viernes, 30 de octubre de 2009

Mañana en la batalla olvídate de mi




No puedo con Marías. Lo reconozco sin complejos, le he dado un margen de duda de cien páginas. Pero no seguiré más, no en esta temporada, no en este tiempo, en esta etapa de mi vida. Más adelante quien sabe, dentro de cien años quizás o cuando ya esté muerta o no. Porque una muerta no puede leer pero puede tener conciencia de que lee o al menos proyecta su propia muerte. La muerte es sólo un devenir constante en la epifanía de nuestro ser.
Bromeo, las últimas cinco líneas son una parodia de la prosa de Javier Marías, diletante de filósofo. Así pueden visualizar el tipo de prosa que utiliza, es decir, constantes interrupciones filosóficas, disertaciones sobre los entresijos de ser un negro, (un escritor que escribe en la sombra para otro) o las preocupaciones del rey, Don Juan Carlos, por parecer una buena persona delante de su pueblo.
Marías eres tan pesado como Pombo, y eso ya es decir. Qué le vamos a hacer, es que cuando quiero leer un tratado filosófico o un ensayo me preparo para tal, pero cuando me reclino en mi sofá o en mi cama para deleitarme con una novela, espero sólo una novela, no una disertación filosófica sobre el ser y la nada.
En Mañana en la batalla piensa en mi, no pasa nada, pero ese no es el problema, hay muchas novelas donde no pasa nada y son grandes novelas. El problema es justamente que sólo transcienda el continuo discurrir de la conciencia de un protagonista que es el mismo autor. Es más, no hay protagonista ni personaje, sólo el autor Marías disertando sobre lo divino y humano en una prosa petulante, plagada de digresiones y disensiones, en una sintaxis confusa, sin punto, con exceso de comas, con un léxico histriónico y frases chirriantes como estas. “en el lenguaje de un adolescente un guarro” “ léxico voluntariamente plebeyo”. Sé que gano con lo que digo enemigos y algún fans de Marías que me crucificará, acepto la ofensiva.
Cuentos perverso de Jaime Tomeo es, sin embargo, todo lo contrario breves historias narradas en una prosa sencilla que, por exceso de simplicidad, cae fácilmente en el prosaísmo. Historias cotidianas contadas con cierto ingenio en frases simples, y en un humor predecible. Tomeo es una autor ocurrente, pero no pasará a los anales de la historia ni por aportar nada a la literatura española ni por evitar que me duerma con el libro en las manos. Sencillamente no entendemos la perversión de la misma forma.
Esta semana, definitivamente, no he tenido suerte con mis lecturas. A Javier Tomeo le agradezco el que me haya hecho pensar que si a él le editan yo no puedo estar lejos de hacerlo y Javier Marías algunas sonrisa a lo Gioconda.

miércoles, 28 de octubre de 2009

Vida y otras cuestiones, acaso mi vicio más viejo y reciente



Hay una mujer sola en su casa mirando a la pared. Mira y mira hasta que la grieta parece tomar la forma de una herida, una herida que por momentos parece seca y vieja y otras, que supura. No quiere moverse por si la grieta es una herida porque entonces lo más probable es que toda la pared sea piel y cuerpo y ella no sea más que algo que no existe y que está allí para mirar esa grieta que a veces parece que le mira y otras que late y supura.

En un baño hay una mujer que teme mirar el test de embarazo y, para dilatar el tiempo o hacer que lo olvida aunque sólo sea un instante mira al espejo y se observa. Tiene la cara asustada, sus ojos son sus ojos, su miedo, en cambio, es nuevo. Sabe que de un momento a otro tendrá que mirar el predictor y entonces ya será una certeza. Mientras se hunde en el espejo se detiene en el cristal que refleja su rostro y que ha perdido por algunas pequeñas grietas el mercurio y aparecen resquicios o hendiduras negras por donde agrieta y pierde su rostro.

En la trinchera hay un soldado al que le tiemblan las piernas cada vez que monta en el carro de combate. Siempre hace el mismo gesto de besar el anillo. Ha tomado esa costumbre, sin querer, sobre todo cuando sale del campamento que siente como un refugio a patrullar la zona. Lo besa y se monta en el carro con el resto y se arrepiente una vez más de no haber aprendido una sola oración a la que poder acudir.

Caminando por gran vía va una mujer con bufanda y abrigo negro al encuentro de un desconocido. Como aún es demasiado pronto se detiene en un bar y se pide una cerveza. Comienza a hablar con el camarero que es simpático, mola, dice, pero no le apetece esperar a que termine y prefiere quedar con el desconocido con el que se ha dado cita para sexo rápido. El camarero le guiña el ojo y ella sin palabras pide que le llenen la copa. Plaza de Malasaña, frente a la cabina de teléfono se repite cuando llega y no ve a nadie. Espera.

La mujer de la grieta en la pared comienza a sudar, sabe que tiene que andar hasta la pared y dejar de alucinar con esas estupideces. No son reales le diría el terapeuta, son imaginaciones desquiciadas de una fantasía desbordada que la aparta de la realidad. Pero ya no puede ver más que la herida abierta en medio de la pared y piensa que es en realidad una herida y si no lo es le preocupa aún más el por qué lo piensa.

El soldado vuela por los aires cuando una granada entra en el vehículo a la misma hora que la mujer de Malasaña entra en el bar de la esquina, justo frente a la cabina y toma otra caña. Desde la puerta de cristal observa la calle y la gente que llega. Observa, por ejemplo, como una mujer se acerca. Tiene un abrigo como ella sólo que de color marrón. Mira a ambos lados de la calle como ella misma hizo cuando llegó y toma el teléfono sin marcar ningún número. Hostia, dice la mujer de la barra.

