sábado, 28 de febrero de 2009

Esa palabra no se dice

Mi sobrina Alba tiene una lengua viperina, ya sé, sale a mí, sólo que yo cuando tenía su edad no era tan rápida mentalmente ni tan lenguaraz. Dios sabe que la adoro, pero hay ocasiones en que me saca de quicio Aquella ocasión fue una de ellas. Debía tener por aquél entonces cinco o seis años, y había aprendido una de esas palabras que las madres recomiendan no decir en público y delante de los invitados. La madre no daba crédito. Por supuesto la palabra se la había enseñado yo. La niña, que había visto como la madre ponía los ojos en blanco cada vez que la pronunciaba, no se cansaba de repetirla en todo momento viniera al caso o no. A mí sin embargo me hacía bastante gracia. Nuestras conversaciones eran de este estilo.
- hoy todo el mundo en cole ha querido ser como yo- dijo alegre.
- y ¿eso? - Ni que decir tiene que, aunque no es la más brillante de las estudiantes tiene una imaginación desbordante.
- Porque les he dicho a mis amigas que tengo una tía loca y lesbiana.
- No me creo nada- le digo, mirándola por el espejo retrovisor mientras conduzco.
- De verdad, les he dicho que tienes un perro y un gato y que enseñas el culo, y todo el mundo quería ser como yo y tener una tía lesbiana.
- ¿Pero las niñas saben qué significa eso?- Ya en esta fase la creo.
- Claro, que le gustan las chicas.
Ese día conducía al aeropuerto. Las dos teníamos vacaciones escolares e íbamos a pasar unos días con la familia. Ella con su abuela, dejando descansar un poco a su madre y yo con la mía. No recuerdo bien porqué, pero sé que por alguna razón se enfadó conmigo en el aeropuerto. El avión se había retrasado y tuvimos que esperar veinte minutos más. Alba me miraba con la cara atufada por el rabillo del ojo. Yo intentaba no hacerle mucho caso y leía. De vez en cuando se cansaba de la actitud y me desafiaba.
- Tú no eres mi madre.
- Menos mal – le decía sin levantar la vista del libro.
Al cabo de un rato por fin dieron el aviso para poder tomar el avión. Los padres con niños podían pasar primero. Era un alivio. Afortunadamente mi sobrina no lo oyó porque le hubiese discutido a la azafata que yo no era en realidad su madre. El avión se llenó enseguida. Tardaba más el vuelo en subir al avión y acomodarse que en llegar a la isla.
Por aquél entonces, había salido de una relación amorosa que duró lo que dura un embarazo. Sin embargo, me dejó realmente desganada para todo lo que fueran relaciones humanas íntimas, y una adicción al café incorregible. Recomendada por una amiga decidí visitar a una psicóloga. Finalmente, como pasa siempre en los sitios pequeños la sicóloga resultó ser casi una compañera de trabajo a la que veía frecuentemente cuando tenía que visitar algún menor a los juzgados.
Era una andaluza, pero se había ido a vivir a Lanzarote desde pequeña, por lo que recordamos viejos sitios donde salimos de marcha y donde más de una vez coincidimos sin llegar a conocernos. Pero era tan natural y simpática, y lloré y me reí tanto en la primera sesión que decidí seguir terapia con ella. La depresión, como bien me dijo ella, se me quitaría cuando volviera a enamorarme de nuevo, o sea, a los tres meses. Así que, hacía un par de meses que no asistía ya a terapia. Estaba colocando la maleta de mano en el pequeño departamento sobre mi cabeza.
- Hola – me dijo la sicóloga sorprendida.
- Hola – dije más sorprendida aún.
- Yo soy Alba- dijo mi sobrina desde su asiento mirándola fijamente.
- Es mi sobrina- le digo. A modo de disculpa.
- ¿Me puedo sentar aquí?
- Claro.
Comenzamos una conversación alegre y distendida. Nos alegrábamos sinceramente de vernos. Aún no había comenzado el despegue y Alba probablemente se aburría de no ser el centro de atención. Cuando de pronto gritó.
-Tú no eres mi madre. Eres mi tía y eres lesbiana.
De pronto, en el interior del avión se hizo un silencio mortal.

viernes, 27 de febrero de 2009

Copa de sombra


Henry leía al borde de la piscina, los pies metidos dentro del agua. La tarde había ido cayendo llevándose consigo el griterío de los chiquillos en el agua. Solo quedaban una pareja de jóvenes tendidos en hamacas y otra pareja jugando a las cartas. Henry los miro y se dijo que serían alemanes. La mujer llevaba una absurda pamela blanca. Sobre la mesa contó siete jarras de cervezas. A través del agua vio sus dedos arrugados y blancos. La zapatilla de la playa le había dejado una marca roja entre los dedos. Su mujer dormía en la hamaca. La piel se le estaba empezando a enrojecer. No tenía buen aspecto, pero no quiso despertarla. De la mesa de los alemanes llegaban voces alteradas. Henry los miró con el rabillo del ojo, no sabía bien si discutían o hablaban acaloradamente, con los alemanes nunca se sabía. Una copa de sombra avanzaba por encima de los apartamentos oscureciendo la mitad de la piscina. Debió quedarse dormido. Su mujer lo despertó. No quedaba nadie en la piscina. En el apartamento Henry propuso a su mujer dar una vuelta por los alrededores, antes de la cena. La mujer sonrió contenta. Desde la terraza del apartamento se divisaba una pequeña playa de arena negra. Al final de ésta por una escalera de piedra se ascendía a un pequeño muelle costero. El sonido de las cayados rodados y restallando en la orilla por la fuerza de las olas llegaba hasta la terraza como truenos. Sobre el cielo azul, una nube densa y gris parecía acercarse por el horizonte. Se había levantado viento. Henry observo a la pareja de alemanes caminar sobre las piedras de la orilla.

