jueves, 5 de noviembre de 2009

La cima



¿Alguien se ha cuestionado alguna vez los fundamentos de la disciplina que imparte? Yo lo hago constantemente. Incluso, antes de que mis alumnos me pregunten para qué sirve lo que estoy dando ya me lo he planteado yo muchas veces antes.
Y es que la lengua no es una ciencia por mucho que se empeñen algunos, tiene tantas reglas como excepciones, es una asignatura especialmente compleja y abstracta. Tampoco ha ayudado a su comprensión el continuo cambio de terminología que se ha venido produciendo en los últimos años. Las editoriales, en su empeño de renovar los libros de texto no han hecho otra cosa que enmarañar el currículo cambiado la terminología de algunos conceptos y, de esta forma, justificar su venta. Quien haya estudiado lengua hace veinte años puede encontrarse muy perdido en esta jungla de nuevas terminologías lingüísticas.
Y en medio de todo esto, está el alumno que tiene un conocimiento intuitivo de la lengua pero al que le resulta baldío y poco atractivo la formalización y clasificación de la lengua a que nos obligan la programación didáctica y los manuales de textos.
El estudiante, comprensiblemente, se pierde constantemente en enrevesadas categorizaciones y sistematizaciones léxicas, sintagmáticas y funciones lingüísticas. A esto se añade que, todo lo que, supuestamente han aprendido en primaría, como por arte de magia se les ha olvidado repentinamente en secundaria. Precisamente porque no es un aprendizaje significativo, es decir, no está unido a sus intereses ni lo sienten como algo útil sino todo lo contrario, como una materia abstracta y densa cuyo fin no acaban de ver.
Estas disquisiciones vienen a cuenta del primer control realizado con una gran mayoría de suspensos. Descubro que mis alumnos no saben estudiar, ni hacer esquemas o resumir, y menos aún encontrar las categorías en un texto. Muy lejos queda pedir que hagan un escrito con cierta coherencia lógica.
Entonces me digo que tengo que empezar de cero, no puedo avanzar, pues sin la base es imposible que entiendan lo que está por venir; y mi pregunta es la siguiente: qué hago tiro la programación a la basura o me detengo a salvar a la mayoría. Mi asignatura, lengua y literatura entendida de esta manera es un rollo, tal como ellos dicen.
Creo que lo que de verdad sería importante, al menos en estas edades, ya antes del bachillerato, es que aprendieran a estudiar, discerniendo lo importante de lo que no, que comprendieran lo que leen, que sepan resumir, analizar, sintetizar y lo que es más necesario , que puedan un día leer y hablar con verdadero sentido crítico. Mientras, la programación oficial nos pide que los atosiguemos con complejas clasificaciones gramáticales.
Y yo me siento cada vez más como Sísifo, aquél que llevaba la piedra a la espalda y estaba condenado a subir una y otra vez la montaña sin nunca llegar a ver la cima. La piedra es la programaciones que debo cumplir y yo soy el condenado a no ver la cima. Alguien dijo una vez que nuestra escuela es del siglo diecinueve, los profesores del XX y nuestros alumnos del XXI. ¡Qué gran verdad¡

12 comentarios:

Candela dijo...

Ico, yo de esa materia no entiendo. Cuando la estudié aprendíamos análisis sintáctico y morfológico, pero todo muy sencillo: Sujeto, verbo y complementos (de lugar, de tiempo, de...), pero mi hija me viene con unas dudas y unos palabros que me quedo en blanco.

A lo peor digo una burrada (como desconocedora del tema), pero creo que hasta que no decidan especializarse en lingüistas, ya en edades bien maduras y quien desee hacerlo, lo que deberían es aprender a gozar con la lectura y aprender a estudiar. Disfrutando con la lectura aumenta el vocabulario y la facilidad de expresar ideas. A mí de nada me vale saber cómo se llama un tipo de expresión si sé decirla y entiendo su significado cuando la leo.

Lenteja dijo...

Pues dímelo a mí, que soy educadora de menores protegidos.... yo me encargo del apoyo escolar, es decir, que intento que hagan los ejercicios que No apuntan en la agenda escolar.... hagan esquemas de los temas que NO han leído....en definitiva, que los he acompañado a la biblioteca pública más cercana, hemos sacado el carnet, elegimos libros o cuentos de su gusto y tras hacer "algo " de deberes todos los días , les "obligo" a leer sus novelas, cuentos... o tebeos.
Sorprendentemente, un éxito, hasta apuntan los ejercicios de mates para poder leer después.
A los más peques les leo cuentos o capítulos de libros infantiles en la acostada ( desde el pasillo) para que me oigan tod@s desde sus camas .... también da buen resultado.
Ya lo de los sintagmas.... es otro cantar, je je

mjromero dijo...