La mujer se arrastra por la cama y solo ve una piel rugosa en todo el cuarto, los muebles ha tomado una forma humana y una consistencia de piel y vida que la angustian. Sabe que es su propio delirio pero aún así percibe que en cierta manera es también real. Aunque, todo se confunde y duda ya de quién la ha traído a aquella habitación sudorosa y viva.

La señal azul no deja lugar a dudas. Positivo. Primero es el dolor luego un inmenso desasosiego como un océano donde ahora nada en una barca que hace aguas. No puede llorar, se ahoga. Todas las preguntas se agolpan sin respuestas. En un gesto por ocultar su rostro mientras se contrae en una mueca de dolor se cubre la cara con las manos. La mujer se ha arrastrado hasta la pared que acaricia y está caliente, el corazón le late como si fuera a dar el primer beso. Ahora está frente a la cicatriz que está fresca y abierta. La hendidura es como una vagina en donde se acerca y mira. Entre los pliegues que separa ya sin temblor descubre un agujero negro. La mujer de Malasaña no puede dar crédito a la mujer que disimula delante de la cabina con el auricular en la mano y sin echar una moneda. La mira aún con asombro y sonríe pero ahora entiende la fascinación de los mensajes y el misterio. La mujer mira a través de la herida y ve a otra que podía ser ella misma con las manos en el rostro a punto de llorar. Eres tú le dice la mujer y piensa, en un ramalazo de certeza, que por fin la ha encontrado.

lunes, 26 de octubre de 2009

La influencia del contexto



“Existe un amplio acuerdo en la investigación educativa sobre la influencia del contexto sociocultural en los resultados académicos que obtienen los alumnos. El estudio PISA, por ejemplo, ofrece una visión bastante completa de los factores sociales, familiares e individuales que están relacionados con los resultados que obtienen en la lectura los alumnos de 15 años. (…) el índice socioeconómico y cultural del alumno es el factor que tiene una correlación más elevada con la comprensión lectora. (..) el perfil de un mal lector es un alumno con padre y madre de bajo nivel de estudios y reducido nivel profesional; en su casa hay pocos libros y la participación de la familia en actividades culturales es muy baja. Además, los medios económico son escasos, el alumno de nos dispone de habitación propia y tiene un número elevado de hermanos. Lo más probable es que haya repetido algún curso escolar”
Del libro “qué será de nosotros los malos alumnos de “Alvaro Marchesi

sábado, 24 de octubre de 2009

Hazlo


Por mi hermana que lo tuvo, por mi tías que lo pasaron, por todas esas mujeres que tuvieron y tienen cáncer de mama… por todas las que lucharon contra él y lo vencieron, pero también por las que no pudieron. Porque Canarias es la comunidad con mayor índice de mujeres con cáncer de mama, porque esta semana como cada año me he hecho la mamografía y aún estoy esperando los resultados… Porque quería recordarles a todas que hay que hacérsela porque un diagnóstico precoz puede salvarte la vida.

Porque me encanta esta canción se las dedico a todas :







viernes, 23 de octubre de 2009

Los abrazos torcidos



Anoche me acosté indignada. Y sé dirán ustedes, por qué te coges esas pasiones. Pues bien, una es como es y esas pequeñas cosas a las que algunos no le dan importancia a mi me indignan y otras, por las que algunos harían una guerra yo no les doy la más mínima importancia. Me explico ayer vi en video Los abrazos rotos de Almodóvar. De hecho no fui a verla al cine porque entre mis amistades hay auténticas cinéfilas y ninguna de ellas me habló bien de ella. Pero ayer tenía el día tonto y me puse a verla por eso de que sale mi tierra, y con la intención de curiosear y ver si salía algún extra conocido.
¡¡Chiquito bodrio¡¡ La peli no había por donde cogerla, la salva un buen plantel de actores mal aprovechados porque la cámara fue para ensalzar y recrear a la musa almodovariana: Penélopeeee en todas sus poses y su maneras.Sentí vergüenza ajena de que esa película se hubiese presentado a los Goya y a los Oscar. Cría fama y échate a dormir. Primera escena, una habitación llena de cruces y un mapa de España de colegio al fondo. ¿Será para decirles a los americanos donde está España?
El guión no hay por donde cogerlo, una mujer enamorada, que no lo parece tanto y maltratada, que no deja a su maltratador hasta que su hombre acabe la película.¡ Buen favor le hace a todas esas mujeres maltratadas y humilladas¡ La defensa de su dignidad y su vida no vale lo que una película. ¡De risa si no fuera un tema trágico tratado con una superficialidad pasmosa¡
La trama de los abrazos rotos que más que rotos parecen retorcidos de tan estrambótico argumento, se vuelve tan rocambolesca que pierde la veracidad en los primeros treinta minuto. Y es que para mí Almodovar cuando dejó de hacer cine cómico como en “Mujeres al borde de un ataque de nervios” perdió toda su genialidad. Cada vez soporto menos sus melodramas con tintes folletinescos.
Todo es previsible en la obra, desde la radiografía de la mujer hasta el hecho de que en el último minuto el hijo se entere de quien es su padre. Y todo esto sin aparecer Lanzarote, que cuando lo hace es en dos escenas en la playa de Famara y en el golfo. Dos escenas de lo más turísticas. Ni un extra de la isla salvo dos recepcionistas extranjeros hablando en inglés. ¿Almodóvar no había gente canaria, hombre, para que hicieran de recepcionistas?
En fin, queriendo ser original, aparece una película dentro de otra, con el siguiente título “Mujeres y maletas” ¡viva la cosificación¡ ¿Es que nadie le enseñó en el colegio que no se pueden mezclar cosas y personas porque cosifica a las personas y porque es una incongruencia lógica?
Me gustaría irme a la cama pero resulta que M. se ha quedado dormida en la mitad de mi cuerpo y tampoco voy a despertarla. En fin, el director, alter ego de Almodóvar, ciego como el mismo Almodóvar, incapaz de ver lo que es un bodrio folletinesco de una obra bien hecha dice finalmente en la última escena que las películas hay que acabarlas. Sí una cosa es que él se empeñe en acabarlas y otra, que uno lo haga, bajo el más que probable riesgo de quedarse dormida en el intento. Sino que se lo pregunten a M.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Una interpretación posible