La arena de la playa hacía remolinos y se clavaba como alfileres fino en la piel quemada de la mujer. La mujer daba grititos alegres y corría para alcanzar a su marido que ya se perdía entre las velas de los barcos viejos. La mujer tropezó y ascendió la escalera hasta llegar a la dársena. El azote del viento sobre las velas de los barcos hacía un ruido opaco y la mujer pensó en una bandada de gaviotas levantando el vuelo. El hombre le hacía señas para que llegara hasta allí. Una espesa nube cubrió de sombra la tarde. De pronto no lo vio más y gritó su nombre asustada. Esperó a que la ola se retirara para correr hacia el final del muelle. No tuvo tiempo de agarrarse a nada. Antes de poder reaccionar reconoció la mano de su marido que la empujaba al mar.

El camarero se acercó a la mesa del hombre y le llevó la carta. Cada noche cenaba en el mismo sitio con su mujer. El camarero, en un extraño acento preguntó por ella. El hombre junto las palmas de las manos y se la llevó al rostro en señal de estar durmiendo. Muy cansada. Mucho sol. Arguyó en español. El hombre se llenó la copa de vino y saboreó el líquido rojo asintiendo satisfecho. El camarero se retiró. Henry saludó con la mano a la pareja de alemanes, la mujer sostenía la pamela blanca entre las manos.

martes, 24 de febrero de 2009

Baño de amor por encargo


Vivo en el condado estelar 4SW. Soy la encargada de atender las peticiones del distrito 3F sur de Orchilla. Fui seleccionada mediante el programa genética AK por mis habilidades para esta función. He sido reprogramada desde mi estado embriogeniario, por lo que nunca me he cuestionado nada de lo que se me acusa ahora. Repito desde mis eucariotas y procariotas he sido modificada para este fin. No entiendo porqué este consejo me atribuye un comportamiento del que desconozco su significado y efectos personales. Como ya dije hago mi trabajo con la habilidad a la que he sido predispuesta sin más planteamiento. Trabajo en la residencia de los humanos desde hace cerca de diez años. Soy, como ya le he dicho, la encargada de los baños de amor por encargo. Como el Consejo regidor sabe, esto es así porque los familiares de los humanos antes de extinguirse, han dejado una considerable suma para que los últimos progenitores obtengan este beneficio hasta su muerte. Yo, como cualquier operante, no hago más que acudir cada mañana a mi departamento y recoger los encargos del día. No tengo predilecciones ni afección especial hacía ninguno de ellos. Esto, además de estar totalmente prohibido jamás mis sensores neuronales lo han puesto en cuestionamiento. Aunque sé el significado de esta palabra y reconozco haberla oído alguna vez a los humanos desconozco cómo aplicarla. No sé por qué se me acusa de incumplir lo programado en el estatuto de androides. Procedo con cada uno de ellos exactamente igual, obteniendo resultados de eficiencia de un 99.8 %. Es cierto que me gusta escuchar sus voces, que me hablan de un tiempo que no me es fácil imaginar y que conozco solo por archivos visuales, y que en ciertas ocasiones he creído percibir en mis redes neuronales algo parecido al placer cuando escucho estas historias, aunque sé que es imposible que una dendroide como yo pueda sentir. Pero esto no ha modificado mi conducta hacia ellos. Los atiendo con la suavidad necesaria para sus envejecidas y frágiles pieles, los abrazo aumentando así la temperatura corporal que necesitan, y les doy todas las muestras afectivas que mi reglamento me permite. Ya sabéis cuán grande es el nivel de insatisfacción de esta extinta raza humana, cómo son de volubles y tendentes a la nostalgia. Quiero transmitirles a nuestros respetables consejeros que no ha existido nunca en Repliee Q7 ninguna pretensión de infringir las normas de nuestro condado. Reitero mi desacuerdo en lo que este humano demanda y no entiendo a qué sentimiento se refiere cuando dice amarme puesto que, como sabéis no existe ese sentimiento en mis neurotransmisores. Pero si todas estas afirmaciones no satisfacen al Máximo Consejo regidor, doy conformidad para que se realice mi desprogramación, si así lo consideran necesario para la buena marcha y el respeto de las leyes que rigen nuestra comunidad.

lunes, 23 de febrero de 2009

Espejos múltiples






No soy nada

Nunca seré nada

No puedo querer ser nada

Aparte eso, tengo en mí todos los sueños del mundo.









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Así comienza el poema “Tabaquería” de Fernando Pessoa. Y esto es lo que recomiendo esta semana. Uno de mis poetas preferidos a los que acudo cuando me asalta la nostalgia. Hacía tiempo que no volvía a escoger alguno de sus poemas al azar, para sorprenderme de nuevo con su belleza. ¿Quien dijo que la poesía debe ser críptica? Su poesía es una muestra de que la sencillez no está reñida con calidad y belleza. El poeta portugués se desdobla en un espejo múltiple a través de sus heterónimos y se vierte en distintos estilos y voces, quizá para de alguna manera exorcizar sus divergencias interiores y expandir en otros ese mundo interior que le atormenta y al que intenta dar sentido.

A quien todavía no se atreva con la poesía le recomiendo empezar por Fernando Pessoa, cualquiera de su poesía completa, aunque yo me decanto por los de Alvaro Campos.



Por esas casualidades de la vida he descubierto esta semana a una escritora, Margaret Atwod y uno de sus libros “Asesinato en la oscuridad”. No conocía a la escritora. Leí alguna reseña sobre su propuesta al Nóbel y sabía que le habían concedido el Príncipe Asturias de las letras, pero nunca imaginé que me iba a sorprender de esta manera. El libro, Asesinato en la oscuridad, nos narra con ironía y humor entre otros, las relaciones entre sexos, los roles femeninos, el juego lector narrador, con una mirada feminista y lúcida que atrapa. Con un humor ácido y una penetrante visión crítica de la realidad, la autora nos sumerge en historias breves y condensadas que no dejan a nadie indiferente. Delicioso libro de relatos breves que recomiendo encarecidamente. Ni que decir tiene que ya tengo en mi poder “Érase una vez” de la autora y que pienso comenzar a leer nada más acabe esta breve reseña.

