miércoles, 28 de octubre de 2009

Vida y otras cuestiones, acaso mi vicio más viejo y reciente



Hay una mujer sola en su casa mirando a la pared. Mira y mira hasta que la grieta parece tomar la forma de una herida, una herida que por momentos parece seca y vieja y otras, que supura. No quiere moverse por si la grieta es una herida porque entonces lo más probable es que toda la pared sea piel y cuerpo y ella no sea más que algo que no existe y que está allí para mirar esa grieta que a veces parece que le mira y otras que late y supura.

En un baño hay una mujer que teme mirar el test de embarazo y, para dilatar el tiempo o hacer que lo olvida aunque sólo sea un instante mira al espejo y se observa. Tiene la cara asustada, sus ojos son sus ojos, su miedo, en cambio, es nuevo. Sabe que de un momento a otro tendrá que mirar el predictor y entonces ya será una certeza. Mientras se hunde en el espejo se detiene en el cristal que refleja su rostro y que ha perdido por algunas pequeñas grietas el mercurio y aparecen resquicios o hendiduras negras por donde agrieta y pierde su rostro.

En la trinchera hay un soldado al que le tiemblan las piernas cada vez que monta en el carro de combate. Siempre hace el mismo gesto de besar el anillo. Ha tomado esa costumbre, sin querer, sobre todo cuando sale del campamento que siente como un refugio a patrullar la zona. Lo besa y se monta en el carro con el resto y se arrepiente una vez más de no haber aprendido una sola oración a la que poder acudir.

Caminando por gran vía va una mujer con bufanda y abrigo negro al encuentro de un desconocido. Como aún es demasiado pronto se detiene en un bar y se pide una cerveza. Comienza a hablar con el camarero que es simpático, mola, dice, pero no le apetece esperar a que termine y prefiere quedar con el desconocido con el que se ha dado cita para sexo rápido. El camarero le guiña el ojo y ella sin palabras pide que le llenen la copa. Plaza de Malasaña, frente a la cabina de teléfono se repite cuando llega y no ve a nadie. Espera.

La mujer de la grieta en la pared comienza a sudar, sabe que tiene que andar hasta la pared y dejar de alucinar con esas estupideces. No son reales le diría el terapeuta, son imaginaciones desquiciadas de una fantasía desbordada que la aparta de la realidad. Pero ya no puede ver más que la herida abierta en medio de la pared y piensa que es en realidad una herida y si no lo es le preocupa aún más el por qué lo piensa.

El soldado vuela por los aires cuando una granada entra en el vehículo a la misma hora que la mujer de Malasaña entra en el bar de la esquina, justo frente a la cabina y toma otra caña. Desde la puerta de cristal observa la calle y la gente que llega. Observa, por ejemplo, como una mujer se acerca. Tiene un abrigo como ella sólo que de color marrón. Mira a ambos lados de la calle como ella misma hizo cuando llegó y toma el teléfono sin marcar ningún número. Hostia, dice la mujer de la barra.

La mujer se arrastra por la cama y solo ve una piel rugosa en todo el cuarto, los muebles ha tomado una forma humana y una consistencia de piel y vida que la angustian. Sabe que es su propio delirio pero aún así percibe que en cierta manera es también real. Aunque, todo se confunde y duda ya de quién la ha traído a aquella habitación sudorosa y viva.

La señal azul no deja lugar a dudas. Positivo. Primero es el dolor luego un inmenso desasosiego como un océano donde ahora nada en una barca que hace aguas. No puede llorar, se ahoga. Todas las preguntas se agolpan sin respuestas. En un gesto por ocultar su rostro mientras se contrae en una mueca de dolor se cubre la cara con las manos. La mujer se ha arrastrado hasta la pared que acaricia y está caliente, el corazón le late como si fuera a dar el primer beso. Ahora está frente a la cicatriz que está fresca y abierta. La hendidura es como una vagina en donde se acerca y mira. Entre los pliegues que separa ya sin temblor descubre un agujero negro. La mujer de Malasaña no puede dar crédito a la mujer que disimula delante de la cabina con el auricular en la mano y sin echar una moneda. La mira aún con asombro y sonríe pero ahora entiende la fascinación de los mensajes y el misterio. La mujer mira a través de la herida y ve a otra que podía ser ella misma con las manos en el rostro a punto de llorar. Eres tú le dice la mujer y piensa, en un ramalazo de certeza, que por fin la ha encontrado.

14 comentarios:

Izel dijo...

Inquietante... interesante...

frida dijo...

conozco a la mujer que descubre la herida-vagina y se ve a si misma, conozco a la mujer de la barra del bar;también a la del test d embarazo...Pedazos de vidas ajenas y propias, comunes y colectivas

farala dijo...

uy primero te iba a recomendar "el papel amarillo" de charlotte perkins gilman (es de una mujer encerrada por su marido tras dar a luz, que epieza a alucinar con las rayas del papel pintado hasta que ve a otra al "otro lado") pero el soldado que salta por los aires tiene mucho de Septimus y la mujer de la cita de Clarissa, ambs personajes de la Sra dalloway, hasta el tono...
me ha encantado

la cocina de frabisa dijo...

La literatura es un arma maravillosa para definir cualquier situación, pero yo he visto el miedo detrás de cada una de las personas de tu relato, aunque sus miedos tuviesen distinto color.

Magnífico.

un beso

TARA dijo...

Me ha encantado Ico, de acuerdo con Frabisa, yo también he visto miedo, incertidumbre detrás de cada personaje…

Te envío a tu correo una imagen para que hagas un relato… Seguro me sorprenderás gratamente

Candela dijo...

Es como el guión de un corto de miedos humanos, simultáneos, cotidianos, reconocibles.

dintel dijo...

Me ha gustado mucho el asunto grita.

Belén dijo...

Incertidumbre, muerte, pasar de largo a una oportunidad... tantas cosas pasan en un nanosegundo...

Besicos

dintel dijo...

;) (Me acabo de enterar)

Javier Fornell dijo...

Maravilloso Ico

Lola - Aprendiz dijo...

Este relato es un manjar metafórico.
Vida y otras cuestiones… los engranajes del relato se presentan mutando en el mundo.
Los personajes fluyen entre líneas, espirales y marañas participando en un contexto social que los mezcla.
Gracias Ico, era mi titulo ahora es mi relato.

Anónimo dijo...

vida, espera, fantasías, heridas, miedos, desasosiego... me encanta como escribes, Ico

yo misma dijo...

A mí me ha traído a la mente cualquier peli de Alejandro González Iñárritu..grande, ico.Como decía alguien: soy "fans".

Anónimo dijo...

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