martes, 12 de mayo de 2009

Quiero amar y que me amen yaaa


Marta Echevarría vive en su coqueto pisito en una pequeña ciudad de provincias. Se levanta cada día a las diez de la mañana y desayuna su te de indias con cereales macrobiótico, mientras ronronea durante unas hora delante su apple. Esta es su hora de máxima actividad: responde a algunos amigos desde su face-book, abre algún mensaje banal en yahoo y sostiene una conversación con su amiga Laura por el Messenger. Hablan sobre todo del amor, porque Marta le gustaría tanto tener a alguien a quien amar, o mejor, a alguien que la ame de verdad. Pero todo es tan complicado y tan difícil que sólo de pensarlo le entra dolor de cabeza, por lo tanto, no lo piensa. Así que, coge su bronceador y se encamina despacio en dirección a la playa. En el trayecto siempre encuentra algún conocido, hace algunas llamadas a sus muchas amigas y queda con alguna para tomar café por la tarde.
Después de hidratar suficientemente su cuerpo bajo el sol siente hambre, por lo que se encamina como cada día a casa de sus padres, a los que les cuenta que ha estado toda la mañana buscando trabajo inútilmente. No desesperes le dice su madre mientras le sirve un plato de sopa caliente y le acaricia el pelo, aún es su niña, aunque pronto cumplirá los cuarenta. Marta duerme entonces una siesta reparadora antes de volver a su casa, tomar una ducha y conectarse de nuevo a internet.
Es la hora del amor, y porque todo en la vida de Marta gira en torno al amor tiene tres amores por internet, a quienes les que cuenta, ay, distintas versiones de su propia vida, que va inventando según le cuadra. Mas de una vez se ha llevado una sorpresa al equivocarse de persona pero, gracias a una fantástica agilidad verbal y a la complacencia de su interlocutor, pudo desembrollar el entuerto.
El primer enamorado es Marco un médico argentino al que verá si todo sale bien el próximo verano, mantiene largas video conferencias los jueves, cuando su mujer acude al club de jazz. El único inconveniente es el horario, porque cuando para él son las diez de la noches para ella son las ocho de la mañana, por lo que debe madrugar ese día. Esto es para ella “el sumum” de un amor verdadero. Adora su acento cantarino y nadie como él sabe hablarle de amor, entre bostezo y bostezo de Martita. La conversación finaliza con profundos te quieros y alguna lágrima reprimida.
El segundo amor es John, un guapo monitor deportivo de Salamanca al que no se cansa de mirar, no tiene la facilidad verbal del argentino y a veces se horroriza de su lenguaje soez, pero esto lo olvida fácilmente, porque sólo un pestañeo de John hace que tiemblen sus muslos. Marta intuye que no es la única, más de una vez lo ha pillado en una mentira, pero no le importa, porque ahí está él, fiel a su cita a media noche, en camisa deportiva, enseñando para ella orgulloso sus glúteos fornido de gimnasio.
Su tercer amor es Nuria, profesora de piano, la conoció por estas casualidades del face- book y a la que empezó consolando de un mal de amores y acabó cortejando. Como acaba tarde después de acudir a los ensayos de la filarmónica Marta la espera pacientemente justo después de John. Nuria, a quien su última novia ha dejado por un violonchelista, se desahoga con Marta en un mar de lagrimas emoticones, derramando confidencias con Martita durante largas noches de insomnio.
Creo que soy lesbiana, le dice aquella mañana a su amiga Laura por el Messenger. ¿Estás segura de eso? Le dice su amiga. Sí, contesta, irremediablemente. Creo que por eso tengo tanta mala suerte con los hombres. ¡Qué fuerte¡ le dice su amiga. Y nos vamos a ver este fin de semana, responde Marta.
Y así fue, las féminas se encontraron, hablaron de lo divino y lo humano en medio de las velas de un restaurante de moda donde Marta pudo desplegar sus mejores perlas. En medio de los efluvios del vino le confiesa su deseo de amar y ser amada. Se despiden con un beso encendido. Nuria esa noche le declara su amor.
Marta despierta con una gran resaca, no se acuerda bien lo que dijo anoche pero siente un sabor amargo en la boca. Se precipita al ordenador y escribe un mensaje a Nuria. Le dice entre grandes exclamaciones que la ama locamente pero que aún no está preparada para pasar a la práctica. Espera que la comprenda. Luego continúa con Laura en el Messenger que espera ansiosamente. Sí, ya lo tiene clarísimo. Es lesbiana, Entonces, pregunta a su amiga ¿Crees que debo cortarme el pelo? ¿Se lo tengo que decir a mis padres? Ay, este mundo lésbico es tan complicado. Suspira y añade dos emoticones de melancolía. Su amiga le confiesa que a ella no le importaría probar. Es tan chic, pero en cierta manera le da reparos. Marta responde risueña que tampoco está preparada, que a lo más que llegarán por ahora es a practicar sexo tántrico que es lo último. Algo así como llegar a lo máximo sin tocarse. Luego pasaron a otros temas. Esa misma tarde se verían después del club, en la sesión de yoga.

7 comentarios:

Nefer dijo...

Ja,ja! me ha encantado la historia, como la vida misma!. Se la he recomendado a una amiga para que la lea también. Ja,ja! Gracias por tus historias.
Besos

dintel dijo...

¿Una se hace lesbiana cuando no encuentra el amor entre los hombres?

Crítica literaria de una no-entendida: Hay un momento en el que el narrador/a de las historia llama "Martita" a la protagonista, pienso que por el tipo de narrador que has elegido no debiera opinar.

Ico dijo...

Dintel, por eso adora a Galdós ... he querido hacer un guiñó a su forma de describir en algunas novela a los personajes usando su tono irónico y de parodía donde el autor-a siempre opina....acercándose de esta forma a los personajes...gracias por tu crítica.

Isidora Rufete dijo...

Ja,ja,ja, bravo por ti, Ico.Me encanta la socarronería galdosiana que has usado...

Carina Felice, Photography dijo...

me asombra como haces un cocktel encantador con la ironia y el humor, la critica social y tu dulzura al escribir.
Sos un fenomeno, Ico, definitivamente!!
un abrazo inmmmmeeeenso mientras te convido un mate :)
Namaste /\

mitocondria dijo...

Un relato por contemporáneo de una mediocre.

Anónimo dijo...

Esto es un canto a la mediocridad...


Viva !!!

sin prisas,sabiendo lo que se quiere, sin carteles anunciadores,por favor, y disfrutando mucho,mucho,mucho.

Coño !! con que facilidad se saca el dedo pa etiquetar.
Aliss