Supongamos que un hombre solo acude un día al campo, a la casa donde un día nació y que ahora permanece vacía y vieja. Ese día decide subir una colina cercana dando un paseo. El hombre debe caminar sobre excrementos del rebaño que pastorea por allí cada día. El viento ha comenzado a silbar. Después de ascender una horas por ese paisaje de infancia se acuesta sobre la hierba, bajo la sombra de un roble.
De pronto oye una canción. Es el viento agitándose entre las hojas del árbol. Se queda plácidamente dormido oyendo esta música. Cuando abre los ojos observa como una bandada de palomas vuela sobre él.
La tarde va cayendo, el viento ha cesado y comienza a oscurecer. Hace un poco de frío. Pero el hombre no quiere bajar aun de la montaña
Allí, en medio de aquella soledad se encuentra bien, aunque una vaga tristeza le embarga. Quizás sea el recuerdo de los seres amados que ya no están en la tierra o porque piensa que el final de sus días está cerca.
La tarde va cayendo. El viento ha cesado y las primeras sombras comienzan a aparecer. Una sensación de bienestar lo embarga, siente que allí en aquél lugar olvida mejor su tristeza. O quizá solo es la aceptación de la vida tal cual es. Cuando baja de la colina ya es de noche.
Este hombre es un poeta. Embargado aún por las sensaciones de la montaña comienza a escribir este poema:


Sobre excrementos de rebaños, subo y me acuesto bajo los
robles musicales.
Cruzan palomas entre mi cuerpo y el crepúsculo, cesa el
viento y las sobras son húmedas.
Hierba de soledad, palomas negras: he llegado, por fin;
éste no es mi lugar, pero he llegado.

Antonio Gamoneda

martes, 20 de octubre de 2009

El punto medio



Plata Quemada, libro del argento Ricardo Pligia nos cuenta en una acción trépidamente el atraco de un banco por parte de unos delincuentes, su persecución y trágico final. Extraído de un suceso real ocurrido en Argentina narra en forma de crónica breve lo que sucede a los delincuentes en esos días.

Todo en el libro es pura acción, a penas hay diálogos, breves pinceladas expresionistas de rápidos perfiles que dejan entrever aspectos de la vida de los delincuentes. Todo ello a un ritmo vertiginoso. Se lee como quien ve una película, una buena película de acción (parece que ha sido llevada al cine también) donde entre tanto tiroteo y sangre, al final acabas cogiendo simpatía a los propios delincuentes que son acorralados por la policía y que sabes que van a morir.

El lenguaje en argot gansteril- argentino dificulta, al inicio o la comprensión, pero luego acabas introduciéndote en ese lenguaje lunfardo y casi acabas por ponerte a dar tiros tú también con acento argentino.. Eso sí siempre sabiendo que la novela acaba mal desde el principio pero sin dejar de leerla porque está bien narrada, a un ritmo vertiginoso, pero sin más, pero sin buscar más filosofía ni profundidades.

Dame placer de Flavia Company, al contrario es una novelita de interiores, No hay acción, ni contexto, ni personajes, ni argumento, tan solo una mujer confesando ante un médico? ( no lo sé, no tuve valor para acabarla) su sentimiento de abandono y soledad ante la pérdida de la amada. La novela narrada en forma de monólogo nos aburre contando los sentimientos de abandono.

El que este hecho suceda entre dos mujeres no le da ni más prestancia ni mayor honduras. En el final del amor y el sentimiento de desgarro todos somos iguales. Pero un monólogo es mucho monólogo para ser usado en una novela aunque sea corta y de pocos vuelos, pudiendo llegar a convertirse en discurso ombliguista, en un texto pesado, repetido, y sobre todo, mortalmente aburrido.

En fin, que una novela no sea leída como una película pero que tampoco se convierta en un monólogo. De nuevo hay que acudir al reiterado “aurea mediocritas” de los clásicos o lo que es lo mismo el término medio. Todo ello, sin menoscabar la mayor calidad literaria de la obra de Pligia.