domingo, 22 de febrero de 2009

El otro lado


Hace algunos años trabajé en Servicios Sociales. Comencé en pisos tutelados y acabé en centros cerrados de medidas judiciales. Los pisos tutelados son casas, ellos los llaman hogares para darle cierto carisma familiar del que carecen, donde ubican a niños de cero a doce años, a los que el gobierno ha quitado la custodia o patria potestad a los padres de manera provisional o permanente. Recuerdo una casa donde vivían ocho hermanos de una misma familia, el más pequeño aún estaba en la cuna. Normalmente estos hogares los llevan ONG y suelen estar mayoritariamente mal pagados. Los cuidadores y educadores permanecen poco en ellos, por lo que los niños tienen constantemente un sentimiento de provisionalidad difícil de quitar de sus miradas.
Meses después, trabajé en un centro de medidas judiciales semiabierto. Esto es, un centro donde conviven adolescentes de quince a dieciocho años que han cometido alguna serie de delitos, normalmente robo de vehículo. Dependiendo del comportamiento pueden salir algún que otro fin de semana. De éste pasé a un centro de medidas judiciales cerrado, de donde no salía ni dios y donde descubrí caras conocidas de otros centros. Entonces supe que allí iban a parar muchos de los adolescentes de los centros semiabiertos, por lo que, y al igual que yo, pasaban de una fase más moderada a otra más restrictiva en línea ascendente. Esta evidencia me llevó a la dolorosa constatación de saber que había una correlación continua entre los niños de los pisos tutelados y los jóvenes de los centros de medidas judiciales. Aquellos niños abandonados de la mano de dios y del gobierno acabarían irremediablemente algún día en uno de estos centros. Esto me llevó a la reflexión de que nadie nace delincuente, pero sí hay formas de hacer poco a poco a un niño un delincuente.
Yo, en realidad, no duraba mucho en estos centros, de algunos me echaban y de otros me fui yo, por eso de cuidar un poco mi salud mental. Allí vi de todo: menores encerrados días enteros en celdas de castigo, maltrato físico y psíquico, consumo de drogas, abuso de poder y un largo etcétera. En el último fui despedida por denunciar una paliza de un vigilante a un chico de quince años. Todo esto viene a raíz de algunas noticias salidas en prensa acerca de estos centros, lo que cuentan es cierto, y más aún que no se contará por miedo a represalias a los menores o a los educadores.
No creo en la función educativa de estos centros, entras siendo un medio delincuente y sales siendo uno entero. En los centros sólo se refuerza el desamparo y el abandono. Están tan solos que acaban uniéndose a un grupo y formando lazos de hermandad inquebrantables para hacerse compañeros de infracciones de por vida.
Nunca podré entender por qué se encierra aun niño que ha sido maltratado para continuar haciéndolo más. He pasado muchos días pensando en ellos, en esos rostros desesperados, hundidos en la desesperación y sin salida. Por más que he intentado poner una coraza en mis sentimientos, nunca he podido dejar de verlos como eran: desnudos en las celdas, haciéndose marcas con una cuchilla en los brazos para sentir aunque fuera dolor, sin futuro, derribada su fortaleza en la soledad de cuatro paredes. Muchas noches me desperté sin poder conciliar el sueño. Aquí perdí la fe y la esperanza de nada. No podía ver otra cosa más que lo que eran: niños. Tuve que abandonar ese oficio de educadora sin educar, pero nunca me fui, decidí permanecer en la celda con ellos y mirar la vida desde este lado. Una vez que entras ya no hay salida.

viernes, 20 de febrero de 2009

Marcelo miró a sus zapatos


Marcelo se miró a los pies. Llevaba uno zapatos negros, encostrados de grasa seca del bar. Estaba en la parada del autobús y pensaba que no ganaba para embadurnarse la punta de los zapatos a diario. Hizo crujir cada una de las articulaciones de sus dedos y miró el reloj. El autobús se retrasaba. Una mujer de mediana edad y aspecto cansado se sentó a su lado. El hombre la miró con el rabillo del ojo e intentó leer la insignia que llevaba en su pecho indicando algún hipermercado. La mujer encendió un cigarrillo. Marcelo pensó de pronto qué hacía cuatro semanas que no follaba. La mujer ensimismada pensaba sobre cómo podría empezar una conversación con el jefe de personal. No podía seguir así, llevaban diez días de retraso en la paga. Lo peor de todo es que ninguna de sus compañeras se atrevía a quejarse por miedo a que les despidiesen. El autobús arrancó y se llevó a Marcelo a dormir a un barrio de la periferia. Se acostó nada más llegar. Soledad, en cambio, comenzaba a trabajar de reponedora de una gran superficie comercial. Marcelo se despertó a las cuatro, comió con la tele encendida y se quedó de nuevo dormido hasta las siete. Cuando se levantó se tomó un café frío y se cepilló la mugre de los únicos zapatos negros que tenía. Luego bajó al bar donde otro camarero como él le invitó a unas cervezas. A esa hora Soledad salía del supermercado cogía el mismo autobús de vuelta y volvía a su casa. Su hija la esperaba con los brazos cruzados frente a la tele. Era la única de sus amigas que salía sin dinero y por eso andaba enfadaba. Comió con avidez una tortilla de dos huevos y dio un portazo amenazando con que no volvería. La mujer limpió los platos y recogió la ropa limpia de la solana. Se sentó frente al televisor y derramó una lágrima por ella misma. Marcelo en ese momento decidió que ese día bajaría al centro. Tomó un autobús de vuelta y se detuvo en unos cuantos bares más del centro. Soledad decidió hacerse un café, tomar una ducha y vestirse para bajar al centro. En un bar cercano a Ballesta pidió una caña, en el baño se cambió los pantalones por una minifalda y cubrió su pelo con una peluca rubia. Marcelo vio salir a la mujer de grandes pecho y decidió seguirla. La mujer miró a ambos lados de la calle oscura ruidosa y se detuvo en una pared mientras sacaba algo de su bolso. Marcelo miró a sus zapatos negros y se acercó a ella. Marcelo le sonrió y ella le devolvió una sonrisa triste. El hombre preguntó con los ojos y la mujer respondió con una boca pintada.
- Treinta y tú pagas la cama.

