lunes, 6 de abril de 2009

Cosas que leo


Pensé que la moderna Inquisición eran los periódicos, las televisiones, los tertulianos, que hablan de lo que no sabían y trataban de vender periódicos, de subir la audiencia pasando por encima de lo que hubiese que pasar, no importaba si eras una pobre mujer de provincias o un profesor de gimnasia; (…) cuarenta tribunales pueden absolverte pero el ojo de la cámara te perseguiría hasta el fin del mundo.

Las televisiones habían tomado el relevo a las cotillas de los pueblos; en este mundo en el que nadie sabe quién es su vecino, las teles creaban personas sobre las que cotillear.

La tele es la gran cotilla del este mundo sin cotillas. Para cotillear hay que conocer y en las ciudades todos nos desconocemos. La gente no tiene tiempo para conocer a su vecino así que le fabrican un vecino de papel, un personaje tan famosos que uno tiene la sensación de que lo conoce, alguien al que uno ve más a menudo que a su vecino, del que sabe cosas que a su vecino no se atrevería a preguntarle.

Porque para todas esas personas lo real solo existían si eran capaces de verlo a través de una pantalla. Las pantallas son los preservativos de la mente…

del libro” Aunque seamos malditas “de Eugenia Rico

3 comentarios:

dintel dijo...

Interesante percepción.

Anónimo dijo...

Las personas están pendientes de la vida de los demás, por que la suya propia es insufieciente y muchas veces vacía.Es más fácil que te busquen una vida, que tu buscarlos. Lo segundo implica trabajo, responsabilidad, consecuencia, amor, discorfomidad.... los ingredientes necesarios para sentirnos vivos. Doña Comodidad está aquí, para adormilarnos y estar pendientes del vecino.

Sintagma in Blue dijo...

Casi prefiero a estos cotillas profesionales que a las viejas de mi calle asomándose por la ventana...

:-)