sábado, 17 de octubre de 2009

La mujer de los ojos verdes



El vehículo circula a velocidad moderada, como si no llevase prisa en aquella mañana soleada o como si contemplase el paisaje. Pero no hay nada que ver en aquella llanura amarilla, por lo que tan solo circula como una armadura reluciente en medio de aquella estepa. La mujer que conduce el coche no parece tener una edad definida, por sus vestidos y por sus manos podríamos situarla en una edad media, mueve sus manos con agilidad y sosiego, conduce con placer, abstraída. Su mente está ahora en un punto fijo, de lejos parece un bulto, pero según avanza el vehículo se va configurando la figura humana. Es un chico que hace auto-stop.
La culpa fue de mi hermana, se empeñó en que tenía que ayudarla con los deberes de matemáticas o se chivaría a mi madre. La miré amenazante pero ella permaneció impasible señalando una hoja llena de divisiones por tres. Tenía que irme o perdería el autobús a la ciudad. Pero en el último momento se me atravesó una división y cuando llegué el autobús ya se había ido. No me quedaba otra, empecé a caminar por el borde de la carretera esperando que pasase algún coche que me llevará hasta el próximo pueblo o con mucha suerte a la ciudad.
El móvil, eso es lo jodido, si supiéramos cuál es el móvil. En cambio el modus operandi es siempre el mismo. Las víctimas, hombre solos que hacen auto-stop en carreteras secundarias. Algunos testigos coinciden el coche, un Audi A5 color gris plateado, pero nadie ha podido dibujar el perfil del conductor. Es probable que sea una mujer, todas las víctimas tienen síntomas de haber realizado en el espacio de pocas horas el acto sexual. La muerte les sobreviene en pleno éxtasis, al menos, en este dato concuerdan todos los forenses. Algo es algo. Sin embargo, sigo sin móvil. Esto es lo jodido cuando no hay móvil, ni un perfil definido, como si se moviese por el azar y el destino. Una jodida mantis religiosa al volante de un Audi 5.
Lo sé, no sé cómo, pero lo sé. No es algo de lo que me enorgullezca, la verdad, pero cómo podría evitarlo. Una vez tuve una gata, tuvo el celo sin darme tiempo a operarla. Un día comenzó a maullar de manera extraña, dolida, irritada, Se empezó a restregar en mis pies pidiéndome ayuda, iba a la puerta y lloraba. Pero yo insistía en tenerla encerrada, no quería dejar salir, tenía miedo a perderla si se iba y no volvía. Pero su ansiedad fue en aumento durante todo el día, no cejó ni un segundo. Por la noche la encerré en el salón y me fui a dormir. A mitad de la noche sentí unos golpes en el cristal de la puerta del salón, era la gata que se lanzaba contra los cristales queriendo salir, desesperada, prefiriendo morir antes que soportar el ardor. Así me siento yo.
Cuando la mujer abrió la puerta del coche no me lo podía creer. Era muy hermosa, tenía unos ojos verdes casi felinos, me sonrió y me invitó a pasar, es raro, ahora lo recuerdo no me preguntó a dónde iba. Se estaba bien allí, olía bien, se agradecía el aire acondicionado, la música suave, creo que era de coro o algo así. De la guantera sacó una coca-cola fresca y me la ofreció. Me sentí, cómo decirlo, acogido, especial, sí, así era. Recuerdo que el coche se deslizaba sin un ruido, yo me recliné hacia atrás cerrando los ojos un momento agradeciendo poder llegar a tiempo al concierto, agradeciendo estar allí. Entonces supe que ella me miraba.
Suelo ir con el coche por la ciudad, a veces voy más lejos. En ocasiones he llegado hasta Valencia, otras hasta el norte, siempre hay alguien en el camino. Alguien que necesita ser llevado a alguna parte. El placer está en la búsqueda. Mi cuerpo está alerta, como un cazador ante una pieza. Cuando la diviso, puedo oír mi respiración, sentir los los latidos de mi corazón bombeando fuertes, a a un ritmo feroz. Nada puede detenerme.
¿Por qué hombres solos? No hay un sólo vínculos entre ellos ni un solo parecido. ¿Y por qué dejó escapar al joven? ¿Algo que dijo o hizo? ¿Quiere ser atrapada?
Eres muy guapo, me dijo a un centímetro de mi. Entonces sentí su perfume, su aliento sobre mi boca. Me deje ir, como en un sueño. No sabía qué hacer. Permanecí en silencio y paralizado. Cuando abrí los ojos vi que nos habíamos desviado del camino. No pude decir nada, no sé si hubiera podido decir nada. Oí como mi asiento se deslizaba hacia atrás y la mujer que venía. Cerré de nuevo los ojos, nunca he estado con una mujer, no podía moverme como si algo me atrapara al asiento.
Comienzo a transpirar, mis pupilas se dilatan, mi boca se humedece y mi cuerpo escala cada segundo hasta el deseo más voraz. Siento un ardor irrefrenable y me convierto en su víctima. Si, puede usted escribir esto; en ese instante, ya no soy dueña de mi cuerpo ni de mis actos.
Sentí de pronto como un manto que me cubría y mi cuerpo que se separaba de mi discurriendo sin mi voluntad. Nunca había sentido aquella sensación, como si una lengua de fuego recorriera mi columna y una corriente que subía y bajaba por mi cuerpo. Oí a la mujer gemir sobre mí y luego, una explosión o un desgarro. Entonces me miró, como si despertara de un sueño con aquellos ojos verdes y me asusté. Me asusté y de un golpe me bajé del coche, con los pantalones en los tobillos, tropezando, cayéndome, pero corriendo, sin parar, sin detenerme ni mirar atrás.

viernes, 16 de octubre de 2009

Esperando por nosotr@s



Este sábado, 17 de octubre, es el día mundial contra la erradicación de la pobreza. No podemos olvidar que 6 millones de niño mueren cada año de hambre.
Les he pedido a mis alumnos que piensen en esto y que aporten soluciones o que hagan un relato acerca de esto. Luego me he puesto a pensar qué puedo hacer yo con mi barriguita llena y mi corazón contento.
Quiero irme este verano un mes de cooperante, egoístamente, sabiendo que voy a recibir más de lo que yo pueda dar.
La música de Youssou N’Dour, Nene Cherry lo dice mejor que yo.

No me veas desde la distancia
No veas a mi sonrisa y piensa que yo no sé
Que hay abajo y detrás de mi
No quiero que me veas y pienses
Que lo que está dentro de ti está en mí
Lo que está dentro de mí es ayudarles a ellos

Matanza y groserías
Deberíamos utilizar
En los que practican encantos perversos
Por la espada y la piedra
Malos hasta los huesos
La batalla no se ha terminado
Incluso cuando se gana
Y cuando un niño nace en éste mundo
No tiene ningún concepto
De el tono de la piel en la que está viviendo

No es un segundo
7 segundos lejanos
El tiempo que me quede
Estaré esperando
No es un segundo
7 segundos lejanos
El tiempo que me quede
Estaré esperando
Estaré esperando
Estaré esperando

Asumo que las razones que nos empujan para cambiar todo
Quisiera que olvidáramos su color para que puedan tener esperanza
Muchas opiniones de la raza que los hacen desesperar
Deseo que las puertas estén completamente abiertas
A los amigos para hablar de su dolor y su alegría
De modo que podamos dar información
Que no nos dividan para cambiar

