jueves, 10 de diciembre de 2009

Las hormigas


Una vez soñé con un hormiguero de donde salían una multitud de hormigas. Al principio parecían menudas e inofensivas pero, según se me acercaban, iban adquiriendo proporciones considerables llegando a convertirse en grandes tarántulas. Se aproximaban en cadenas, uniformadas, persistentes. Mientras tanto mi cuerpo permanecía anclado a la tierra, paralizado e inmóvil .

Las hormigas, por el contrario, no paraban un segundo, venían a mí con la firme predisposición de devorarme. Esta pesadilla me persiguió durante días. Años después, se convirtió en real.

La alarma suena y yo debo atravesar la selva llena de animales, hacerme paso entre la jungla. Sé que no puedo utilizar el machete. Mientras simulo avanzar con paso firme, extraigo la llave de la guarida. La marabunta me espera acechante. Algunas emiten sonidos ensordecedores, frotan sus patas con un chirrido estridente, mordiéndose y golpeándose entre sí. Yo intento no oír nada u oír todo a la vez.

Abro la puerta, después de probar con varias llaves y me dirijo a mi trono de barro. Las hormigas se esparcen tumultuosas y enfebrecidas en sus asientos. Algunas permanecen adheridas a mí y me arañan con sus patitas.

- seño ¿yo voy a aprobar?

- No lo sé.

- Pero necesito saberlo.

- ¿Seño, le puedo dar el trabajo de grupo mañana?

- No.

- Señor, si le doy en pen usted lo ve en su casa que en este ordenador no se ve.

- Siéntense, por favor. Ahora hablamos.

- Pero señor, ¿Puedo aprobar?

Las hormigas parecen revolucionarse al olor de la guarida. Se pelean por su puesto y emiten un murmullo estertóreo y agudo que retumba en mi cerebro. Siempre hay una reina que chilla más que otra.

- Laura, por favor- le digo a la hormiga reina.

- Pero que no soy yo.

- ¿Seño, va decir las notas ahora?

- No.

- La tiene cogida conmigo.

- Profe, tenemos que hablar. – me dice la hormiga negra.

- Ahora no Alan.

- Es verdad, ella no fue.

- ¿Pero qué nota puedo tener?

- Sienténsen por favor. Hasta que no estén todos sentados no reparto los exámenes.

- Seño, ¿Va a repartir los exámenes?

- Seño, ¿puedo aprobar?.

La marabunta comienza a sentarse. Grito agudo de una hormiga enana.

- Alonso- la próxima vez te vas al castillo iluminado.

Risas.

- Seño, por qué llama “castillo iluminado” al cuarto de penados.

- Porque allí se les deberían iluminar las ideas.

Las hormigas en batallón no escuchan, son insistentes, inquietas y excitables como ante un terrón de azúcar. En grupo pueden ser mortíferas.

- Seño, yo no puedo tener esta nota.

- Pues la tienes.

- Seño, pero no me puede regalar un puntito.

- Yo no soy papá Noel. Se quieren callar, de una vez.

¡Ay cuándo las hormigas conozcan el poder de la organización¡

Hay que ser jilgueros, le digo, hay que alzarse por encima del suelo y volar alto. Hay que despegarse de la tierra y mirar lejos.

- Pero yo estudié, seño.

- Sí, pero no todo es estudiar.

La liebre viene a mí.

- soy la que mejor escribe, la que menos faltas tengo.

- Y la más lista seguramente, pero la que menos trabajas.

- Pero no es justo.

- ¿Quién dijo que la vida es justa? Esta evaluación te tocó ser tortuga. A lo mejor en la próxima serás liebre.

La alarma me salva de ser deglutida por las hormigas. Pienso en mi delirio mientras espero a la próxima marabunta. ¿Es que quizá me he convertido en un oso hormiguero y por eso cada vez vienen más hormigas a mí? Sin duda es esto. Pero ¿Dios mío, en qué animal debo convertirme?

16 comentarios:

María dijo...

:-)

Esto me ha pasado a mí esta tarde. Ja, ja, ja... Perfectamente descrito.

Tantaria dijo...

Yo te aconsejaría convertirte en Vulpex vulpex. Es la mejor opción, sin duda. ¡Besotes! :-P

Tantaria dijo...

Perdón, quise decir en Vulpes Vulpes. Es que con eso que me ha dejado, tengo a mi "ex" hasta en la sopa :-P

Maga h dijo...

Ja ja, bueno los he llamado pequeños murciélagos, por eso de que a veces uno siente que te chupan la sangre!
Así son!
Beso

la cocina de frabisa dijo...

Hola, Ico.

Paso rapidito para para desearte Felices Fiestas, voy a andar algo liadilla estas próximas semanas.

Un besazo

Morgana dijo...

jajajajaja exacto! así son las evaluaciones!

BEsoooooos

mjromero dijo...

Ico escribió: ¿En qué animal debo convertirme?
Alfaro escribe: en oso hormiguero...?
Mira por donde yo escribí hoy que quiero ser vaca, por la calma que tienen siempre.
Un abrazo.

Belén dijo...

jajajajaja

así nos veía mi profesora de primaria?

jajajajaja

besicos

Antonia dijo...

que estres, por dios!!!

YoMisma dijo...

jajaja

Por favor!

Y eso que en una clase solo hay 30 niños más o menos, ya estoy que me tiro de los pelos solo con tu relato.

Esto me hace recordar porque no soy profesora.

Animos enormes y saludines,
YoMisma

Anónimo dijo...

Diosssss!!! Aprobado general y pa casa!.

Lola - Aprendiz dijo...

En culebra.

Pena Mexicana dijo...

qué agobio...yo me convertiría en gacela o cualquier animal que pueda correr rápido para escapar...

Izel dijo...

Joé qué agobio!!! Jajajaja

without dijo...

Parece una marabunta... sólo la frenará el mar.

Besos

muchacha en la ventana dijo...

Jajajaja....Ico...que razón tienes los alumnos se metamorfosean en hormigas y se lanzan sobre tí, y el lunes también sobre mí, habrá risas, enfados, lágrimas, un desastre.Tengo que prepararme, lo mismo si me convierto en en correcaminos no me alcanzan.

saludos y ánimo