jueves, 19 de febrero de 2009

La princesa Ico


Cuenta la leyenda que cuando fue el tiempo del reinado de Guadarfía, hijo de la princesa Ico, éste fue puesto en cuestión por los demás opositores del reino. Esto fue debido a que se dudaba de la ascendencia real de Ico, ya que ésta era de de tez blanca y ojos claros, algo extremadamente raro entre los guanches. Al parecer Ico había sido fruto de la relación de la reina Faina y de un marinero español, quien estuvo en Lanzarote unos meses, hospedado por el rey Zonzamas. No hay acuerdo en este aspecto. Algunos dicen que Zonzamas consintió esta relación como muestra de amistad y cordialidad, y otros que la reina Fayna fue violada por el capitán español. ¿Pero si la reina fue cedida como “presente” por Zonzamas, por qué se cuestiona luego su ascendencia? La autora tiende a pensar que Fayna se fue gustosamente con el capitán español, naciendo de esta relación Ico, símbolo de la unión de dos pueblos. Teoría que enlazaría con hipótesis más que cierta de que existía un matriarcado entre el pueblo guanche. La historia sigue de esta forma. El consejo de sabios decide que para resolver el litigio se haría pasar a Ico por una prueba, si la superaba y ésta salía con vida se demostraría su realeza. La prueba consistía en que ella y dos doncellas más serían introducidas en una cueva en donde se prendería fuego a la entrada y ésta se cerraría a su vez con hojas de palma. La princesa aceptó la prueba. Su historia hubiese sido otra si su anciana comadrona no la hubiese visitado aquella noche. Ésta le dijo entre susurros lo que debía hacer, tendría que llevar escondido entre las prendas una esponja marina empapada en agua y respirar a través ella mientras permaneciera en la cueva. Al día siguiente todo el pueblo se congregó para ver como Ico y dos de sus damas entraban en la cueva. Los hombres del consejo avivaron el fuego echando el humo dentro y cerraron la entrada con hojas de palmera. En el interior las toses de las mujeres se oyeron durante unos minutos. Cuando abrieron la cueva vieron a las dos damas tendidas en el suelo y a la princesa Ico que salía victoriosa.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Amigos clandestinos


Mi madre siempre me decía que iba a acabar sola. Que una mujer como yo, y esto es lo que más me dolía, solo podía acabar sola. Bueno y qué, le decía yo, qué tiene de malo estar sola. En esas ocasiones mi madre me miraba como si hubiese dicho la mayor estupidez del mundo, o peor aún como si estuviese loca. Las relaciones con mi madre nunca han sido excelentes, para qué engañarnos, tampoco buenas. Todo era producto de mi rareza. Aún así, entiendo lo que mi madre podría haber sentido con una hija como yo. En su mundo, en su época, una mujer sola era una desgracia tan grande como otra cualquiera. Comprendía a mi madre y su preocupación por mi, sin embargo, ella nunca llego a comprender que era eso, soledad, lo que yo buscaba para estar con mis amigos. Cuando era muy pequeña ya me gustaba encerrarme en mi cuarto con ellos, me quedaba tantas horas allí, que nunca me sentí realmente sola. Conmigo estaban Emilio Salgari, Louis Allcot, Enid Blyton…a veces los escondía debajo del libro de matemáticas, por si mi madre entraba de repente.

Pero mi madre seguía un día tras otro, la familia, la familia, eso es lo más importante. Yo asentía, como una pequeña cínica que ya era, y me daba la vuelta para encerrarme de nuevo en mi cuarto. Cómo podía hacerle entender que prefería pasar las tardes de domingo con Anais Nin, Hesse o Salinger, en lugar de quedarme en soporíferas reuniones familiares donde se hablaba de todo menos de libros. Por eso, y por algunas cosas más que no vienen al cuento yo era la rara de la familia.

Un día, quizá animada por alguna idea de mis amigos, comencé a salir a la calle. Mi madre respiró profundamente, por fin encontraría a un hombre que me hiciera entrar en razones. Sin embargo, encontré a una mujer, y mi madre, alzando las manos al cielo y abriendo mucho la boca, cayó desplomada sobre su cuerpo. Cuando se recuperó, después de algunas intermitentes y breves recaídas, mi madre le echó la culpa de todo a mis nuevos amigos. En cierta manera así era, las madres siempre son un pozo de sabiduría. Porque, en qué medida no habían influido ellos en mi vida. Miré en las estanterías de mi cuarto: allí estaban Monserrat Roig, Esther Tusquet, Peri Rossi, Virginia Wolf, Collete. Culpables, culpables, culpables les grité.

Alguna de ellas, creo que fue Cristina, me guiño un ojo desde la estantería. No obstante mi madre empezó a mirarles con ojeriza, y repetía cada vez con más ahínco, te quedarás sola, sola, sola. Pero a mi no me importaba, porque estaba disfrutando del primer amor de la mano de Cortazar, Pessoa, Borges, Duras.

Pero un día morí, fue una tarde de mayo, mi cuerpo se quedó con la misma piel pero por dentro todo se pudrió como un animal abierto en canal bajo el sol. Aún no recuerdo porqué, solo que fui una loba errante aullando por los caminos durante mucho tiempo. Vagaba como un alma en pena, intentando descubrir las causas de la perdida de mi amor. Me acompañaban Pizarnik, Pessoa, Isidore, Lautréamont, y tantos otros que vinieron a mi propio cortejo fúnebre.

Al cabo de unos años tuve que volver para el entierro de mi madre. Su cuerpo estaba tendido en un ataúd blanco. La mire desde mi altura y sentí lástima por ella, a fin de cuentas toda su vida había estado sola. Toda la familia, sin embargo, estaba allí, llorando la desaparición de su cuerpo. Como yo hacía tiempo que estaba muerta no entendí tanto revuelo, y me retiré a su cuarto para descansar un poco de tan largo viaje. En la habitación de mi madre, que aún guardaba su aroma, descubrí, sobre su mesa de noche, un libro que me había pertenecido alguna vez. Entonces pude llorar en silencio, mi madre, también había estado buscando viejos amigos en mi ausencia.

