miércoles, 18 de febrero de 2009

Amigos clandestinos


Mi madre siempre me decía que iba a acabar sola. Que una mujer como yo, y esto es lo que más me dolía, solo podía acabar sola. Bueno y qué, le decía yo, qué tiene de malo estar sola. En esas ocasiones mi madre me miraba como si hubiese dicho la mayor estupidez del mundo, o peor aún como si estuviese loca. Las relaciones con mi madre nunca han sido excelentes, para qué engañarnos, tampoco buenas. Todo era producto de mi rareza. Aún así, entiendo lo que mi madre podría haber sentido con una hija como yo. En su mundo, en su época, una mujer sola era una desgracia tan grande como otra cualquiera. Comprendía a mi madre y su preocupación por mi, sin embargo, ella nunca llego a comprender que era eso, soledad, lo que yo buscaba para estar con mis amigos. Cuando era muy pequeña ya me gustaba encerrarme en mi cuarto con ellos, me quedaba tantas horas allí, que nunca me sentí realmente sola. Conmigo estaban Emilio Salgari, Louis Allcot, Enid Blyton…a veces los escondía debajo del libro de matemáticas, por si mi madre entraba de repente.

Pero mi madre seguía un día tras otro, la familia, la familia, eso es lo más importante. Yo asentía, como una pequeña cínica que ya era, y me daba la vuelta para encerrarme de nuevo en mi cuarto. Cómo podía hacerle entender que prefería pasar las tardes de domingo con Anais Nin, Hesse o Salinger, en lugar de quedarme en soporíferas reuniones familiares donde se hablaba de todo menos de libros. Por eso, y por algunas cosas más que no vienen al cuento yo era la rara de la familia.

Un día, quizá animada por alguna idea de mis amigos, comencé a salir a la calle. Mi madre respiró profundamente, por fin encontraría a un hombre que me hiciera entrar en razones. Sin embargo, encontré a una mujer, y mi madre, alzando las manos al cielo y abriendo mucho la boca, cayó desplomada sobre su cuerpo. Cuando se recuperó, después de algunas intermitentes y breves recaídas, mi madre le echó la culpa de todo a mis nuevos amigos. En cierta manera así era, las madres siempre son un pozo de sabiduría. Porque, en qué medida no habían influido ellos en mi vida. Miré en las estanterías de mi cuarto: allí estaban Monserrat Roig, Esther Tusquet, Peri Rossi, Virginia Wolf, Collete. Culpables, culpables, culpables les grité.

Alguna de ellas, creo que fue Cristina, me guiño un ojo desde la estantería. No obstante mi madre empezó a mirarles con ojeriza, y repetía cada vez con más ahínco, te quedarás sola, sola, sola. Pero a mi no me importaba, porque estaba disfrutando del primer amor de la mano de Cortazar, Pessoa, Borges, Duras.

Pero un día morí, fue una tarde de mayo, mi cuerpo se quedó con la misma piel pero por dentro todo se pudrió como un animal abierto en canal bajo el sol. Aún no recuerdo porqué, solo que fui una loba errante aullando por los caminos durante mucho tiempo. Vagaba como un alma en pena, intentando descubrir las causas de la perdida de mi amor. Me acompañaban Pizarnik, Pessoa, Isidore, Lautréamont, y tantos otros que vinieron a mi propio cortejo fúnebre.

Al cabo de unos años tuve que volver para el entierro de mi madre. Su cuerpo estaba tendido en un ataúd blanco. La mire desde mi altura y sentí lástima por ella, a fin de cuentas toda su vida había estado sola. Toda la familia, sin embargo, estaba allí, llorando la desaparición de su cuerpo. Como yo hacía tiempo que estaba muerta no entendí tanto revuelo, y me retiré a su cuarto para descansar un poco de tan largo viaje. En la habitación de mi madre, que aún guardaba su aroma, descubrí, sobre su mesa de noche, un libro que me había pertenecido alguna vez. Entonces pude llorar en silencio, mi madre, también había estado buscando viejos amigos en mi ausencia.

13 comentarios:

dintel dijo...

Brutal! Me ha encantado.

Ico dijo...

Me alegro mucho, sólo hago lo que me gusta escribir, escribir, escribir, esperando que le guste a quien me lee. Desde hace un mes que comencé este blog no paro, antes en los recleos de clase, en la espera del médico, en la cola del ayuntamiento leía. Ahora soy la loca que escribe frenéticamente. Espero tu encargo.
Saludos

sempiterna dijo...

Es precioso, Ico. Cargado de sentimientos y a la vez con esas referencias de los amigos... un final lindísimo. Me encanta, enhorabuena. Beso.