7 segundos lejanos

El tiempo que me quede
esperando
Estaré esperando
No es un segundo
7 segundos lejanos
El tiempo que me quede
Estaré esperando
Estaré esperando
Estaré esperando

Y cuando un niño nace en éste mundo
No tiene ningún concepto
De el tono de la piel en la que está viviendo
Y hay un millón de voces
Y hay un millón de voces
Para decirte lo que deberías estar pensando
Así que mejor que tomes sobriedad por un segundo

7 segundos lejanos
El tiempo que me quede
Estaré esperando
No es un segundo
7 segundos lejanos
El tiempo que me quede
Estaré esperando
Estaré esperando
Estaré

jueves, 15 de octubre de 2009

Capacidad crítica


Con mis alumnos de 4º estamos dando la argumentación y no he encontrado mejor manera de que sepan lo qué es que poniéndola en práctica. Para ello he dividido la clase en dos grupos (son sólo catorce) y he propuesto un tema: el aborto. Un grupo debería escoger la defensa y argumentación de sí y el otro grupo el no.

Primera sorpresa, la mayoría de grupo, llamémosle A, compuesto mayoritariamente por chicas escogió defender el no al aborto y el grupo B, compuesto en su totalidad por chicos el sí.

El trabajo consistía en buscar en Internet datos e información en qué basar sus argumentos para un posterior debate en clase. Yo sería la moderadora. El trabajo de búsqueda fue bastante flojillo, ganando los defensores del NO por haber utilizado los medios tecnológicos y los argumentos más elaborados.

En el debate descubrí, para mi sorpresa, que salvo una o dos personas, ninguno de ellos sabía defender sus posturas ni dar explicaciones sobre lo que pensaban. Los argumentos eran del tipo emocionales o demagógicos como que el feto era una persona. Al cabo de un rato tuve que mediar para enriquecer el debate lanzando propuestas del tipo, ¿y la libertad individual? ¿Y el derecho de la mujer a tomar decisiones sobre su cuerpo? teniendo que abandonar mi papel de moderadora a punto de que me diera un ataque.

Finalmente, algunas alumnas, contradiciendo su propia idea inicial, se cambiaron al grupo del SÍ. Pero el resultado, en general, ha sido bastante penoso. Conclusión, aunque algunos chicos sean inteligentes no saben expresarse ni argumentar sus tesis.

Hoy he tenido una reunión informativa del segundo curso de doctorado en la Universidad. El curso pasado fue un desastre, profesores irresponsables que no respondían a preguntas en el foro o email, bajo nivel educativo y amplias exigencias, profesores que no aparecían a la cita, en fin, mucha descoordinación y caradura.

El director comenzó hablando sobre lo que había que hacer este año sin pedir disculpas ni mencionar las muchas incidencias que hubo en el curso. Al final levanté la mano y di mi opinión de una forma asertiva (jodida palabra ésa) argumentado las razones por las que me había parecido un autentico fiasco el curso de doctorado y el poco respeto que habían tenido los profesores con su alumnos, la mayoría docentes. El director se escabulló de la única forma que pudo, diciendo que aquella reunión no era para eso.

Nadie más habló. Sin embargo, en corrillos, en la cafetería, por email, fueron muchas las quejas de los alumnos sobre el funcionamiento del mismo. Salí de allí con un nivel de cabreo importante, y con la impresión de que la gente realmente tiene miedo a decir lo que piensan, temen que haya una represalia o de que influya para algo los resultado si tú te muestras crítico con el sistema. Y así nos va.

Entonces, me pregunto que para qué sirve que enseñe a mis alumnos a argumentar si cuando es necesario les falta el coraje de poder expresarlo. ¿Cómo se enseña no temer? ¿Enseñamos con el ejemplo? ¿Somos críticos? ¿Sabemos exponer lo que opinamos sin miedo al rechazo? y sobre todo, ¿Tenemos la capacidad de ser críticos?

martes, 13 de octubre de 2009

Persiguiendo a Bolaño



Empecé a leer Los detectives salvajes y confieso que no me atrapó en la primera línea, es más, lo abandoné durante unos meses. Luego me metí en un club de lectores y se propuso Bolaños (Chile, 1953-2003) como lectura. Entonces lo retomé de nuevo, afortunadamente, porque su lectura me atrapó y me sumergió en un mundo complejo y vivo que me hizo reencontrarme con la mejor literatura sudamericana y rememorar a aquellos grandes escritores sudamericanos como Cortázar o Borges.
En esta gran novela biográfica, de múltiples perspectivas, relatos que se entrecruzan, y personajes que buscan y se pierden se palpa que fue hecha con sangre y fuego. Fascinada por este descubrimiento, por un autor provocador e incorruptible, comencé a leer llamadas telefónicas una colección de cuentos breves que me gustó aún más por su humor y crítica ácida contra todo y todos,
Esa misma semana conseguí en la biblioteca Putas asesinas, colección de relatos que me pareció aún mejor y me confirmó que toda su obra está maravillosamente imbricada, algunos personajes aparecen de nuevo y que el autor, ácido y lúcido, aparece constantemente entre sus páginas. Por lo que toda su obra es una sola obra donde se respira su propia biografía y autenticidad en cada palabra.
Dicen sus biógrafos que una vez que se le diagnosticó una grave enfermedad hepática en 1993 y sabiendo que el quedaba poco de vida se dedicó a dejar un legado literario importante. No sé si alguien sabiendo que tiene sobre sí esa certeza de la muerte es capaz de dejar un legado o escribir para la posteridad o precisamente esa preeminencia de la muerte es la que acaba conformando su estilo. Sólo sé que indudablemente su obra merece ser leída con la consideración de un gran autor de nuestro tiempo.
Esta semana encontré una colección de cuentos póstumos El origen del mal, en ella hay cuentos inacabados que no sé si el autor hubiese dejado en vida que se publicasen, cuidadoso como era con su escritura, pero esto entraría ya dentro del apartado de las miserias editoriales, tal como harían con 2666, publicada póstumamente. Temas, por cierto, recurrentes dentro de la obra de Bolaños y con las que el escritor fabricaría uno de sus mejores cuentos, a saber, el escritor la editoriales, la literatura y la muerte.

domingo, 11 de octubre de 2009

La famme fatal


El cine negro americano encumbró el mito de la famme fatale como un tipo de mujer de personalidad seductora y de una sexualidad casi insaciable. Ava Gadgner simboliza a mi juicio, este tipo de mujer como ninguna otra.