martes, 17 de febrero de 2009

La pasión de Miss Dalloway


La estancia en la isla estaba siendo como ella esperaba, días enteros tumbada al sol, baños de mar y mucho descanso. Bajaba desde muy temprano a la playa con un libro y volvía cuando comenzaban a llegar los demás turistas. Por la tarde salía a estirar las piernas después de una cena frugal y volvía al hotel. A las diez ya estaba en la cama. El quinto día decidió acudir a una de las excursiones que programaba el hotel. No recordaba quien le había dicho en Inglaterra que no dejara de visitar Timanfaya. Que más da, salían desde las ocho y volverían a la hora de la comida. Nada más entrar en el autobús se arrepintió. Hacía días que sólo oía el sonido del mar y las voces exteriores eran apenas un murmullo que se extinguía a su paso. Se acomodó en el último asiento. El traqueteo del motor la adormeció levemente, cuando abrió los ojos se encontró de pronto con un paisaje inusitado. Los turistas se apresuraron a disparar sus cámaras. Miss Dollaway, en cambió solo miraba extasiada aquella mezcla de negro y rojo que invadía su retina. Entonces apareció de nuevo el dolor, comenzó como una mareada que le invadió el pecho y anunciaba convertirse en maremoto. Cerró los ojos, contuvo la respiración, pero el dolor seguía allí, lacerante como un cuchillo entrando en su cuerpo. De pronto la voz del guía se diluía y ahora era su propia voz la que retumbaba en el interior, nunca, nunca más, nunca más sus ojos, nunca más su boca, nunca, nunca. Cerró los ojos. Tras el cristal, las piedras fundidas formaban lagos de lava en un recorrido tortuoso. Había acostumbrado al dolor a desgajarse de su imagen para que doliera menos. Pero ahora, aquel paisaje, desierto, quemado, le devolvía en un espejo su imagen reflejada. No había sido ella una vez piedra y fuego. El fuego había fundido la piedra formando un paisaje desolador. Su imagen impasible escondía el volcán de sentimientos que bramaban por salir. Hacía tiempo que había dejado de preguntarse porqué después de veinte años ese dolor inexplicable volvía de nuevo una y otra vez, como el ciclo de las mareas, día tras día, año tras año, hora tras hora, trastocando su pequeño universo. No había sitio donde esconderse, ni amor que le hiciera olvidar. El autobús se detuvo. Todos se reunieron alrededor del guía salvo ella que tuvo que sentarse en una roca para no doblarse de dolor. El hombre explicaba entusiasmado el misterio de Timanfaya. Miss Dalloway, se preguntaba si acaso era ella quien invocaba aquella sombra del pasado. El viento hizo volar su pamela. Un niño corrió tras ella. Todo era mentira. Nada desaparecía. El tiempo no curaba las heridas. Porque su corazón era como aquél agujero negro, ardiente, volcánico, latiendo aún de fuego por ella.

lunes, 16 de febrero de 2009

Muertos


El mar guarda ya la sepultura de estos niños, mujeres y hombres. El mar se los ha tragado para siempre como la miseria devora la esperaza de quien vive sin ella. Los muertos no hablan, pero hablan las ilusiones perdidas de quienes pierden la vida. La vida no vale nada sino mueres cada día intentándolo. Y te lanzas al mar como quien se lanza a la fe del cielo en busca de un paraíso perdido.

De nuevo Cronos devorando a sus hijos, y las lágrimas son agua y van al mar de los cuerpos ahogados. Qué mueve al hombre, a la mujer, a la mano que prende la de un niño a salir a la mar asesina. El hambre madre. A quien lloras cuando no hay nombre. Todo un pueblo muere cuando un hombre muere. A donde van los que buscan alimentos y solo encuentran el azul y el mar. En qué tumba de espuma y miedo clavo el nombre de estos muertos.

De que yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho más tonto


Un grupo de sabios se reúnen en el Parlamento, que es el máximo órgano de representación del pueblo y allí discuten sabiamente llegando a la siguiente conclusión: Punto uno, si seguimos con este ritmo de crecimiento habrán más camas hoteleras que habitantes. Punto dos: si se continúa construyendo a mansalva y saltándonos todas las leyes de costas no habrá playa en donde recalen nuestros visitantes.
Por lo que, y en mayoría acuerdan entre todos que se va proceder a una suspensión de la construcciones hoteleras por decreto, a esto lo llaman “moratoria”. Pero antes de que ésta se apruebe los sabios han avisado a sus amigos más sabios, que son los dueños de las constructoras y empresarios del sector. Éstos se apresuraron a construir a ritmo fiero más hoteles y más camas turísticas. Para ello llaman a la mano de obra barata y poco cualificada, llámese también, inmigrantes. La construcción se convierte en el sector más boyante de las islas, la gallina de los huevos de oro y con este optimismo reciben el permiso y la bendición de los ayuntamientos. Como hay que hacerlo más rápidamente y de forma grandiosa, se utilizan la ayudas de los fondos europeos para zonas deprimidas.
Así que, gracias a la decisión de los sabios, lo que se pretendió evitar un día produjo exactamente la reacción contraria. Esto llevó a que el tribunal superior de justicia Canarias concluyeran diciendo que los hoteles vulneran la moratoria y están de forma ilegal en suelo de playa. A su vez, Europa, que no concede ayuda a construcciones ilegales, pide cuentas de lo que se ha hecho con el dinero dejado y comienza a estudiar todo lo que se ha dejado desde 1994 en adelante, por si encuentra otras irregularidades. El consejo de sabios mira a otro lado y proclama que tendremos que pagar entre todos este desaguisado y que la causa principal de la situación económica y de crisis en Canarias es debido a la excesiva cantidad de inmigrantes.
Esto no es en cuento pero podría serlo.

domingo, 15 de febrero de 2009

Las mujeres no escriben bien




Hoy estaba resacada. La verdad, el mogollón, el carnaval, las cervezas….no tenía ganas de nada salvo de tenderme en el sofá, leer el periódico de ayer y seguir tumbada leyendo. Así que le eché un vistazo a algunos blogs e hice algunas llamadas para dedicarme a no hacer nada que no me gustara, que para eso se han hecho los domingos. Hasta que mi sobrina me encendió la mecha. Que es eso que se le encienden a los escritores cuando sienten que tienen que escribir por encima de una apisonadora y se esté derrumbando el cielo en la cabeza.