Anónimo dijo...

Que hijo de su madre no se siente identificado con este relato.No es fácil ser madre y menos perfecta por eso no se ha creado ninguna asignatuaa en el colegio respecto a como ser el mejor padre porque realmente no se sabe puedes ser permisivo, autoritario no sabes como actuar y que será lo mejor y no creo en el refrán que dice: " de tal palo tal astilla" porque nacemos y nos convertimos en uno mismo e irrepetible.
Ese lobo-a que nos acompaña el los altibajos de la vida (depresión) pero cuando sales de ella más fuerte te hace todavía . Sólos estamos al nacer y la soledad nos dará la mano al fallecer será nuestra guia que nos acompañe a la manzana prohibida. Me gustaría que escribieras algo sobre la soledad para quitarle el hierro ya que este refrán si me gusta " más vale estar solo que mal acompañado"

Ico dijo...

Es cierto, no es fácil ser madre, ni hija rara tampoco...jee...jee. Bueno, sobre la soledad, intentaré pensar algo con respecto a eso a ver qué sale. Saludos

Anónimo dijo...

Una bomba calorica, me he quedado llena.
Con escasas letras he comprendido a esa niña "rara", rara gracias a sus amigos clandestinos todo un cliche cultural.El surrealismo que utilizas suaviza esos matices duros con su madre.
La mire desde mi altura...arrogante tal vez?
La soledad de las mujeres inquientas y la soledad de la mujer resignada, abierto el debate.
Ico,sigue escribiendo, te leemos tus amigos clandestinos.
Pensare en otro titulo.....saludos MITOCONDRIA

Anónimo dijo...

Son munchas las cosas que tengo que agradecerte, y muchas las cosas por las que me siento afortunada. Cuando el proyecto de tu blog comenzo no hace mucho me senti bien, porque sabia que todas esas historias clandesitnas que estan dentro de ti estaban luchando por salir, por lver la luz... Ha sido todo un acierto. A ti tengo que agradecerte que poco a poco me vayas contangiando en ese vicio de la lectura. Que suerte la mia....
Estoy desayunando para ir a trabajar, tu duermes, y yo pensando, imaginando, como tu sabes, y se me ocurrio, algo he visto, y se me ocurrio, te lanzo mi titulo para que una vez mas me sorprendas... "Baño de amor por encargo". xx

Ico dijo...

Ufff.. qué dificil. La verdad que cada vez me lo ponen más dificil. Así de entrada me parece un reto. Me pondré a ello en cuanto pueda darle forma a ese título y me sugiera alguna idea. Estoy aún con el encargo anterior sobre la soledad. Gracias a ti por leerme, solo un mes y pico y tanta gente...no sé, gracias a todos los que me animan a seguir, pero repito, no tiene ningun valor porque solo hago lo que me gusta.

sempiterna dijo...

Pero lo tiene, Ico. Parece que todos pensamos lo mismo según el lado del blog en el que estemos. Que lo escribimos, no lo tiene; que lo leemos, lo tiene. Así que, pensemos que escribirlos no nos cuesta pero leerlos nos aporta muchísimo... es una sensación maravillosa. Ánimo de otra recién iniciada en esto de los blogs que ha descubierto que le encanta. Beso.

Anónimo dijo...

Al leer está historia he sentido un estremecimiento que sacudía todo mi ser, a sido como volver a escuchar esas palabras, vivir de nuevo algunos momentos ya casi desdibujados por el tiempo. Todas las madres tendemos a enfocar nuestros miedos en los hijos. Somos seres individuales con frustraciones que en nuestra ida desesperada buscamos desesperadamente a que sujetarnos.

Anónimo dijo...

Muy bueno el final, enternecedor si llegar a ser cursi. También me ha encantado.

Anónimo dijo...

mi madre se encargo de endulzarme los labios con un amargo veneno compuesto de chantaje y miedo.Hoy mirando atras me arrepiento de no haber tenido el valor de poner mar por medio,de esa casa solo podia salir casada mientras otros son valientes y toman las riendas de su propia vida.Debo agradecerle la vida pero no por ello dejar que un fuego abrazador me invada de rencores y frustaciones , por eso querida chiflada todos tendremos nuestras neuras y si por ello me he ganado parte del infierno alli nos veremos.

Ico dijo...

¿ Y quien te dice que yo estaré allí? ja..ja.. sólo si es más divertido que el cielo pienso ir. En serio, el rencor es una loza muy pesada para llevarla una sola persona... hay que deshacerse de los fardos y seguir.. que queda vida por vivir aún..