La actriz de “Mogambo” o “La noche de la iguana”, representan por antonomasia a la mujer fatal, segura de sí misma que, por lo general, suele estar fuera de las normas sociales que los demás le han impuesto y que ella se salta cada vez que quiere.

La famme fatal es siempre una mujer experimentada, una especie de “vamp” o vampiresa que acaba con la voluntad y energía del hombre. Suele proteger su corazón débil con la indiferencia y aparenta no esperar nada del amor cuando siempre se enamoran del más canalla que, irremediablemente volverá con la mujer dócil, esposa y madre representado por Grace Kelly o Debora Kerr..

Este tipo de mujer como Ava, imponente, sobre todo en estas películas mencionadas, siempre nos transmite una fuerza poderosa, una rebeldía insobornable, seguidora de una sola ley: la que rige su corazón. Tiene una mente lúcida y práctica que riega con un fino sentido del humor tendente al cinismo. Es descarada y apasionada, pero también, fría cuando la ocasión lo precisa.

Adoro a esta mujer soberbia en la pantalla, mujer libre por excelencia, tiene cicatrices que cura con alcohol, ríe a mandíbula batiente pero en su interior adivinamos un transfondo atormentado y solitario como algunas aves del paraíso.



viernes, 9 de octubre de 2009

Toro



Todo comenzó con los animales. Al principio nadie le dio importancia. Incluso se bromeó sobre el asunto. La primera en atacar fue una leona a la que dieron caza en dos días. Nadie supo si se había escapado de un circo o si algún particular la tenía enjaulada.
La policía la encontró en medio de la noche con los ojos encendidos y a punto de abalanzarse sobre ellos. Descargaron cuarenta ráfagas sobre el animal acorralado y se fueron.
Ese mismo día las noticias anunciaron que un toro se había escapado del redil y tenía atemorizado a todo un pueblo. Seguimos la caza del animal desde el salón de mi casa, mientras comíamos, con el volumen del televisor bajo como mi madre quería. Clío jugaba con sus cajas de colores, ausente y distante en su mundo impenetrable, cuando vimos la imagen de toro correr hacia las cámaras.
Entonces ocurrió algo que nos dejó a todos boquiabiertos. Mi hermana pequeña despertó de su letargo y levantó su dedo señalando hacía el televisor. Mi madre se levantó tan rápido que dejó caer la silla del comedor hacia atrás. De pronto habíamos dejado de mirar al televisor y al toro acorralado para mirar a mi hermana pequeña pronunciar su primera y última palabra. Toro.
Mi madre corrió hacia ella a abrazarla pero mi hermana había empezado a llorar y a mover el cuerpo hacia atrás y hacia adelante como hace siempre que algo no le gusta. Aún así, mi madre, desde ese día, no perdió la esperanza, cuando aún había esperanza, de que Clío mejorase y se convirtiera en una niña como las demás. En la pantalla pudimos observar como el toro, antes de morir bajo la descarga de la guardia civil, embistió a tres de ellos.
Debí intuir o ver un indicio de algo aquel día, pero nunca nadie sabe nada, y menos yo, me hubiese imaginado nunca lo que sobrevendría después. Todo comenzó ahí, creo que en cierta manera los extraños comportamientos que comenzaron a tener los animales tuvieron algo que ver con la mejoría de mi hermana quien nunca había mostrado interés por nada ni nadie. Pero mi hermana no mejoró y la noticia del extraño proceder de los animales dejó de ser noticia para ser una pesadilla.
Los enjaulados enfurecían hasta acabar estrellándose en los barrotes hasta morir, los que podían, escapaban sin atender a las voces de los amos. Esa misma semana una manada de caballos salvajes asaltó las autopistas provocando numerosos accidentes. Tan solo unos horas después una jauría de perros hermanados con lobos aterrorizó a un pueblo entero.
Los acontecimientos no remitieron, sino todo lo contrario, los animales comenzaron a atacar mortalmente a las personas de manera irracional. Algunos científicos discutían el origen en el extremo calor que estaba haciendo por aquellas fechas. La temperatura había alcanzado ya a los treinta grados en pleno octubre y todos estábamos más irascibles y nerviosos de lo habitual. El exceso de calor tenía efectos agresivos en los animales salvajes, decían. Cuando la temperatura bajase todo volvería a la calma, pero nadie creía demasiado en esta teoría.
El día que los pájaros en bandadas atacaron un autobús escolar el gobierno estableció el estado de alerta. Los colegios fueron lo primero que se cerró luego vino el resto.
Las noticias que nos llegaban eran confusas, hablaban de una extraña alteración producto del calor pero, lo cierto es que nadie podía dar una explicación al comportamiento tan extraño de los animales. Raro era el día que no supiéramos de la agresión de algún animal doméstico a su dueño. Cuando las bestias comenzaron a organizarse y a actuar en manadas se implantó la ley del terror.
Entonces se decretó el estado de excepción. En un principio el gobierno intentó ocultar los muertos pero pronto fue inevitable. La gente temía salir a la calle y los animales se apoderaron de la ciudad; llegaban de todos lados, enseñando las fauces y reclamando su parte de territorio.
La gente comenzó a armarse por su cuenta y se formaron algunas cédulas para exterminarlos, pero todo eso fue imposible, ellos eran más fuertes y numerosos. Parecía que los animales hubiesen despertado de una vez y por todas de su estado de esclavismo y sumisión.
El temor nos ha paralizado, nadie se atreve a salir a la calle que se ha convertido en una selva de asfalto, hace tiempo que se han detenido las fábricas y los aeropuertos. Clío y yo vivimos en la oscuridad más absoluta y en el comienzo del caos. La tele y la radio han dejado de funcionar. Las últimas noticias fueron confusas y escasas, hablaban sobre la rebelión de los animales, sobre la venganza de éstos.
La comida escasea y pronto se apagará la luz en toda la ciudad. Mis padres no volvieron nunca. Las calles están llenan de muertos y solo oigo el sonido de la noche mientra amanece. Se vislumbra sobre un poste una bandada de pájaros que esperan. Oigo el sonido metálico y lejano de unos cascos de caballos galopando en la calle desierta. Desde la ventana un toro aguarda sobre el motor apagado de un coche. Cuando amanezca Clío y yo saldremos a buscar comida o a servir de pasto y presa a los animales que acechan.

