encantó que elogies "En brazos de la mujer madura", y además, desde los mismos méritos y necesidades humanas desde donde yo lo he valorado. Lo tengo hace muchos años, y creía ser una "rara avis".

Belén dijo...

Ok, no lo pillo...

Besicos

Belén dijo...

El libro, quiero decir... que no sé y ha quedado claro

Besicos

Maga h dijo...

Apuntado Ico!
Me encanta cuando haces critica literaria.

Ahora estoy leyendo "Maridos" de Angeles Mastreta. Un placer como escribe. Disfrutable.

Lola - Aprendiz dijo...

Lo de estos libros tan vendidos pasa como con los 40 principales en música, sintoma de rebaños.

dintel dijo...

A mí me encantó. Claro que yo soy una simple lectora.

Isabel dijo...

Me asombra muchísimo que algún crítico literario (docape), que no me conoce de nada, diagnostique que padezco "sintoma de rebaños", solo porque me ha gustado un libro, y eso que soy "una oveja"que respeta a quienes por contra, les ha parecido un mal libro. Un beso Ico

Ico dijo...

Es cuestión de gustos no hay que moralizar ni siquiera culpar a quien le gusta o lila en vez del naranja.. a mi me gustó durante algunos años Corín Tellado..besos

AUREA dijo...

Hola me autoinvito si me dejas para escribir sobre este post.
La verdad esque expresas algo muy bonito.
Lo que el amor de una mujer madura puede aportar a una persona mas jovwen.
Lástima que tenga yo tantos prejuicios...