Me cuenta mi sobrina que un tipo desinformado al que le contó que hubo una temporada en que sólo le apetecía leer novelas escritas por mujeres, le increpó que no existían mujeres famosas y que escribieran bien. A ver si me dices algunas de ellas .Uff…como ya digo se me encendió la mecha. Bueno, una puede perdonar la incultura, nadie nace sabiendo, pero no el desprecio por todas esas mujeres que superando las dificultades sociales, históricas y culturales han escrito por encima de todo. Eso se hace cuesta arriba.Así que arrojado el pañuelo de la provocación recojo el guante de la información y hago un sobreesfuerzo para escribir esto. He aquí un extracto de la última escritora maravillosa que he descubierto por azar y que en breve reseñaré, Margaret Atwood.


“las novelas de hombres hablan de hombres. Las novelas de mujeres hablan de hombres también, pero con una perspectiva distinta. Puede haber una novela de hombres sin que aparezcan mujeres salvo quizás la patrona o la yegua, pero no hay novelas de mujeres en que no aparezcan hombres. A veces los hombres incluyen mujeres en novelas de hombres, pero dejan fuera alguna parte: la cabeza, por ejemplo, o las manos. Las novelas de mujeres también dejan fuera algunas partes masculinas. A veces es la zona comprendida entre el ombligo y las rodillas, y otras es el sentido del humor. Es difícil tener sentido del humor ataviado con una capa, en medio de un páramo, con viento huracanado.”

Bueno por donde empezar, hay tantas…

Antes que nada una pequeña apreciación histórica. Como sabrás en nuestra sociedad occidental siempre ha existido el patriarcado, esto no siempre fue así, dicen que en algunas comunidades antiguas existía el matriarcado como en la sociedad guanche…Pero de lo que queda constancia es que el poder fue ostentado desde siempre por los hombres y por lo tanto la cultura era una forma de poder. En la Edad Media sólo el clero escribía y leía las sagradas escrituras. Leer era poder y por lo tanto era peligroso que las mujeres supieran leer o se instruyesen. La dominación, como sabes es hacer pensar al otro que no sabe y que no puede. Así que algunas tenían que ingeniárselas para escribir a escondidas y si lo hacían era a riesgo de ser quemadas en la hoguera y de ser tratadas como bichos raros. He aquí algunas de ellas que se me vienen en desorden a la cabeza:

Safo, Catalina de Erauso, María de Zayas, Santa Teresa de Jesús, Sor Juana Inés de la Cruz, Emilia Pardo Bazán, Gertrude Stein, Marguerit Yourcernar, Marguerit Duras, Patricia Highsmith, Susan Sontag, Djuna Barnes, Anais Nin, Virgina Wolf, Simona de Beavoir, Enid Blyton, Carmen Martín Gayte, Rosa Montero, Carmen Conde, Rosa Chacel, María Zambrano, Jean Austen, Emily Brönte, Charlotte Brönte, Mary Shelly, Collete, Natalie Sarraute, Agustina Bessa Luís, Catherine Mansfield, Isak Dinesen, Nadien Gordimer, ……..

Y un largo etcétera, así que como todas las clasificaciones son injustas y no tengo la cabeza para más, hoy doy fin a la exposición.


viernes, 13 de febrero de 2009

INSTRUCCIONES PARA SER UNA BUENA MUJER



Levántate antes que él. Es necesario que el aroma del café recién hecho le despierte de su sueño reparador. Tú, en cambio llevas horas en la cama dándole vueltas al día para ver cómo tienes que hacer para condesar todo en veinte y cuatro horas. Tenle la ropa preparada cuando salga del baño porque de tiempos inmemorables se conoce la incapacidad de los hombres para encontrar la ropa en el armario. Pídele que te acerque al trabajo, sentirse necesario desde buena mañana le pondrá de buen humor. Habla a tus compañeros de que es un buen padre aunque nunca recuerde los cumpleaños de los niños y seas tú quien se despierte por la noche cuando están acatarrados. No le hables de tus compañeros de trabajo, los compañeros, ya se sabe, son potenciales amantes que perturbarán la imaginación de tu marido. No suscites malos pensamientos, tú solo tienes compañeras de trabajo. Ocúpate de la comida y déjale cocinar en fin de semana, eso le hará sentirse democrático y moderno. Pregúntale por cosas obvias, aunque la sepas, como si nunca las hubieses oído o las oyes por primera vez. El telediario del mediodía es una buena ocasión. Niégate a usar las tarjetas o abrir una cuenta por si un día te escapas de vacaciones, las buenas mujeres dejan estos aspectos financieros en manos de un hombre. Reclínate en su hombro por la noche y piensa que, pese a lo que diga tu familia y tus amigas, él es un buen hombre, y que nadie lo conoce tan bien como tú. Finge un orgasmo espasmódico y colosal. Perdónale que te haya dejado de querer porque se haya enamorado de una mujer más joven y rebelde. Sigue pensando que algo debiste hacer mal en todo el proceso o que al menos te educaron para eso. Siempre este último recurso es una buena excusa. No llores delante de él o le harás sentir mal por ser cómo es y por tener que aguantar encima tus lágrimas. Recuerda cuando pensaste que era un ser excepcional y olvídate de cuando se empezó a comportar como un desconocido. Piensa que él nunca cambió que fuiste tú. Hazle sentir que es sólo tu culpa cuando recoja las maletas y se lleve los niños un fin de semana de cada dos. Siéntete sola y hueca como una muñeca de escaparate y nunca muestre tus deseos de huir delante de los demás. A fin de cuentas nunca estuviste en ti. Ya se sabe que las mujeres piensan poco y mal.

miércoles, 11 de febrero de 2009

Verguenza


Este es el primer sentimiento que me invade cuando pienso en la mayoría de los políticos canarios que nos gobiernan. Vergüenza cuando los escuchos (la oblación como costumbre africana, Carmen Guerra dixt) vergüenza ante su falta de escrúpulos era para hacerme unos ahorrillos para cuando dejara la política palabras del Alcalde de Mogán por la compra de unos terrenitos municipales a precio de ganga. Vergüenza de ver tanta miseria moral, tanto gasto en auto bombo y promoción,cuando cada vez hay más pobres.