martes, 6 de octubre de 2009

Mujeres de poca fe

Este post va dedicado a todas esas personas, mujeres sobre todo, docentes o no, que no creyeron en que un día mis alumnos iban a poder comprender una poesía como la de Antonio Gamoneda.

Pues sí. No todos, claro está. Estamos comenzando el curso. Pero el nivel ha sido bastante bueno. ¿Recuerdan la poesía?


Vi la serenidad en los ojos de las reses destinadas a los cuchillos
Industriales y los caballos inmóviles en la tristeza;
Después, la cal, su luz en los ancianos, y grandes grietas

habitadas por lamentos.


Por su puesto la mayoría después de un buen rato pensando (o haciendo pensar a sus padres, que también los hubo) extrajeron la idea de unos animales que van a morir en el matadero. Hasta ahí llegaron. A ésos los podríamos llamar grupos básicos o grupo A, otros, el grupo B, dedujo que los ancianos también iban a morir pronto y por eso se lamentaban y sentían tristeza. Y luego, por último, el último grupo el C y el que pudo llegar a mayor grado de abstracción supo relacionar la tristeza del hombre que muere con la de los animales, comparando el estado de ambos y el mismo fin común. A este último apartado, es verdad, llegó sólo una niña, y con la ayuda de su madre.

Bueno y qué¡ tienen catorce años¡. Y quién no ha ayudado a un niño a dar sus primeros pasos. Pues esto es el primer paso de mi grupo hacia la poesía. Además desde nuestro centro se fomenta la cooperación de los padres en la educación de sus hijos.

Así que, mujeres de poca fe, vamos dando nuestros primeros pasos. Algo positivo, los chicos no odian la poesía, ya me preguntaron hoy cuando decía la próxima. Lo ven como un problema a resolver, dónde no pueden usar la calculadora, ni el razonamiento matemático; y aunque les he dicho que la poesía es también intuición, imagen y ritmo, aún están apegados a lo lógico de las palabras y a la necesidad de buscar un significado racional. Pero lentamente van descubriendo el valor de la fuerza de las palabras, el poder del cambio de lugar o simplemente las imágenes que pueden llegar a sugerir.

Creo que empiezan a comprender qué es literatura. ¿Demasiado optimismo? Quizá. Mi teoría es si pides poco, te darán poco, si les pides mucho ellos se sentirán valorados y el esfuerzo que hagan será superior.

Para este fin de semana doy otra vuelta más de tuerca y les pondré la siguiente.

Entre el estiércol y el relámpago escucho el grito del pastor.

Aún hay luz sobre las alas del gavilán y yo desciendo a las

hogueras húmedas.

He oído la campana de la nieve, he visto el hongo de la pureza

he creado el olvido.

