domingo, 12 de abril de 2009

Maldita



Hay libros que te remiten a otros libros. No sabes bien por qué, pero te preguntas durante días qué es lo que los hace similares, como un enigma que tienes que descubrir o como una palabra en la punta de la lengua que está a punto de salir pero no llega. Entonces recuerdas, porque tampoco fue hace mucho que leíste el otro, y piensas que acaso se deba a una leve similitud en los argumentos, ambas las protagonistas son mujeres que indagan la vida de otras mujeres del pasado. Sin embargo, sientes que hay algo más profundo, como un hilo conductor invisible. ¿Acaso es que ambas son escritoras jóvenes y gallegas? Pero sabes que esto no hace la diferencia. ¿Pudiera ser el hecho de que en ambas historias alternan el pasado y el presente en retazos de vida? No, te dices, hay algo más, como un río subterráneo del que ambas han bebido, una cosmovisión similar y genuina del mundo al que las autoras pertenecen, pero también todas las mujeres. Entonces no te queda más remedio que acudir a la estantería y volver a hojear el otro.

“Aunque seamos malditas” de Eugenia Rico nos narra la vida de una mujer víctima del acosos sexual, pero también nos cuenta la vida de otra mujer, a la que ésta investiga, víctima, a su vez, de las leyes de los hombres y de la santa iglesia, quemada por la inquisición y acusada de brujería. Ambas, aunque las separen siglos, son mujeres con el mismo estigma, son perseguidas, vilipendiadas, rechazadas y acosadas mediáticamente por la sociedad.

En “Hierba Mora” de Teresa Moure es el personaje de Descarte el pretexto para la aparición de las voces de mujeres del pasado que conocieron al pensador. Fluyen entrelazadas la vida de la Reina Cristina de Suecia, pero también la de una curandera y la de la propia autora, entrelazando las historias en una búsqueda incesante por el origen del conocimiento femenino fuera de los cánones racionales y tradicionales.

Entonces comienza a aclararse el agua y ves como aparece en el fondo del lago el reflejo del espejo. Tanto Teresa Moure como Eugenia Rico parecen coincidir en que la sabiduría femenina, históricamente despreciada, conecta telúricamente con la tierra, con el conocimiento intuitivo de la naturaleza, (en las dos novelas el poder curativo de las plantas es fundamental). Si en sendos libros las protagonistas actuales realizan una tesis doctoral, trabajo racional y cartesiano por excelencia, ambas también sienten que, el otro conocimiento, el oculto, el intuitivo, no debe ser olvidado ni menospreciado. Las autoras llegan por distintos caminos a un misma certeza, a saber, que su propio conocimiento personal pasa por el conocimiento de las otras mujeres que existieron anteriormente, por lo que la búsqueda se centrará en investigar sobre la vida pasada de ellas, las malditas, las mujeres olvidadas, las rechazadas por no transigir con la norma, reconstruyendo de esta forma las voces del pasado la voz, en un nuevo lenguaje ancestral y oculto que no debe ser extinguido.

3 comentarios:

dintel dijo...

Interesante comentario...

Sintagma in Blue dijo...

Porque el conocimiento intuitivo y la feminidad ha de abordarse desde el nuevo milenio.

María dijo...

Había guardado un enlace que no me actualizaba... Te leo.