Vergüenza de que seamos una de las Comunidades donde más ha subido el subido el paro (doscientas mil el último mes) donde más fracaso escolar, después de Ceuta y Melilla, cultivamos; donde está la cesta de la compra más cara y los sueldos más bajos. Entre tanto, nuestros políticos se desgañitan en el parlamento canario, con voz de aguardiente para apelar al sentimentalismo y a la necesaria guanchancha (policía autonómica canaria) porque así somos más canarios, mientras Caritas reclama con urgencia que se abran más instalaciones para atender a todos los pobres que vienen a sus comedores a comer el único plato caliente del día.

Vergüenza ante tanto sinvergüenza. Pero lo último ya no tiene nombre, porque a estos prohombres de la patria cuando se ponen a pensar dan miedo. Esta vez ha sido en el cabildo de la Palma a través de la Sociedad de Promoción y Desarrollo Económico donde han propuesto entre algunas “geniales ideas” para crear empleo la creación de negocios tales como la de un servicio de lavacoches de mujeres en topless, saltándose la dignidad de las mujeres por encima de su huecas cabezas y demostrando una vez más el nivel moral e intelectual de nuestros políticos. Digan lo que digan, no nos merecemos esto.

sábado, 7 de febrero de 2009

Naturaleza muerta....

Atardecer en Fuerteventura...

En las entrañas del barranco.... (Gran Canaria)

La curiosa impertinente.... (Fuerteventura)

El color del mar.... (Fuerteventura)

Así nos ve el cielo.... (El Hierro)

De franceses


Hoy voy a recomendar dos autores franceses. El primero, Michel Houllebecq, autor irreverente y polémico donde los haya. Acusado de islamófobo, misógino, reaccionario y algunos calificativos más por la crítica francesa. Sin embargo, qué le vamos a hacer, a mi me gusta, al menos algunas de sus novelas. El autor hace en casi todas ellas un interesante análisis de la sociedad occidental, y de los hombres como seres que han perdido toda la esperanza. Describe, entre otras, cómo el neoliberalismo creciente ha mercantilizado hasta los sentimientos, por lo que ante un análisis tan lúcido, en medio de una prosa despiadada que no atiende a concesiones, se le acaba perdonando casi todo una vez lo lees. Incluso lo de misógino, porque las mujeres inteligentes comprendemos que es todo una postura de “enfant terrible” y de hombre que sin encanto ninguno para las féminas, arremete contra todas porque ninguna le hace caso.

No todas su obras son geniales, Lanzarote me decepción, al igual que La posibilidad de una isla, sin embargo me atrapó Plataforma divertido análisis, con mucho de biografía de un hombre depresivo, analítico y sacártisco y Las partículas elementales donde desde un enfoque sociológico desentraña los males de la sociedad francesa en una pose muy francesa aunque sea de un hijo de la ex-colonia francesa.



La otra obra se llama La elegancia del erizo de Muriel Barbery, obra inteligente donde describe con elegancia y humor la vida de una culta portera de un edificio de la burguesía francesa que se hace pasar por ignorante para que la dejen tranquila. Temas como la amistad, la infancia, las relaciones inter-clase y la ajetreada vida parisina son algunos de los temas en los que se desenvuelven una obra inesperada y fresca. Te la recomiendo hermanita.


viernes, 6 de febrero de 2009

Diario de la profesora chiflada


Viernes. Última hora de clase y última hora de lectiva. El ambiente está alborotado. Me ha costado hacerles entrar en la clase. Los alumnos adelantan el fin de semana al viernes por la tarde en la última hora, que es precisamente con el peor grupo.

- entramos o qué- les digo en la puerta a las remolona de la clase.

- Es que tenemos un problema, seño.

- Bueno, pues lo hablamos dentro.

- Es personal- responde una.

- Bueno, pues los problemas personales que esperen a la salida.

Mientras hablo con las alumnas, voy pensando que hoy no es un buen día para empezar con el sustantivo. Paso lista y mando a callar un par de veces.

- Bueno, como estamos todos muy cansados y es última hora, aprovechando que en el tema cuatro empezaremos con el diálogo formal e informal, vamos hacer un debate.

Regocijo generalizado. Les explico la diferencia entre el diálogo informal, lo que ellos hacen constantemente esté o no la profesora delante, lo entendieron bien; y el diálogo formal; la entrevista y el debate que impone un orden y unas reglas. Les pido ideas para iniciar el debate. El tema elegido por mayoría absoluta: el sexo. Lanzo la primera pregunta del debate.

- ¿Se debe esperar a conocer a una persona para practicar el sexo o no?- todo el mundo opina, ¿han entendido las normas de un debate?- Manos alzadas por favor, y respetando el turno de los compañeros.

Acalorada discusión, el 90% cree que no, si ambos se conocen y es un tipo legal, el 10% restante cree que es bueno esperar al menos seis meses, por eso de que los chicos no piensen que somos unas fáciles. Me contengo, soy la moderadora y no debo opinar. Un detalle, las que más opinan son las chicas y lo hacen hablando desde su experiencia.

Por lo que, observando que la mayoría de los alumnos de tercero tienen entre catorce y quince años, se deduce que la práctica del sexo cada vez se produce antes; y además, que son las mujeres las más avispadas y las que más lo practican. Al menos en estas edades.

Tema que me ha sacado de mis casillas: “la virginidad” he tenido que dejar el papel de moderadora para amenazar con subirme a la mesa y tirarme de cabeza.

- A ver… relajense…señores que en pleno siglo XXI todavía estemos dándole importancia a la virginidad, a ver.. a ver.. pero si mi abuela pensaba como ustedes- risas- una cosa es que quieras empezar con alguien a quien quieras, pero, no le demos esa importancia moral.

- es que duele- dice una.

- pero si tu ya no eres virgen.- contesta su compañera.

Risas, si no corto, la clase se me desmadra. Temas siguientes: preservativos, todos los usan, si un día se les olvida: sexo oral. Parece que los integrantes de las estadísticas, que nos dan el premio por ser la tasa más alta de toda España en adolescente embarazadas, no están en mi instituto. Tema siguiente: Prototipo sexual femenino/masculino: Brad Pitt y Angelina Jolie.