Antonio Gamoneda



domingo, 4 de octubre de 2009

Amor sereno amor maduro



Había sido una semana especialmente dura. Los primeros días de clase, las reuniones por la tarde, las programaciones, la visita de los padres. No deseaba otra cosa sino que llegara el viernes para poder desconectar y permanecer dos días en silencio. Nada de ruidos, nada de nada, más que mi cuerpo flotando en una modorra inconsciente. Abrí la puerta y mi perra me saltó gimiendo como si llevase toda la semana echándome de menos. Al salón llegaba un aroma de gel y de champú. Oí la ducha correr.
Recordé que mi mujer salía hoy con sus compañeros de trabajo. Entré el baño y la encontré desnuda frente al espejo. La besé. Me dirigí al dormitorio y me deshice de la ropa de trabajo. Pensé que una ducha me vendría bien. Cerré los ojos bajo el chorro de agua caliente sintiendo que me deshacía de cada uno de las preocupaciones de la semana. Cuando salí Elisa estaba delante de mi radiante y verdaderamente atractiva.
- Esta muy guapa- le dije.
-¿De verdad?.. – Me dijo mirándome entusiasmada- y ¿Tú qué vas a hacer…?
- Nada- respondí- tumbarme en el sofá, leer, a lo mejor alguna película antigua y acostarme muy temprano…estoy muerta…
Y era cierto. Elisa se pinto la raya, se puso rimel en los ojos, se rodeó de perfumé y se miró satisfecha en el espejo.
- No sé cuando vendré…- me gritó desde el baño. Yo estaba ya en la cocina.
- Pásalo bien…- le dije- sirviéndome una copa de vino.
- Tómate la pastilla antes de acostarte.
-Sí.
- Me llevo tu coche.
Me quedé a solas. Empezaba a anochecer, la luna empezaba a distinguirse a través de los ventanales. Pensé por un momento poner música y comenzar el último libro de Bolaños. Pero sólo tuve energía para servirme otra copa. El vino hizo su efecto y comencé a relajarme, mi cuerpo se fue fundiendo poco a poco con el sofá formando un solo cuerpo.
Creo que por un momento cerré los ojos o quizá soñé porque mis alumnos como un enjambre de abejas vinieron hacía mi. Eran un pequeño ejército de liliputienses que ascendían escalando por mis píes . Ví la cara de Jafet, de Manolo, de Sheila, de Abel, de Abderahman, acercándose a mí, expectantes, hambrientos de saber…abrí los ojos.
Esa mañana había estado en secretaría recogiendo datos de las matriculas, las firmas de los padres para la autorización de salida previa del centro. La administrativa estaba frente a mi, llevaba muchos años en el instituto y era del pueblo, por lo que conocía a cada uno de los chicos mejor que yo. A veces, en voz alta y para entablar algo de comunicación comentaba algo sobre alguno de los chicos.
- Esta niña que chillona es, dios mío, me vuelve loca- le dije.
- ¿Quién?
- Dalila….- respondí.- Me quedé en silencio, paralizada sin saber qué decir.
Entre la matrícula había una nota de la madre informando de que su hija iba a operarse de una grave perdida de audición. Mierda. Me incorporé del sofá, será mejor que haga algo me dije, pero mi cuerpo seguía inerte, sin capacidad ni voluntad. Así que lo único que fui capaz de hacer fue darle al mando de la televisión. Era una película de acción, los ruidos de disparos despertaron a la perra que roncaba a mis pies. Bajé el volumen. La vida no es justa le había dicho esa mañana a Zalacaín. Me miraba con sus enormes ojos blancos y su cara de niño en aquél cuerpo de hombre negro.
-¿Pero por qué nadie me vota? Yo quiero ser embajador, repetía.
- Bueno, tienes mi voto- le dije- pero no creo que sirva de mucho. Lo siento.
En la pizarra sólo tres marcas, tres votos para él. Pensé en su mirada desafiante, esa que había aprendido en las calles de Cali, y en aquella mirada suplicante que me pedía ayuda ahora. Quizá si la clase conociese que él vio como mataban a su madre de un disparo en las calles de Colombia y que estaba amenazado de muerte, le habrían votado como embajador de la clase. Pero esas cosas no se dicen. Zalacaín volvió a su asiento con la cabeza gacha, con su cuerpo de negro demasiado grande para su edad.
Me había desvelado. Iban a ser las once mi mujer debía andar bailando por ahí. Recordé esa situación hace veinte años. Pensé que el tiempo tiene sus ventajas. En esa época estaría muerta de celos o preguntándome si acaso no me quería, ahora tan solo disfrutaba de una noche tranquila con mis fantasmas.
La luna brillaba amarilla sobre los tejados de las casas. Me preparé algo de cena, me tomé la pastilla y me quedé dormida en el sofá. Amanecía cuando sentí la puerta. Era Elisa con cara exhausta sonriéndome desde la puerta.
- Buenos días ¿Qué hora es? – le digo.
- Las siete van a ser- rió tontamente. Estaba alegre.
- Me quedé dormida en el sofá, voy a hacer un café, ¿Quieres desayunar o te vas a la cama?
- Me tomo algo contigo.
- ¿Qué tal lo has pasado?
- Genial…. Y tú ¿Has escrito algo?
- No. Nada.
Elisa me contó a grandes rasgos la noche de fiesta, yo la escuché con la radio muy baja. Me pidió que la acompañara a la cama hasta que se quedara dormida. Comenzó a hablarme de la gente del trabajo para luego acabar hablando de Juan, un paciente con cáncer terminal de garganta. Le dije que no dejara de fumar que no se iba a curar. No podía engañarlo, me dijo entre susurros. Hiciste bien, le dije, es lo único que le quedaba.
- Ya, él me dijo que lo tenía claro, que no iba a dejar de hacerlo.
Su voz se fue deshilvanando como un silbido que se apaga. Se quedó dormida. Cerré la puerta con cuidado y comencé a escribir.

viernes, 2 de octubre de 2009

Pero cómo son la mujeres manos patas



Recostada en tu vientre no puedo hablar, una llama de fuego me devora. Escribo sobre tu pecho letras invisibles, grandes letras redondeadas desde tu pecho a tu vientre pasando por tu cadera y llegando a los muslos. Escribo una sola palabra para que tú adivines: Cuéntame.

Aciertas.

Y tú comienza a hablarme del día de hoy, del trabajo. Y escribo de nuevo en tu piel: No.

Entonces comprendes que quiero que me cuentes sobre las mujeres manos patas.

Las mujeres manos patas, comienzas, son mujeres salvajes que viven encerradas en un cuerpo de mujer, a veces, para no olvidar su parte animal suben las escaleras a cuatro patas o traen algún animal perdido que le ha mirado con ojos de hijo abandonado a la casa- guarida.

Son mujeres que luchan intensamente contra la fiera que llevan dentro y por esto es que habitualmente tiene magulladuras por fuera.

Necesitan sentirse libre, y en ese instante viven el momento de manera tan salvaje que pueden pasarse largo tiempo doliéndose por las heridas que esto les causa. Pero esto no les refrena pues es su naturaleza indómita. En ocasiones, tienen un carácter terrible las mujeres manos patas.

Son mujeres cultas y curtidas, ermitañas que pasan largas horas solas en su mudo de libros y letras porque tienen sobre todo hambre de saber.

Son grandes amantes, activas y eternamente infieles. Su instinto sexual es más animal que humano y no pueden resistir cuando el ardor llega.

Pero siempre vuelven a las mujeres patas jamón serrano porque sólo ellas les dan la tranquilidad y el reposo de su espíritu en perpetua contradicción y eterna lucha.