sábado, 19 de diciembre de 2009

Adoro las navidades y todas sus consecuencias



No. No soy religiosa, ni creyente. Ni creo, ni dejo de creer, simplemente no me interesa. A pesar de esto, me gustan las Navidades, simplemente porque es un motivo más de celebración, como los carnavales (muchos más divertidos éstos, por supuesto, la gente encima se disfraza y se muestra tal cual es)
¡Qué le vamos a hacer tengo un alma fiestera¡
Siempre me asombro cuando oigo a alguien decir: “no me gustan las navidades” es como si alguien me dijera “no me gusta el chocolate” Pero ¿Por qué? Pregunto desarmada intentando saber los extraños motivos de que no les guste comer como un rey, reunirse con los amigos, compañeros y familia, y desear buenos deseos a todo el mundo.
¡Como es alguien capaz de no apreciar una fantástica ocasión para reunirnos toda la familia en la mesa mientras, nos sacamos los ojos después de la segunda copa¡
¡Qué hermosos momentos aquellos donde esperábamos anhelante de ver quienes eran los contrincantes este año, quien soltaba el exabrupto más inesperado entre risas y aguijones, con una dulce maldad familiar que flotaba en el aire.
En mi familia practicábamos mucho este deporte, cada vez menos, la familia se va disgregando en pequeños núcleos donde me pierdo y dudo de que, tan noble atributo familiar, se transmita. Es por esto por lo que últimamente prefiero celebrar la Navidad en Madrid, con mi otra familia. Aunque reconozco que eso de ver la nieve y leer en la chimenea no tiene parangón, echo de menos aquellos antiguos aguijones navideños.
Sin embargo, últimamente, mis suegros y mi cuñada han descubierto el filón que puede resultar mi lengua viperina, y esperan con más placer que llegue para andarme azuzando para que me meta con el cuñado insoportable. Y yo, por supuesto, encantada, de realizar tan encomiable encargo.
Ayer celebramos en el instituto la comida de Navidad. Hacía tiempo que no me lo pasaba tan bien. Cuando acabó la última clase preparamos la gran mesa en la sala de profesores. Tenía un leve dolor de cabeza y sólo quería irme. Me dije, después de la comida y de los regalos del “amigos invisible”,y me voy discretamente. Pero ya se sabe, uno comienza mojando el pico, se entusiasma y acaba bailando sobre la mesa de la sala de profesores con el jefe de estudios.
Creo que finalmente hemos desacralizado el centro y hecho un buen grupo de compañeros. Hemos sacado del ropero (léase, armario, en la península) a algunos compañeros, hemos bailado y bebido hasta echar al director del centro y hemos organizado una murga para los carnavales. Culpables: la de PT (pedagogía terapéutica), el de historia, el de matemáticas, el de alemán, la de tecnología, la de francés, la orientadora y dos de lengua. Pero como todavía hay marcha en el cuerpo, nos llevamos las botellas del centro y continuamos la fiesta en casa de un compañero. A esas horas vamos quedando: dos de lengua, el de historia, uno de matemáticas (el dueño de la casa) la de tecnología y el conserje.
Doce de la noche, la gente se va yendo, sobre todo porque los controles en la carretera se acentúan a partir de esta hora. Quedamos finalmente: el de matemáticas y yo de lengua. Si es que por algo somos las asignaturas instrumentales. Abrazos, risas, confesiones, buen ambiente entre compañeros y quien sabe si futuros amigos.
Eso sí. Hoy no estoy para nadie. No sé ni como puedo escribir esto. Pero aún quedan mucha Navidad y tengo que ir reponiéndome.

12 comentarios:

mjromero dijo...

Anda, no sabía yo que hacíais esas fiestas en el centro. Huy, de lo que una se entera,
¿es que no hay restaurantes para ir a comer por ahí?
Pues hasta el 22 no hay vacances...
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Bueno, a lo de los aguijones familiares no le había cogido yo ese tranquillo; en lo ajeno duele menos, pero cuando de tu familia se trata, hilos negros, subterráneos te pueden y te arrastran al país de nuca jamás de donde, tú crees que habías, desde hace mucho tiempo salido.

