martes, 12 de enero de 2010

Dispara al pianista



Nada. Absolutamente nada. Eso es lo que salía de su cabeza. La más absoluta nada. Miró intensamente la pantalla en blanco. Esperando, inútilmente, pero las palabras habían huido de él negándose a acudir en su ayuda.
Encendió un cigarrillo. Podía llamar a su amigo Esteban, de él había sacado algunas buenas historias. Después de cinco timbrazos se dio por vencido.
Con gesto lánguido, observó el jardín a través de la ventana. El sol de media tarde cubría parte del césped y los pájaros piaban alegres. Eso es lo que necesito, salir al sol, qué hago en esta sombra con el sol que hace afuera. Acaso cualquier persona normal haría esto. Eso es lo que me hace falta, hacer lo mismo que la gente normal.
Sacó una cerveza de la nevera y encendió un nuevo cigarrillo, con ésta en una mano y el portátil salió al jardín. Un galgo de largas patas y costillas marcadas dormitaba en el sofá, lo apartó con cuidado y se dispuso a comenzar la gran obra. Ajustó la pantalla al sol y colocó los dedos en el teclado como lo haría un pianista. Pero la música no llegó.
Miró a su perro que dormitaba feliz en el sofá y sintió un terrible deseo de ser él. Tendería ahora mismo mi cuerpo al sol y dormiría como tú, le dijo en silencio. Pero un escritor debe escribir, escribrir, aunque no le salgan las ideas. Con rabia aporreo el teclado. Rfgfukasdmknmasmd kladskldklqweijioqwenklfncklasdjwekldm.
El teléfono sonó dos veces seguidas. Cogió el inalámbrico de su mesa de estudios. Qué haces le dijo la voz de su amigo. Nada, preparaba algo de comer. Cómo llevas la novela. Bien, bien. Y tú que te cuentas. Nada, lo normal, trabajando.
El amigo le contó un sueño extrañísimo que había tenido esa noche. Imaginó cada una de sus palabras y sin querer se encontró sonriendo. Nadie cómo él tenía tanta habilidad para dibujar con palabras todo tipo de detalle, contaba con tanto entusiasmo, hilvanando las historias unas detrás de otras que le resultaba siempre ameno oírlo.Su amigo era, a fin de cuentas, alguien por quien se cambiaría ahora mismo sin dudarlo. Porque, a ver, qué era él. Tan sólo un tipo oscuro, un ser solitario y callado y, ahora, sin una pizca de inspiración.
Bueno no tendrías la comida en el fuego, le dijo Estefan a modo de despedida. No, no te preocupes. Aún no había empezado.
Colgó. La habitación se quedó muda, el galgo levantó la cabeza y lo miró con los ojos muy pequeños.
Vámonos, le dijo. El animal alzó las orejas ladeando el hocico y de un salto se puso a su lado moviendo la cola enérgicamente. Antes de salir echó un último vistazo a la pantalla vacía del ordenador. En el espejó observó el reflejo difuso de un hombre sin ideas o lo que era lo mismo, de un escritor acabado.

15 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gusta. Me ha encantado tu historia. Un tanto destroyer.

Charm dijo...

He pensado muchas veces que, cuando un escritor se queda sin ideas, se asoma a un abismo que va más allá de la inspiración. El miedo a perder la pasión y la curiosidad por esa forma particular de observar la vida.
Para un "pertrechador" de ficciones, es como morir...
Sobre pianistas...
http://www.youtube.com/watch?v=duHGXK1PZEM

Saludos.)

mjromero dijo...

No puedo creer que haya un escritor para siempre sin ideas, o sin palabras.
A no ser que deje de ser como le sucedió a Iris, pero entonces ya queda poco de lo que uno fue.

Rosario Libertad dijo...

de esa "nada" tejiste una historia... eso que hacen los escritores...je je

Beelzenef dijo...

La gran pesadilla para todo escritor, a veces creemos asomarnos a ese abismo, y por nuestro cuerpo corren escalofríos como nunca antes...

Morgana dijo...

qué bueno, Ico, me ha gustado mucho. Besos.

1600 Producciones dijo...

Muy bueno realmente!!!

Magritte un lujo.

Saludos

Belén dijo...

Escribir no es tan fácil como parece... es una carrera de fondo!

Besicos

Lola - Aprendiz dijo...

Este requiere segunda parte, el escritor debe escribir las palabras del sueño de su amigo, algo de ficción tal vez...jeje es que me quede con ganas.

Tantaria dijo...

Bueno, pobre hombre, igual era una mala rachilla de inspiración contenida. O estaba de resaca...

Mercedes Pinto dijo...

Buen relato, y bien contado el estado de sequía y desesperación del escritor sin ideas.
Mis felicitaciones.
Saludos.

Javier Fornell dijo...

Ufff... se lo que es eso. Quedarte en blanco y no saber por dónde seguir. Más aún cuando tienes que entregar el texto y no puedes.

Yo he visto al perro, pero era una editora ^^

TARA dijo...

Mientras no se trate de la profesora chiflada... :) claro que en ese caso incluso de eso sabes tejer un buen relato.


Me ha gustado Ico. Besos

Ico dijo...

Que la inspiración me coja escribiendo dijo alguien... cuando leo un mal libro digo "yo lo podríá hacer mejor" y cuando leo uno bueno, esto me inspira para escribir..

Capitán Tormentas dijo...

Hay amaneceres que te despiertas insomne, te sientas delante del ordenador... clap, clap, clap, y el texto sale solo. Tus pensamientos, reflexiones o imágenes se transmiten desde tu cerebro hasta tus dedos de forma automática e inconsciente, como un fluido que por gravedad busca su punto más bajo. Otras veces simplemente te dedicas a transcribir y embellecer notas rápidas en una servilleta de papel, un espacio en blanco de un diario o el dorso de un recibo de banco, que te sirvieron en su momento de soporte para dibujar con palabras ese mundo que observas curioso a tu alrededor y que después te ayudara a elaborar un texto. Pero las mas, son aquellas en las que te sientas delante del ordenador con tu café humeante, enciendes un cigarrillo, y esa conexión entre tu cerebro y tus dedos se cortocircuita incesantemente, rotulando una y otra vez palabras desnudas, escritas con la absurda esperanza de que ellas solas cobren sentido en la fina hoja del plasma…
Así comenzaba un antiguo post en mi blog, y creo que es un poco en la línea de lo que quieres transmitir con tu texto. Un bico
(No da para más) http://capitantormentas.blogspot.com/2008/05/no-da-para-mas.html
(No da para más II) http://capitantormentas.blogspot.com/2008/05/no-da-para-mas-ii.html