Lo más importante de un profesor de lengua es que enseñas a ver la vida a través de las palabras, y siempre aprendes de los alumnos.
Yo una vez tuve un alumno que era un desastre pero era un cuentista fabuloso, no podía suspender aquel derroche de imagincación.

La Maga dijo...

Por alguna razón, los adolescentes pierden concentración. Coincido con la apreciaciónes que me anteceden: no hay predisposición a leer y comprender. Los chicos piensan en forma musical, el siglo XXI no les trae letras sino música. No es la era de las biblotecas sino de Youtube.

Creo, y es sólo una hipótesis, que su dificultad de expresión y la interrupción lógica del pensamiento se debe, en gran medida, a los aparatitos de audio y teléfones celulares musicales que escuchan todo el santo día.

No hay forma de escucharles una frase pensada y elaborada. Hay un minimalismo intelectual feroz que todo lo devora y que preocupa.

Un buen post.

muchacha en la ventana dijo...

Maga, que razón tienes nos ha ganado la mano el siglo de las tecnologías.Lenteja, que labor tan difícil la tuya.

Definitivamente, Ico, es duro afrontar que la realidad está a cientos de años luz de las programaciones. Volver sobre tus pasos hacia atrás para algunos alumnos será bueno y para otros no. Si ellos quieren estudian y se enganchan, y el que no quiera, le va a dar igual lo que cuentes.

Junto con la lengua, la historia es otra de las asignaturas rollo. No saben leer, no razonan, no hablan bien, no comprenden las palabras, cuesta mucho hacerles razonar en la importancia de asignaturas así. Tienes razón en lo de Sísifo.
Y nunca me libro de aquello de: maaaeeeestraaaa¡¡¡ ¿¿y a mi que me importa que hicieron estos romanos??

De casualidad he encontrado esta frase, que también viene al pelo: "Los jóvenes de hoy, aman el lujo, desprecian la autoridad y tiranizan a sus maestros", de Sócrates (siglo V a. C).

María dijo...

¿Piensan de forma musical? Ya te digo que no...
Como te considero experimentada y con sentido común, cuando decidas qué hacer, me lo dices, que estoy en el mismo caso.

dintel dijo...

Sísifo y con dos piedras. ;)

Ico dijo...

Candela estoy totalmente de acuerdo con lo que dices es de sentido común, el análisis sintático y gramatical es demasiado complejo para los alumnos de ciertas edades.
Maga es cierto estamos en una era visual téconologica que no facilita para nada el aprendizaje escrito o la lectura.
Lenteja, gracias por tu aportación.. yo estuve también unos años con menores en centros de protección y de medidas judiciales.. Generalmente y por desgracia suelen coincider los que el sistema excluye con los que más problemas familiares y sociales tiene...

Pena Mexicana dijo...

No puedo aportar mucho a este debate porque lo que pienso ya lo han escrito Candela y alfaro... sólo puedo mandarte un abrazo solidario, tu trabajo y el de todos los docentes comprometidos es tan difícil como el de los mineros: es un trabajo físico, demandante, que implica riesgo y en el que a veces, con mucho esfuerzo, sacas algo valioso...

Charm dijo...

"Pequeño Sísifo, se te ha caido una jerarquía y dos términos del saco". Baja y vuelve a subir.
Sisifo, desalentado, piensa que no es un saco...es una tremenda piedra.
Ardua tarea el aprendizaje. Para ambas partes de ese camino.

Mari Triqui dijo...

Justo ayer me decía mi hijo (3º ESO) que le gusta más la profesora de Lengua de este año, y que sigue sin entender para qué sirven los análisis morfológicos del año pasado...

La única profesora de Lengua que no he olvidado, y que me alegra el alma cuando la veo, es Susana, hoy ya jubilada. Me contagió el amor por la lectura y la escritura... no puedo pedir más. Ojalá mi hijo encuentre de quién contagiarse... (las madres no valemos para eso).

Muchos besos.

Isabel dijo...

Es difícil. pero a la vez, muy bonito, conseguir inculcar en un niño el amor por la lectura. Un beso