Candela dijo...

Eso es para mí lo malo de la fiesta, lo mala que estoy después. No, más bien durante, sobre el final. Celebro que puedas pasarlo pipa :)))

Javier Fornell dijo...

Pues esto mismo se puede hacer en otras fechas y es más baratos. Yo, como católico prácticante, estoy rezando para que el país se desacralice de verdad y esta fiesta religiosa quede relegada como las judías (las fiestas, no las magicas para subir al cielo) o las musulmanas. Así sólo lo celebrariamos los que celebramos el nacimiento de Cristo y las langostas serían más baratas.

yo misma dijo...

justo cuando empezaba a pensar en darte alguna razón para el no..seguí leyendo y comprendí que alguna idea podías tener ya..aunque en lo de los buenos deseos para todo el mundo estoy absolutamente de acuerdo, así que..feliz nadal para ti también..y en madrid..se me ponen los dientes largos..si es que soy rara rara..lo echo de menos siempre..pero en estas fechas..más

Anónimo dijo...

Yo detesto la Navidad por el dichoso consumismo en donde también me he visto metida irremediablemente. No me gusta nada ir de compras así que estas fechas me obligan y logran saturarme... Reconozco que cada vez compramos menos y nos reimos mas. En lo del beber no me gusta y la fiesta no me las pierdo, y el 24 es el único día del año en el que toda la familia nos juntamos en la Misa de Navidad y es el regalo mas grande que le hacemos a mi madre!! Solo por esto vale la pena, cantamos villancicos y te aseguro que sin beber bailo, me rio a carcajadas y no me meto con nadie... Lo bueno que al día siguiente estoy como una roza!! La Navidad es Nacimiento al Amor, a la Luz, al agradecimiento... Solo por esto me encanta la Navidad

Ico dijo...

Alfaro precisamente la hicimos porque pensamos que en un restaurante siempre hablas con el que tienes al lado o al frente pero en el centro, puedes levantarte, bailar, salir al patio a fumar e interactuar con todo el que quieras. Estuvo tan bien que ya planteamos otra par carnavales.
Cathan, respetando tu ideología, creo que es ese encanto de mística religiosa donde toca ser permisivos y bueno lo que da el toque final y alegre a la fiesta. Estoy con los que piensan que lo peor es el consumismo, pero salvo a los niños, aquí nos regalamos en las rebajas de enero. Hay mucha gente que odia la Navidad porque odian la hipocresía, pero ya han visto que en mi casa no se calla nadie, la verdad por delante, es el lema, aunque duela. Animo a que lo practiquen. Todo depende de cómo uno se lo tome, creo que deberíamos aprender a reírnos de nosotros mismos y de que todo resbale un poco. Pero sobre todo, considerarlo más que nada un juego dialéctico.

without dijo...

Creo que esa ilusión se mantiene, porque aún llevamos a un niño dentro.

Besos prenavideños

Pena Mexicana dijo...

Pues a mi la navidad me trae nostalgia y no es mi sentimiento favorito... pero de todas formas hace años que me he hecho el propósito de pasarla bien donde esté y la mayor parte del tiempo que sea posible. Sólo tengo este día y elijo disfrutarlo. Besos

muchacha en la ventana dijo...

Grandes verdades las de las festividades navideñas, que acaba todo el mundo bailando sobre la mesa de la sala de profesores. Yo me estoy pensando este año si ir o no, mañana lo decidiré.

No entiendo como en el mundo puede haber gente que no le guste el chocolate, lo de la navidad es aparte, depende de como esté cada uno con su familia y amigos.

Personalmente me gustan por las comidas que se preparan, y las buenas intenciones que se tienen. Y las cenas con mis amigos, que son le-gendarias.

un abrazo fuerte Ico

Tantaria dijo...

Yo odio la Navidad. No puedo evitarlo. Sé, que, en esas fechas, siempre falta alguien y falla algo.

Izel dijo...

Tú lo que tienes es un peligro... jajajaja

Bueno... no son malas razones pero a mí no acaba de convencerme del todo...