lunes, 7 de septiembre de 2009

Hojas muertas


Llevaba tres horas apostado delante de aquel anuncio publicitario con una sola idea fija. Cuando se acabó los cigarrillos comenzó con las uñas. Pero no se movió un centímetro de su posición. De vez en cuando, alguien pasaba, entonces simulaba escribir un mensaje en el móvil.
La noche no tardaría en caer. Cuando vio llegar a la mujer renqueando vio la ocasión. Simuló hablar por el móvil, apretando contra su muslo el acero frío.
La mujer no se detuvo en el hombre de traje gris que hablaba acaloradamente y sonreía. Empujó la puerta de la entrada y arrastró las bolsas hasta el ascensor. El hombre, rápido, como un gato acorralado dejó su móvil en el quicio de la puerta, impidiendo, de esta forma, que la puerta se cerrase del todo.
Esperó unos segundos, sintiendo como su corazón bombeaba frenéticamente. Antes de subir se cercioró de que la calle estaba desierta y de que nadie lo miraba. Ascendió las escaleras sobre la punta de los zapatos sin hacer ruido.
Cuando llegó al tercero sonrió al certificar su sospecha. Sabía que estaba allí. Había luz debajo de su puerta. Sigiloso, sacó la llave que tenía guardada desde hacía mucho tiempo, tanto como su venganza.
La puerta apenas crujió. Agudizó el oído, sabía que estaba allí, la podía sentir. Siempre había sido así, esa especie de comunicación animal que ella nunca debió acabar. También sabía que ella lo había oído y que ahora temblaba de miedo refugiada en la cocina.
El hombre atravesó el salón vació en dirección a la cocina, la sentía respirar desde el pasillo. Abrió la puerta con cuidado dispuesto a acabar con el dolor. Pero ella se adelantó. Lo último que oyó fue como un crujir de hojas muertas que no pudo asociar con el sonido de de su cerebro resquebrajándose.

15 comentarios:

mjromero dijo...

Qué modo más tremendo de acabar con el dolor.

Carina Felice, Photography dijo...

se le habra resquebrajado por la culpa, quizas?
mmmmmmm.....

Recontra bueno, Ico, me encanto!
Besotes pampeanos, rioplatenses y con mate,che!

Belén dijo...

Ese sonido jamás hubiera dicho que es a hojas muertas y secas... pero si, oiga, si...

Besicos

Mari Triqui dijo...

¿Sabes? Me gusta cómo termina este relato-maltrato...

muchacha en la ventana dijo...

Celos, muerte, odio, sangre, me encanta.besosss

Beelzenef dijo...

Estremecedor, el miedo en mi propio corazón

Tantaria dijo...

Jos, cómo empezamos el lunes, ¿eh? Y yo que pensaba que el post iba sobre el otoño!Me gustan los relatos en los que ganamos las mujeres. Besotes

Pena Mexicana dijo...

Muy bueno, de verdad. Me ha gustado mucho. ¿Recuerdas que te decía que había algunos que me gustaban más que otros? de este me ha gustado el ritmo, la brevedad y el final, cuando ya estaba yo pensando qué tenían que ver las hojas secas con el relato...

Candela dijo...

Inusitado final en una semana en que tres historias comenzaron así y terminaron de la otra manera, como siempre.

la cocina de frabisa dijo...

Chica, Ico, pero ¡¡qué bien escribes!! me has dejado con la boca abierta.

Has dibujado unos personajes muy bien construidos, hilado muy bien la trama y el final ha sido redondo. No es fácil escribir relatos cortos porque todo queda muy condensado y un mínimo fallo puede dar al traste con todo, por tanto lo valoro más.

Enhorabuena, eres una fenómena.

un beso

TARA dijo...

Genial Ico, es un gusto poder abrir tu blog desde cualquier esquina, en el trabajo, en cualquier lugar ,y zas!! siempre hay algo nuevo cada día mejor escrito.

Besos Tara

baldufa c'est moi dijo...

y yo que pensaba que iba de amor. Habia amor ?

Ico dijo...

Cuando se acaba así no hay amor, sólo posesión...

Anca Balaj dijo...

Se me han quedado los dientes apretados de la impresión, esperaba que al final le dieras un giro fuera otra cosa... Pero no, era eso. Grpsh.

Anónimo dijo...

A sido un placer recorrer tu blog, un verdadero placer.