- A mi me gustan pequeños y con mucho pecho. –Esto lo dice Verónica.

- Claro, porque tú eres lesbiana- le contesta Patricia, fila última, grupo “habladoras”

- claro, soy lesbiana.

-Ah, como dijiste “ pequeños”.

- Bueno, tema siguiente, se acepta bien la homosexualidad, se acepta mejor en los hombres o en las mujeres.

La mayoría de los chicos piensan que se acepta mejor en las mujeres y las chicas piensan que se acepta mejor en los hombres. Quedan dos minutos para que toque el timbre. En ese instinto que les caracteriza, algunos ya huelen la salida y el debate se da por finalizado. La campana salvadora. Dos chicas se acercan a mi mesa.

- Seño, yo soy bisexual.

- Ah- le respondo- pues muy bien, así tienes el campo de las posibilidades más abierto.

Por fin para mi también llega el fin de semana.

miércoles, 4 de febrero de 2009

Santa Catalina


Para quien me encuentre
Me llamo Ana de Salazar y nací un día de primavera de hace ya muchos años, por lo que rondo con soltura los sesenta y algunos años más; cuarenta de los cuales he pasado en el convento de la villa de Teguise. He vivido, por tanto, una vida tranquila, y a buen recaudo de los males terrenales. Tan solo una cosa ha enturbiado la paz y el sosiego de mi corazón; volver a Santa Catalina
He recordado cada día con lucidez de memoria aquél destello de luz en las noches de vendimia como si fuese ayer. Esa noche, yo había soñado con un dragón, que con su lengua de fuego arrasaba los campos de Santa Catalina. Como durmiera con mis hermanas desperté sobresalta, y para no molestarlas me llegué hasta mi madre, que aún trabajaba en la faena de la casa. Entonces le relate mi sueño. Mi madre, temerosa de dios mandome a confesarme al día siguiente con el padre Andrés. Pero eso no llegó porque esa misma noche, en la quietud de los grillos, un estruendo de cañones hizo retumbar las puertas y las ventanas. Pero no eran cañones, sino que, en la caldera de los Cuervos, la tierra, como mujer parida, se abrió y de ella nació una montaña que vomitó durante días fuego, piedras y arena por igual. Al principio el río de fuego corría veloz hasta el mar, luego, fue lento como la miel. Pero la ceniza caía y cubría de negritud los campos, la gente y los animales; y la lengua de fuego dejaba tras de sí casas quemadas, aljibes, maretas y pajeros, no quedando ni una sola hierva ni una rama para el ganado. Entonces fue cuando el padre Andrés me envió a la villa porque no había ya granos para nadie y el corregidor impedía la huida a todo aquel que quisiera salir de la isla. La primera en caer sepultada fue Mazo, después Timanfaya y Rodeo, y por último, Santa Catalina, que duerme ahora bajo mis pies, recordada sólo por esta vieja moribunda que reposa en su piel rugosa, y es ahora cuando mi vida llega a su fin.

Doy fe.
Lanzarote a xxxx de septiembre de 1779

lunes, 2 de febrero de 2009

Juventud y Violencia


He aquí algunas reflexiones sacadas de las jornadas sobre Juventud y violencia. Es una síntesis en su mayor parte, de lo dicho por el sociólogo Manuel Martín Serrano.
· El periodo de la adolescencia – juventud se ha prolongado considerablemente hasta casi los 29 años, lo que ha provocado un desajuste entre el ritmo vital y el ritmo social.
· La principal característica de la juventud es la dependencia familiar. La edad media de salida del hogar de los jóvenes españoles es la de 31 años.
· Se ha roto el hilo de unión entre la formación y el empleo. Hoy en día pueden pasar más de 7 años entre el periodo de formación y el primer empleo. Antes ser joven era un valor de producción, hoy en día no lo es.
· El mundo es producto de los adultos no de los jóvenes. Éstos viven en un mundo contradictorio donde se rechaza la violencia pero, a la vez, se la enaltece en los medios de comunicación de masas.
· El comportamiento contradictorio de nuestra sociedad produce adolescentes inadaptados e inseguros. Ante esto, los jóvenes sólo tienen una válvula de escape o defensa psicológica: vivir el presente. El futuro es tan imprevisible que lo mejor es vivir al día.
· Los jóvenes no son más violentos, sino que es la representación que hacen los medios de comunicación de los jóvenes lo que lo muestra violentos. Los adolescentes y jóvenes son las primeras víctimas de la violencia.
· El factor que produce mayor índice de probabilidad de violencia es la condición de “ser pobre”.

LA ISLA DE SAN BORONDÓN


Hay una isla en atlántico llamada por los castellanos ““encubierta” y por los portugueses la “non trubada”, que aparece y desaparece sin razón aparente. Relatan su existencia el testimonio de numerosos marineros que en medio de una tormenta arribaron desconcertados a sus playas, para luego perderla.
En la época de la conquista, innumerables aventureros se lanzaron a su descubrimiento, no hallándola, y pareciendo que la isla, inaccesible a quien la busca, se esconde para quien no la encuentra. Varios testigos dieron fe de su existencia, siendo uno de ellos el marinero apellidado Verde, cuando en de una atribulada tormenta fue a dar él y sus hombres a sus costas. Lo que allí encontraron lo describen como maravilloso, pues la isla era de una gran frondosidad y los árboles de gran tamaño. Vieron en la playa restos de piedras formando un triángulo, señal de haber estado haciendo fuego en ellas. Pero de lo que de verdad se espantaron es de unas huellas en la arena del doble del tamaño de un hombre y un espacio entre ellas mayor que el de ningún ser viviente. Cuando se dispusieron a adentrarse en la isla, un gran vendaval se apoderó de la ella, por lo que, temiendo por sus vidas volvieron a la embarcación. Al día siguiente, llegada ya la calma, quisieron volver de nuevo a la isla, llevándose una gran sorpresa pues vieron que ésta había desaparecido. Los hombres de letras han intentado dar una explicación a este fenómeno no encontrándolo, dando por sentado que, son más las cosas existentes que se esconden al ojo humano pero existen.